domingo, 29 de noviembre de 2020

 

EDUCACIÓN PARA LA SUMISIÓN O PARA LA EMANCIPCIÓN.

POR: MSC. JOSÉ ISRAEL VENTURA

BREVE INTRODUCCIÓN.

El objetivo central de este ensayo es demostrar que no existe un solo  tipo de educación,  que existen al menos dos fundamentales: una educación para el sometimiento, la dominación  y la alienación  o enajenación  y la opresión y una  educación para la emancipación, para la liberación, para recobrar nuestra verdadera esencia, para conocernos más a nosotros mismos en síntesis para educarnos.

Se tiene la tendencia bastante generalizada por cierto de hablar de educación en general sin embargo, dicha educación no existe, pues lo que existe es la educación en concreto.  Hablamos de educación para transformar, para liberar o se habla de educación para la opresión, para la inconciencia  y la enajenación.

El otro gran objetivo es demostrar que al haber dos tipos de educación bien definidos no puede haber neutralidad ni apoliticidad de la misma, pues cualquier opción que tomemos al momento del acto educativo ambas tienen connotaciones y expresan intereses  de clase distintos. En ese sentido educar es tomar una opción. Por los más débiles o por los más fuertes.

DESARROLLO.

A lo largo de la historia de la humanidad las clases dominantes han utilizado la educación   como instrumento político e ideológico para someter a los pueblos. La educación ha sido una las mejores aliadas junto con la religión, para mantener un control político, social, cultural y la opresión de las masas de la sociedad.

Cuando hablamos de educación tenemos la tendencia a hablar de manera general, pareciera que toda la educación es igual o que nos beneficia a todos. Sin embargo, existe un tipo de educación que su finalidad  no es llevar luz al ser humano sino sombras, falsedades, mentiras y beneficiar a determinadas clases sociales. El sistema educativo como tal posee una dinámica propia que conduce a la dominación de la conciencia, con el propósito de consolidar el poder hegemónico de las clases dominantes.

De modo que, queda muy  claro  que la educación como fenómeno económico, político,  cultural, e ideológico  responde a dos proyectos históricos de sociedad  distintos: una educación que busca  el sometimiento, la dominación, la opresión y  la cosificación del hombre.  

En consecuencia, Se habla de una educación que nos esconde  la verdad, que reproduce la mentira, que nos corrompe la conciencia,  que nos embota el pensamiento, que busca conservar el “establishment”; esa educación que nos aliena o nos enajena, que nos hace perder nuestra verdadera esencia, que nos transforma en seres desconocidos los unos a los otros. Esa educación es perversa ya que arrastra al hombre a llevar una vida  de  animal como cualquier bestia de carga,  de esclavitud en la  que la  única razón de  nuestra  existencia es: comer, dormir y procrear.

Es un modelo educativo, basado en el miedo, en el temor, en la amenaza, en el que dirán, coarta la libertad del pensamiento libre, e impide liberarse de prejuicios; es un modelo que mantiene secuestrado el conocimiento,  y lo poco que baja a los clases desposeídas llega filtrado o como dicen colado, fragmentado de tal manera que únicamente sirve para asegurar el dominio  de las clases poderosas.

Las formas teóricas--científicas, las metodologías y técnicas que acompañan y han acompañado  a este tipo de  educación han sido y siguen siendo muchas,  pero dentro de las cuales se destacan: Fragmentar los contenidos, adaptar a los educandos a patrones establecidos, crear sistemas educativos  y de evaluación represivos, utilizar la evaluación como instrumento de control social,  impedir el acceso a la educación a grandes masas de la población, adoctrinar a los sujetos de la educación, transformarlos en personas dogmáticas, indiferentes, apáticas, crear una educación para la chusma y otra para las elites pudientes, educar a unos para obedecer y a otros para mandar, preparar a unos para ser explotados y otros para  ser explotadores, presentarnos  la tecnología como el paradigma adecuado para el desarrollo del bienestar, estructurar currículos sobre la base de un paradigma por competencias en las que  se desarrollan habilidades técnicas que favorecen al aparato productivo  capitalista pero no a una educación para la emancipación del hombres.

 Estas son algunas de las tantas estrategias que las clases opresoras siguen para ejercer un dominio sobre la sociedad.  Pero que por su nivel abstracto como se presentan resulta difícil de detectar.

Por lo general este tipo de educación promovida en todos sus ámbitos ya sea religiosa, política, cultural, técnica, científica, tecnológica e incluso familiar.

 Bajo esta concepción de educación se aliena a las personas, se enajena y se cosifican. En ese sentido Carl Marx afirmaba que” la historia de la humanidad es una historia creciente del hombre y, al mismo tiempo, de su creciente enajenación. Su concepto del socialismo es la emancipación de la enajenación, la vuelta del hombre a sí mismo, su autorrealización” (Erich Fromm. Marx y su concepto de hombre. P.55)

Erich Fromm, en su libro la condición humana actual se formula una pregunta ¿Qué clase de hombre requiere por lo tanto nuestra sociedad para poder funcionar bien? 

Se necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, cuyos  gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos  y anticipados. Necita hombres que se sientan libres e independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad  o principio conciencia  moral y que no obstante, estén dispuestos a ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la maquina social; hombres que puedan ser guiados  sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar en noviecito, de funcionar de avanzar. El industrialismo moderno ha tenido éxito en la producción  de esta clase de hombre: es el autómata, el hombre enajenado”  (Erich Fromm. La condición Humana actual. P. 11 y 12)

En este sentido la educación está  y ha estado al servicio de la formación de este tipo de hombre, autómata, mecanizado e indiferente a los problemas que padecen la humanidad   y no digamos  la sociedad a la que pertenece como ciudadano. Por lo tanto, la educación la en vez de ser un instrumento de liberación  de las clases oprimidas las clases dominantes la ha transformado en un medio para domesticar y hacer hombres y mujeres frágiles, dóciles, despersonalizados y deshumanizados. Es una educación que nos arrastra a vivir una vida sin valores, superflua, light, sin contenido y  vacía.

Estamos pues viviendo en una sociedad “dizque moderna”, creando ciudadanos hombres mujeres y profesionales, alienados, dóciles, subordinados, dependientes, sumisos, acríticos, obedientes, conformistas e indiferentes ante los graves problemas que agobian a la humanidad entera y particularmente de su propia sociedad.

Por consiguiente, vivimos en una creciente enajenación y cosificación del hombre. Erich Fromm, en su libro en el concepto de hombre de Marx sostiene que: “la enajenación o alienación conduce a la perversión de todos los valores. Al hacer de la economía  y sus valores _la ganancia_, el trabajo, el ahorro y la sobriedad” el fin supremo en la vida, el hombre  no desarrolla  los valores  verdaderamente morales, la conciencia, la virtud” (Ibíd. 65); de modo que en una sociedad como la capitalista en la que todo se transforma en mercancía,  y todo tiene un valor de cambio los demás aspectos  de la vida salen sobrando; al hombre y la mujer  se le ve nada más como una pieza del aparato productivo,  como un elemento útil mientras conserva su juventud, una vez pasen los años mozos, será un sujeto lanzado al cesto de la basura. Vivimos pues, como nos decía el gran escritor Uruguayo Eduardo Galeano, en la “cultura del desecho”.

Por otro lado, el sistema educativo en casi todas las sociedades Latinoamericanas está sustentado en primer lugar, en el sometimiento directo   de la escuela a la razón técnica e instrumental de la economía. En consecuencia, son los organismos internacionales (BID, FMI, BM Y OMC) los que determinan el tipo de educación y el perfil de ciudadano y profesional que hay que formar. En este sentido, los profesionales son nada más piezas fundamentales del engranaje productivo que sirve de manera inexorable a los intereses económicos, políticos e ideológicos del gran capital.

Por otro lado, la  educación que se nos brinda es  libresca, se cree que la realidad está en los libros, que sólo basta con repetirlos para tener una visión de la realidad, como señala Paulo Freire “los estudiantes son excluidos  de la búsqueda, de la actividad del rigor. Las respuestas le son dadas para que las memoricen. El conocimiento les es dado como un cadáver  de información –un cuerpo muerto de conocimiento—y no como una conexión  viva de la realidad  de cada uno de ellos. Hora tras hora, año tras año, el conocimiento no pasa  de ser una tarea impuesta a los estudiantes por voz monótona  de un programa oficial” (Paulo Freire. E Ira Shor. Miedo  y osadía. P. 21)

  La educación impartida desde esta metodología de la educación mata  la creatividad, la cultura critica,  la imaginación, el desarrollo del pensamiento lógico, se le apuesta mucho a la tecnología, al internet; es una educación para formar autómatas, robot, se cree que entre mejor dotadas están las instituciones de tecnología digital, son de mejor calidad, pero  mantienen a su personal docente mecanizado atrasado del conocimiento  de sí mismos y  de su propia realidad.

Es una educación para el conformismo, para el fatalismo, la desesperanza, la apatía, la impotencia, la dependencia e inferioridad, para perpetuar el sistema de dominación.

Todas las características antes mencionadas no se aprenden de la noche a la mañana, sino que son el resultado de un largo proceso de socialización en el que  lentamente se van asimilando por diferentes vías.

 Por otra parte,  el educador  que también juega un papel importante en el proceso de socialización se comporta  simplemente  como un dictador de clases, acrítico y sin compromiso; su trabajo lo realiza nada más por el mísero salario que le pagan, para vivir el día a día,  pero carece de aspiraciones, sueños y es presa fácil de la manipulación de los medios de comunicación, el consumismo y la enajenación, para la mayoría de esos profesionales el mundo está bien, la sociedad está perfecta, por lo tanto, las cosas hay que dejarlas como están.

Decía el Dr. Ernesto Guevara (Che) “la sociedad es una gran escuela, pero no puede ser la antesala de un adulto conformista, coerciendo, triste vida, enajenado por el trabajo, alienado como ser, que rara vez alimenta su alma, y que no se emancipa y se mantiene en la Jaula de hierro planteada por Max Weber” (Texto inédito).

 La otra educación sirve al hombre  para la emancipación, es decir, para que el hombre recobre su verdadera esencia,  su propia identidad, su racionalidad en el buen sentido del término no el racionalismo instrumental desarrollado por la ciencia y la técnica burguesa. La educación para la liberación como diría Paulo Freire, debe llevar al educando a que exprese su palabra, a que diga su mundo, como lo siente, como lo vive debe ser una educación para pensar y pensarse.

Como se ha podido demostrar atreves de estas breves líneas, no existe una sola educación sino al menos dos y ambas poseen una concepción del mundo y unos determinados intereses que defienden. En ese sentido el educador o educadora debe tomar una opción al momento del acto educativo y no ir por el mundo académico esgrimiendo neutralidad y apoliticidad.

¿NEUTRALIDAD DE LA EDUCACIÓN?

Las clases dominantes siempre nos han vendido la idea de una educación neutral, incontaminada y aséptica sin embargo, la práctica desmiente tal aseveración  y demuestra que nada en la vida es neutral, que desde la más simple opinión está impregnada de nuestros valores, nuestras creencias y nuestra concepción del mundo. En este sentido Paulo Freire sostiene que: “" la educación nunca pueda ser neutra, puede estar tanto al servicio de la decisión, de la transformación del mundo, de la inserción crítica en él, como al servicio de la inmovilización, de la permanencia de las estructuras injustas, de las acomodaciones de los seres humanos a la realidad, considerada intocable” (Paulo Freire. blogs.zemos98.org › jochimet ›  reflexiones-sobre-el-pensam.).

Por su parte, el sacerdote jesuita, Segundo Montes, uno de los mártires de la UCA, planteaba  que: “Si nada en la sociedad y en la vida humana es neutro sino que es político la ciencia no puede dejar de serlo” de manera que, si la educación es un fenómeno social  y parte de la superestructura en ningún momento podrá ser neutral, aquí ni en ninguna parte del planeta. La educación al igual que la Ciencia, la técnica,  la tecnología  y los demás fenómenos sociales son políticos y por lo tanto defienden intereses de unas clases determinadas. En ese mismo orden de ideas Francisco Gutiérrez en su excelente libro la educación como praxis política nos plantea que: “La escuela es la institución social que, por su naturaleza, sus funciones y estructura, cumple como ninguna otra con objetivos políticos. El sistema escolar, de cualquier sociedad, es el reflejo fiel de la política e ideología de los grupos gobernantes o de los partidos políticos en el poder.” (Francisco Gutiérrez. Educación como Praxis política. P.17). Como bien sabemos que educar es socializar, preparar un perfil de hombre para una sociedad determinada, ya sea que esta esté consolidada o esté en embrión; pero siempre se educa para una sociedad concreta.

Por eso todo educador o educadora debe durante el proceso educativo debe de hacerse las siguientes preguntas: “¿A favor de quien educo? de la gente más pobre y excluida en todo el sentido de la palabra: de los que no tienen oportunidades para tener una vida digna; que quieren pero no pueden vivir mejor con mejores posibilidades. ¿A favor de qué educo? de la justicia, la dignidad, derechos humanos, de tal manera que nadie  pueda ser excluido o empobrecido” (Carlos Aldana. Pedagogía para nuestro tiempo. p.124 y 125). De ahí que aunque alguien se declare neutral políticamente desde ese momento ha asumido una posición política aunque él o ella no se den cuenta.

Siguiendo el pensamiento de Francisco Gutiérrez este  plantea que: “la escuela hace política no sólo por lo que dice sino también por lo que calla; no sólo por lo que hace  sino por lo que no hace. Callar lo que debe ser proclamado a los cuatro vientos  es una  de las formas  políticas  más frecuentes en los que tienen “la sartén por el mango” es hacer política  hipócritamente” (Ibid.p25). La política es una práctica totalizadora y diaria que impregna  y matiza  todo cuanto hacemos. Todos  --cada uno en su trabajo --  hacemos política  permanentemente, el educador la hace  de una manera privilegiada,  ya que el Estado  pone a sus órdenes  un determinado número  de futuros  ciudadanos para que los “ socialice”, es decir, para que los politice. (Ibid).

Contra la pedagogía idealista y funcionalista hemos de admitir  que la educación no puede ni debe limitarse a actualizar  y desarrollar  los dones naturales, que en germen  se encuentran en el niño y en el joven,  de parecida manera a como el arbolito  está  contenido en la semilla. Esta actividad educativa carece  de significado  y es inoperante. Es imposible que si se le separa  del proyecto político    por el que se busca el desarrollo  global del país. (Ibid.27).

Para ir concluyendo este breve ensayo, diremos cualquier modelo educativo reproduce la cultura de la sociedad que lo creó.

 De acuerdo con la concepción de desarrollo  que se asuma se asume  al mismo tiempo una opción política e ideológica que estará presente  en los objetivos y fines que se persiguen.

Creer que la educación está libre de una concepción política e ideológica impuesta por la forma de vivir en un modelo de sociedad como la capitalista,  es una actitud ingenua y hasta cierto punto poco informado.

 Empero  hay personas que machaconamente pretenden hacernos  creer con frases como esta: “cada quien ve la realidad de acuerdo el cristal con que se vea” o como dicen algunos otros “cada cabeza es un mundo y cada loco con sus tema” pero lo que en realidad pretenden es manipular las conciencia y mediatizar cualquier intento de pensar diferente. Sabemos por experiencia que la Sociedad capitalista se rige por las leyes del mercado, por lo tanto, mantienen una posición política e ideológica en consonancia con los intereses económicos que defienden. De ahí que cualquier transformación  en el campo educativo o en cualquier otro  estará   presente los interese económico, político e ideológico de las clases dominantes. Una pregunta que debemos de hacerlos es: ¿Quiénes estructuran los curriculas de los sistemas educativos en nuestro país? ¿Los profesores? ¿Los alumnos? ¿Los padres de familia?  ¿Los expertos?  Claro  son los expertos, pero no los pedagogos del país, los expertos técnicos  del BM, FMI, BID y la PMC. Y  ¿Qué intereses económicos, políticos e ideológicos representan? Ellos como asalariados de estos organismos no pueden defender otros intereses que no sean los de dichas instituciones.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

 

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