EDUCACIÓN PARA LA
SUMISIÓN O PARA LA EMANCIPCIÓN.
POR: MSC. JOSÉ
ISRAEL VENTURA
BREVE
INTRODUCCIÓN.
El objetivo
central de este ensayo es demostrar que no existe un solo tipo de educación, que existen al menos dos fundamentales: una educación
para el sometimiento, la dominación y la
alienación o enajenación y la opresión y una educación para la emancipación, para la
liberación, para recobrar nuestra verdadera esencia, para conocernos más a
nosotros mismos en síntesis para educarnos.
Se tiene la tendencia
bastante generalizada por cierto de hablar de educación en general sin embargo,
dicha educación no existe, pues lo que existe es la educación en concreto. Hablamos de educación para transformar, para
liberar o se habla de educación para la opresión, para la inconciencia y la enajenación.
El otro gran
objetivo es demostrar que al haber dos tipos de educación bien definidos no
puede haber neutralidad ni apoliticidad de la misma, pues cualquier opción que
tomemos al momento del acto educativo ambas tienen connotaciones y expresan
intereses de clase distintos. En ese
sentido educar es tomar una opción. Por los más débiles o por los más fuertes.
DESARROLLO.
A lo largo de la
historia de la humanidad las clases dominantes han utilizado la educación como
instrumento político e ideológico para someter a los pueblos. La educación ha sido
una las mejores aliadas junto con la religión, para mantener un control político,
social, cultural y la opresión de las masas de la sociedad.
Cuando hablamos
de educación tenemos la tendencia a hablar de manera general, pareciera que
toda la educación es igual o que nos beneficia a todos. Sin embargo, existe un
tipo de educación que su finalidad no es
llevar luz al ser humano sino sombras, falsedades, mentiras y beneficiar a
determinadas clases sociales. El sistema educativo como tal posee una dinámica
propia que conduce a la dominación de la conciencia, con el propósito de
consolidar el poder hegemónico de las clases dominantes.
De modo que, queda
muy claro que la educación como fenómeno económico,
político, cultural, e ideológico responde a dos proyectos históricos de
sociedad distintos: una educación que
busca el sometimiento, la dominación, la
opresión y la cosificación del hombre.
En consecuencia, Se
habla de una educación que nos esconde la verdad, que reproduce la mentira, que nos
corrompe la conciencia, que nos embota
el pensamiento, que busca conservar el “establishment”; esa educación que nos
aliena o nos enajena, que nos hace perder nuestra verdadera esencia, que nos
transforma en seres desconocidos los unos a los otros. Esa educación es
perversa ya que arrastra al hombre a llevar una vida de animal como cualquier bestia de carga, de esclavitud en la que la
única razón de nuestra existencia es: comer, dormir y procrear.
Es un modelo
educativo, basado en el miedo, en el temor, en la amenaza, en el que dirán,
coarta la libertad del pensamiento libre, e impide liberarse de prejuicios; es
un modelo que mantiene secuestrado el conocimiento, y lo poco que baja a los clases desposeídas
llega filtrado o como dicen colado, fragmentado de tal manera que únicamente
sirve para asegurar el dominio de las
clases poderosas.
Las formas
teóricas--científicas, las metodologías y técnicas que acompañan y han
acompañado a este tipo de educación han sido y siguen siendo
muchas, pero dentro de las cuales se
destacan: Fragmentar los contenidos, adaptar a los educandos a patrones
establecidos, crear sistemas educativos y de evaluación represivos, utilizar la
evaluación como instrumento de control social,
impedir el acceso a la educación a grandes masas de la población,
adoctrinar a los sujetos de la educación, transformarlos en personas
dogmáticas, indiferentes, apáticas, crear una educación para la chusma y otra
para las elites pudientes, educar a unos para obedecer y a otros para mandar,
preparar a unos para ser explotados y otros para ser explotadores, presentarnos la tecnología como el paradigma adecuado para
el desarrollo del bienestar, estructurar currículos sobre la base de un
paradigma por competencias en las que se
desarrollan habilidades técnicas que favorecen al aparato productivo capitalista pero no a una educación para la
emancipación del hombres.
Estas son algunas de las tantas estrategias
que las clases opresoras siguen para ejercer un dominio sobre la sociedad. Pero que por su nivel abstracto como se
presentan resulta difícil de detectar.
Por lo general
este tipo de educación promovida en todos sus ámbitos ya sea religiosa,
política, cultural, técnica, científica, tecnológica e incluso familiar.
Bajo esta concepción de educación se aliena a
las personas, se enajena y se cosifican. En ese sentido Carl Marx afirmaba que”
la historia de la humanidad es una historia creciente del hombre y, al mismo
tiempo, de su creciente enajenación. Su concepto del socialismo es la
emancipación de la enajenación, la vuelta del hombre a sí mismo, su
autorrealización” (Erich Fromm. Marx y su concepto de hombre. P.55)
Erich Fromm, en
su libro la condición humana actual se formula una pregunta ¿Qué clase de
hombre requiere por lo tanto nuestra sociedad para poder funcionar bien? “
Se necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos
numerosos, que deseen consumir más y más, cuyos
gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Necita hombres que se sientan
libres e independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad o principio conciencia moral y que no obstante, estén dispuestos a
ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la maquina social;
hombres que puedan ser guiados sin
fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar en
noviecito, de funcionar de avanzar. El industrialismo moderno ha tenido éxito
en la producción de esta clase de
hombre: es el autómata, el hombre enajenado” (Erich Fromm. La condición Humana actual. P. 11
y 12)
En este sentido la
educación está y ha estado al servicio
de la formación de este tipo de hombre, autómata, mecanizado e indiferente a
los problemas que padecen la humanidad
y no digamos la sociedad a la que
pertenece como ciudadano. Por lo tanto, la educación la en vez de ser un
instrumento de liberación de las clases
oprimidas las clases dominantes la ha transformado en un medio para domesticar
y hacer hombres y mujeres frágiles, dóciles, despersonalizados y
deshumanizados. Es una educación que nos arrastra a vivir una vida sin valores,
superflua, light, sin contenido y vacía.
Estamos pues
viviendo en una sociedad “dizque moderna”, creando ciudadanos hombres mujeres y
profesionales, alienados, dóciles, subordinados, dependientes, sumisos,
acríticos, obedientes, conformistas e indiferentes ante los graves problemas
que agobian a la humanidad entera y particularmente de su propia sociedad.
Por consiguiente,
vivimos en una creciente enajenación y cosificación del hombre. Erich Fromm, en
su libro en el concepto de hombre de Marx sostiene que: “la enajenación o
alienación conduce a la perversión de todos los valores. Al hacer de la
economía y sus valores _la ganancia_, el
trabajo, el ahorro y la sobriedad” el fin supremo en la vida, el hombre no desarrolla
los valores verdaderamente
morales, la conciencia, la virtud” (Ibíd. 65); de modo que en una sociedad como
la capitalista en la que todo se transforma en mercancía, y todo tiene un valor de cambio los demás
aspectos de la vida salen sobrando; al
hombre y la mujer se le ve nada más como
una pieza del aparato productivo, como
un elemento útil mientras conserva su juventud, una vez pasen los años mozos,
será un sujeto lanzado al cesto de la basura. Vivimos pues, como nos decía el
gran escritor Uruguayo Eduardo Galeano, en la “cultura del desecho”.
Por otro lado, el
sistema educativo en casi todas las sociedades Latinoamericanas está sustentado
en primer lugar, en el sometimiento directo
de la escuela a la razón técnica e instrumental de la economía. En
consecuencia, son los organismos internacionales (BID, FMI, BM Y OMC) los que
determinan el tipo de educación y el perfil de ciudadano y profesional que hay
que formar. En este sentido,
los profesionales son nada más piezas fundamentales del engranaje productivo
que sirve de manera inexorable a los intereses económicos, políticos e
ideológicos del gran capital.
Por otro lado,
la educación que se nos brinda es libresca, se cree que la realidad está en los
libros, que sólo basta con repetirlos para tener una visión de la realidad, como
señala Paulo Freire “los estudiantes son excluidos de la búsqueda, de la actividad del rigor.
Las respuestas le son dadas para que las memoricen. El conocimiento les es dado
como un cadáver de información –un
cuerpo muerto de conocimiento—y no como una conexión viva de la realidad de cada uno de ellos. Hora tras hora, año
tras año, el conocimiento no pasa de ser
una tarea impuesta a los estudiantes por voz monótona de un programa oficial” (Paulo Freire. E Ira
Shor. Miedo y osadía. P. 21)
La
educación impartida desde esta metodología de la educación mata la creatividad, la cultura critica, la imaginación, el desarrollo del pensamiento
lógico, se le apuesta mucho a la tecnología, al internet; es una educación para
formar autómatas, robot, se cree que entre mejor dotadas están las
instituciones de tecnología digital, son de mejor calidad, pero mantienen a su personal docente mecanizado
atrasado del conocimiento de sí mismos y
de su propia realidad.
Es una educación
para el conformismo, para el fatalismo, la desesperanza, la apatía, la
impotencia, la dependencia e inferioridad, para perpetuar el sistema de
dominación.
Todas las características antes mencionadas
no se aprenden de la noche a la mañana, sino que son el resultado de un largo
proceso de socialización en el que lentamente se van asimilando por diferentes
vías.
Por otra parte, el educador que también juega un papel importante en el
proceso de socialización se comporta simplemente como un dictador de clases, acrítico y sin
compromiso; su trabajo lo realiza nada más por el mísero salario que le pagan,
para vivir el día a día, pero carece de
aspiraciones, sueños y es presa fácil de la manipulación de los medios de
comunicación, el consumismo y la enajenación, para la mayoría de esos
profesionales el mundo está bien, la sociedad está perfecta, por lo tanto, las
cosas hay que dejarlas como están.
Decía el Dr.
Ernesto Guevara (Che) “la sociedad es una gran escuela, pero no puede ser la
antesala de un adulto conformista, coerciendo, triste vida, enajenado por el
trabajo, alienado como ser, que rara vez alimenta su alma, y que no se emancipa
y se mantiene en la Jaula de hierro planteada por Max Weber” (Texto inédito).
La otra educación sirve al hombre para la emancipación, es decir, para que el
hombre recobre su verdadera esencia, su
propia identidad, su racionalidad en el buen sentido del término no el racionalismo
instrumental desarrollado por la ciencia y la técnica burguesa. La educación
para la liberación como diría Paulo Freire, debe llevar al educando a que
exprese su palabra, a que diga su mundo, como lo siente, como lo vive debe ser
una educación para pensar y pensarse.
Como se ha podido
demostrar atreves de estas breves líneas, no existe una sola educación sino al
menos dos y ambas poseen una concepción del mundo y unos determinados intereses
que defienden. En ese sentido el educador o educadora debe tomar una opción al
momento del acto educativo y no ir por el mundo académico esgrimiendo
neutralidad y apoliticidad.
¿NEUTRALIDAD DE
LA EDUCACIÓN?
Las clases
dominantes siempre nos han vendido la idea de una educación neutral,
incontaminada y aséptica sin embargo, la práctica desmiente tal
aseveración y demuestra que nada en la
vida es neutral, que desde la más simple opinión está impregnada de nuestros
valores, nuestras creencias y nuestra concepción del mundo. En este sentido
Paulo Freire sostiene que: “" la educación nunca pueda ser neutra, puede
estar tanto al servicio de la decisión, de la transformación del mundo, de la
inserción crítica en él, como al servicio de la inmovilización, de la
permanencia de las estructuras injustas, de las acomodaciones de los seres
humanos a la realidad, considerada intocable” (Paulo Freire. blogs.zemos98.org › jochimet › reflexiones-sobre-el-pensam.).
Por su parte, el
sacerdote jesuita, Segundo Montes, uno de los mártires de la UCA, planteaba que: “Si nada en la sociedad y en la vida
humana es neutro sino que es político la ciencia no puede dejar de serlo” de
manera que, si la educación es un fenómeno social y parte de la superestructura en ningún
momento podrá ser neutral, aquí ni en ninguna parte del planeta. La educación
al igual que la Ciencia, la técnica, la
tecnología y los demás fenómenos
sociales son políticos y por lo tanto defienden intereses de unas clases
determinadas. En ese mismo orden de ideas Francisco Gutiérrez en su excelente
libro la educación como praxis política nos plantea que: “La escuela es la
institución social que, por su naturaleza, sus funciones y estructura, cumple
como ninguna otra con objetivos políticos. El sistema escolar, de cualquier
sociedad, es el reflejo fiel de la política e ideología de los grupos
gobernantes o de los partidos políticos en el poder.” (Francisco Gutiérrez.
Educación como Praxis política. P.17). Como bien sabemos que educar es
socializar, preparar un perfil de hombre para una sociedad determinada, ya sea
que esta esté consolidada o esté en embrión; pero siempre se educa para una
sociedad concreta.
Por eso todo
educador o educadora debe durante el proceso educativo debe de hacerse las
siguientes preguntas: “¿A favor de quien educo? de la gente más pobre y
excluida en todo el sentido de la palabra: de los que no tienen oportunidades
para tener una vida digna; que quieren pero no pueden vivir mejor con mejores
posibilidades. ¿A favor de qué educo? de la justicia, la dignidad, derechos
humanos, de tal manera que nadie pueda
ser excluido o empobrecido” (Carlos Aldana. Pedagogía para nuestro tiempo.
p.124 y 125). De ahí que aunque alguien se declare neutral políticamente desde
ese momento ha asumido una posición política aunque él o ella no se den cuenta.
Siguiendo el
pensamiento de Francisco Gutiérrez este plantea que: “la escuela hace política no sólo
por lo que dice sino también por lo que calla; no sólo por lo que hace sino por lo que no hace. Callar lo que debe
ser proclamado a los cuatro vientos es
una de las formas políticas
más frecuentes en los que tienen “la sartén por el mango” es hacer
política hipócritamente” (Ibid.p25). La
política es una práctica totalizadora y diaria que impregna y matiza
todo cuanto hacemos. Todos --cada
uno en su trabajo -- hacemos
política permanentemente, el educador la
hace de una manera privilegiada, ya que el Estado pone a sus órdenes un determinado número de futuros
ciudadanos para que los “ socialice”, es decir, para que los politice.
(Ibid).
Contra la
pedagogía idealista y funcionalista hemos de admitir que la educación no puede ni debe limitarse a
actualizar y desarrollar los dones naturales, que en germen se encuentran en el niño y en el joven, de parecida manera a como el arbolito está
contenido en la semilla. Esta actividad educativa carece de significado y es inoperante. Es imposible que si se le separa
del proyecto político por el
que se busca el desarrollo global del
país. (Ibid.27).
Para ir
concluyendo este breve ensayo, diremos cualquier modelo educativo reproduce la
cultura de la sociedad que lo creó.
De acuerdo con la concepción de
desarrollo que se asuma se asume al mismo tiempo una opción política e
ideológica que estará presente en los
objetivos y fines que se persiguen.
Creer que la
educación está libre de una concepción política e ideológica impuesta por la
forma de vivir en un modelo de sociedad como la capitalista, es una actitud ingenua y hasta cierto punto
poco informado.
Empero
hay personas que machaconamente pretenden hacernos creer con frases como esta: “cada quien ve la
realidad de acuerdo el cristal con que se vea” o como dicen algunos otros “cada
cabeza es un mundo y cada loco con sus tema” pero lo que en realidad pretenden
es manipular las conciencia y mediatizar cualquier intento de pensar diferente.
Sabemos por experiencia que la Sociedad capitalista se rige por las leyes del
mercado, por lo tanto, mantienen una posición política e ideológica en
consonancia con los intereses económicos que defienden. De ahí que cualquier
transformación en el campo educativo o
en cualquier otro estará presente
los interese económico, político e ideológico de las clases dominantes. Una
pregunta que debemos de hacerlos es: ¿Quiénes estructuran los curriculas de los
sistemas educativos en nuestro país? ¿Los profesores? ¿Los alumnos? ¿Los padres
de familia? ¿Los expertos? Claro
son los expertos, pero no los pedagogos del país, los expertos
técnicos del BM, FMI, BID y la PMC.
Y ¿Qué intereses económicos, políticos e
ideológicos representan? Ellos como asalariados de estos organismos no pueden
defender otros intereses que no sean los de dichas instituciones.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario