EL
CASO DE “ANDY LOVOS” Y LA FALTA DE SOLIDARIDAD DE SUS COMPAÑEROS.
POR: MSc.
JOSÉ ISRAEL VENTURA
En un artículo que escribí hace algunos años
planteaba la siguiente tesis “el fracaso de la educación es el fracaso de la sociedad” pues como sabemos es la sociedad la que en
última instancia recibe dicho producto. En consecuencia, la sociedad no puede funcionar bien sí la educación que se
le proporciona al pueblo es de baja calidad
o es simplemente una burda instrucción para un empleo.
A lo largo de la historia del sistema educativo formal en nuestro
país (1832) las clases poderosas
organizaron el sistema educativo para preparar mano de obra barata, se
empeñaron en formar técnicos, para las fábricas, el comercio y la industria.
Pero jamás se preocuparon en educar, en formar a un ciudadano con valores, morales,
éticos, compañerismo, solidaridad y altruismo.
Es decir, no hay una educación para la vida
sino para el trabajo. De ahí que el sistema educativo prepara hombres y mujeres
para la reproducción de las estructuras injustas, la opresión y la explotación. Es una educación para la
sumisión, para el miedo y para la resignación ante los atropellos de las clases
dominantes. Es una educación para la adaptación al régimen de opresión y la
aceptación dócilmente de las inequidades
que genera el sistema capitalista.
Vivimos en una sociedad pragmática,
utilitaria, deshumanizada, en la que se práctica la concepción maquiavélica en
la que “el fin justifica los medios”. En una sociedad como la nuestra destrozada
por conflictos internos, la envidia, la codicia, la ambición, los intereses de
clase, son factores que nos llevan a asumir comportamientos
insolidarios, faltos de hermandad, compañerismo y humanismo entre nosotros.
El caso del joven Andy Lovos, es un claro
ejemplo de ese tipo de educación que se
está brindando a nuestro país. A los
compañeros de la “Banda El Salvador
Grande como su Gente” no les importó en absoluto al joven ANDY, pudieron más
sus intereses mezquinos, egoístas y
arribistas que la solidaridad con él. Este caso es el mejor ejemplo de esa calidad
de educación que le estamos entregando a
la sociedad. Es una educación perversa y pervertida, alienada y alienante.
Es una educación para el encubrimiento, la
mentira y la corrupción, se les enseña
probablemente desde el hogar y la
escuela a mentir, porque esos son los valores que están recibiendo.
Con este tipo de educación estamos
contribuyendo como decía Tomás Hobbes a
que el “hombre se convierta en el lobo para el hombre”; pero dejemos a un lado
el caso de ANDY y veamos la cuestión más de cerca ¿Qué podemos decir de
muchas generaciones de profesionales corruptos como muchos que en el pasado y hoy en el
presente son funcionarios públicos? que
se han llenado los bolsillos sin importar que miles de personas no tengan
acceso a los servicios de salud, educación, vivienda, empleo digno y seguridad.
Claro que el caso que en estos momentos es el de la “banda de El Salvador
grande como su gente”; pero no hay que olvidar de estos casos hay muchos en todas las
instituciones de gobierno, en las Universidades en las que ya no se puedes pensar un poco diferente al jefe porque
a partir de ahí serás su
enemigo y te hará la vida de cuadritos.
Por
otra parte, la educación que necesita el país no debe estar supeditada a los
intereses económicos de las clases poderosas que dominan el aparato financiero,
la política e ideológicamente a la sociedad, debe ser una educación que responda
a los valores, aspiraciones y sueños de
toda la sociedad. Tiene que ser una educación que contribuya a la
transformación de las estructuras injustas que subyacen en la sociedad nuestra.
Tiene que ser una educación crítica y
liberadora.
No olvidemos esta sentencia de Pitágoras:
“Educa al niño de hoy y no castigarás al
hombre del mañana.”
SAN SALVADOR, 04 DE ENERO DE 2020
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