¿POR
QUÉ Y CÓMO UN OBRERO ES EXPLOTADO?
POR:
MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Conviene empezar desde el
principio, pues así se entienden mejor las cosas. Para llegar a ser obrero calificado hay que
comenzar por ser aprendiz. Para poder
leer un libro hay que aprender las primeras letras.
Usted habrá oído decir que la
clase obrera es explotada por los capitalistas.
De repente usted mismo lo dice, aunque no sabe bien por qué ni
cómo. Otros les dirán que eso es una
calumnia de los “comunistas”. Pero, ¿es cierto o no? Y si es cierto ¿cómo se
produce esa explotación?
Para concretar, vamos a suponer
que usted trabaja en una fábrica. Si
usted pertenece a otra categoría de trabajadores la explicación no será muy
diferente, y no le costará entender su propio caso pensando en lo que sucede al obrero fabril. Para concretar más todavía, vamos a suponer
que es una fábrica de calzado; sería lo mismo cualquier otra industria.
¿Cómo es su vida? Usted va a la
fábrica todos los días y trabaja allí 8 horas. Hace zapatos. Los hace con el cuero que le entrega el
patrón, que éste compró con su dinero, para hacer zapatos. Los hace trabajando con máquinas y
herramientas que no son suyas, que son del patrón, que las compró con su
dinero. Al final de la jornada (en
realidad, recién después que trabajó una quincena o un mes) el patrón le paga
un salario por el trabajo que hizo. Ese
salario se paga también, naturalmente, con el dinero del patrón.
O sea, el patrón pagó con su
dinero la materia prima, las máquinas y el salario de los trabajadores con que
se hicieron los zapatos. Si el pagó
todo, parece claro que el producto, los
zapatos, le pertenecen a él. Parece claro.
Sin embargo, los zapatos los hizo usted y sus compañeros, son el fruto de su
trabajo. Si usted no trabajara no habría zaparos, y el dinero con que el patrón
compro el cuero y las máquinas no serviría para nada, quedaría ahí,
improductivo, muerto. Esto se ve bien
claro, cuando hay una huelga; si los obreros no trabajan, el dinero del patrón
no produce beneficios.
Pero miremos un poco más a fondo:
¿de dónde salió el cuero? Parece una pregunta idiota: ¡de la vaca!, se
responderá. Pero en la fábrica de
calzado usted no recibe una vaca, sino cuero.
Cuero que fue sacado a la vaca por
el obrero de las instalaciones industriales, y curtido por los obreros de las curtiembres. Y si vamos más atrás, la propia vaca no
existiría si no hubiera habido peones asalariados que la cuidaron en el campo. En última instancia, la materia prima con que
usted hizo los zapatos es también fruto del trabajo de obreros.
¿Y las máquinas y herramientas?
Fueron construidas por obreros
metalúrgicos que trabajaron el hierro y el acero, que elaboraron obreros
fundidores a partir del mineral de hierro sacado de la mina por obreros
mineros.
Mire
a su alrededor. Verá casas, ómnibus,
muebles, vestidos, calzado y tantas otras cosas. En definitiva, todo eso, absolutamente todo,
es el fruto del trabajo de obreros como usted que trabaja con materias primas
que elaboran otros obreros, con máquinas y herramientas fabricadas por otros
obreros.
Así pues, todo lo que hay a su
alrededor, salvo el aire, los ríos y cosas por el estilo, surgió del trabajo de
obreros. Ya no está tan claro por qué
los zapatos que usted había hecho en la fábrica son del patrón y no suyos. Habrá que mirar las cosas un poco más a
fondo.
¿Su
trabajo y su salario valen lo mismo?
¡Otra vez una pregunta tonta!,
dirá usted. Lo que el patrón paga con el
salario es el trabajo que hago en su fábrica cada día; por lo tanto, valen lo
mismo ese trabajo y el salario con que se paga.
Sin embargo, no sólo la pregunta no es tonta sino que su contestación es
negativa; no vale lo mismo el trabajo que el salario con que se paga. Aquí hay otro “misterio” que se debe aclarar.
Y se lo decimos con franqueza, de antemano: la
aclaración no es tan sencilla, usted va a tener que hacer un esfuerzo para
comprender bien el asunto. Pero estamos
seguros que lo va a entender.
Veamos bien de cerca cómo son en
realidad las cosas. Cuando el patrón lo
contrata para que vaya a trabajar a su fábrica ¿qué es lo que realmente
contrata, por lo cual se compromete a pagar un salario? ¿Contrata el trabajo
que usted va a realizar o lo contrata a usted?
Está claro que lo contrata a usted: los contratos se hacen entre personas
(el patrón o sus representantes, gerente, jefe de personal etc., por una parte
y obreros por otra). No se puede
realizar un contrato entre una persona (el patrón) y una cosa (su trabajo que,
por añadidura, todavía ni siquiera existe, porque sería, en todo caso, el
trabajo que usted va a realizar cuando empiece a ir a la fábrica). Las cosas no pueden celebrar contratos. El contrato verdadero (aunque muchas veces
esto no se dice tan claramente, porque es una cosa tan corriente que no vale la
pena decirla, ni escribirla) es, en realidad, así: yo, patrón, me comprometo a
pagar a usted, obrero, tantos pesos por jornada que usted vaya a trabajar a mi
fábrica; usted, obrero, se compromete a ir todos los días a la fábrica y
trabajar allí ocho horas diaria.
Pueden ayudar a ver más claro en
esto las siguientes consideraciones.
Supongamos que usted aprovecha que el capataz está distraído y “hace
sebo”8 durante una hora; en realidad trabaja siete horas y no ocho, pero, si no
se dan cuenta igual le pagan el mismo salario.
Es decir, el salario paga su compromiso de trabajar, pero no cambia por
el hecho de que usted haya trabajado realmente siete horas y no ocho; no paga
su trabajo. Supongamos, al revés, que el
patrón se “distrae” y hace sonar la sirena de terminación de la jornada unos
minutos más tarde (hace tiempo esto pasaba frecuentemente; ahora es más difícil
por la vigilancia sindical). Usted no
trabajó ocho horas, sino más de ocho (y unos pocos minutos, a lo largo de muchos
días, forman muchas horas de trabajo “de más” que usted hizo); pero el salario
no cambia por eso,
Se dirá que, en ambos casos, se
procedió deshonestamente, porque uno u otro no cumplieron con el compromiso
adquirido en el contrato de trabajo.
Pero mientras el otro no se dé cuenta, como formalmente el contrato se
cumplió, el salario permanece invariable.
En todo caso, está claro que el salario no depende del trabajo que usted
realmente realiza, sino del contrato por el cual usted se comprometió a trabajar
para el patrón.
Resumiendo,
lo que el salario paga no es el trabajo que usted va a realizar, sino su
capacidad para realizarlo, su fuerza de trabajo que usted se compromete a poner
en acción para que el patrón la use, durante ocho horas, en su fábrica.
Ya no esta tan claro que esa fuerza de trabajo valga lo mismo que el
trabajo que ella realiza, ni, por lo tanto, que el salario, que paga aquella,
valga lo mismo que el trabajo. Pero
todavía hacen falta más explicaciones para que la cosa quede del todo clara.
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