miércoles, 25 de diciembre de 2019




LA NAVIDAD TIEMPO PARA PENSAR  Y MEDITAR CON LA FAMILIA.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Mis queridos amigos y amigas estamos  a pocas horas  de celebrar el Nacimiento  del niño Jesús,  ese niño que independientemente cual sea su creencia religiosa, política e ideológica   todos llevamos con nosotros. Una fecha muy especial para que todos reflexionemos lo  que se ha hecho bien  y que no.
Para nadie es un secreto que el mundo actual está cambiando, que lo hace de manera sutil sin que muchos de nosotros nos percatemos. No sé si nos hemos enterados que desde hace muchos años el Centro de los festejos de navidad ya no es la llegada  del niño Jesús,  esa es nada más  la máscara que oculta su verdadera realidad,  sino  que ese lugar  ha sido  ocupado por el comercio desenfrenado promovido por el neoliberalismo globalizante.
 Son los intereses comerciales la verdadera razón de las festividades de navidad. Es el ansia de los capitalistas de obtener la máxima ganancia la  motivación  de tales o cuales festividades. No obstante, es un tiempo que muchos ocupan para desahogar sus penas, su estado de enajenación,  desgracia  y su desesperación ante las condiciones que impone el sistema capitalista. Son pocas las personas que estos días los ocupan para meditar, reflexionar  y hacer un alto en el camino  ya que por muchas razones durante el año no cuentan con ese tiempo.
 En esta época  la gente vive para comprar, comer,  beber y para poner todos sus comportamientos enfermizos en marcha  que el sistema  nos  ha   les ha inculcado.  Además, es una fecha donde aflora la hipocresía, la adulación  y la falsa solidaridad; se regalan juguetes, a los niños pobres, se les desea a toda felicidad y progreso sin embargo, es un acto hipócrita ya que durante el año  no les regalamos ni un centavo.
 “Friedrich Nietzsche tenía razón cuando decía que no hay nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía”. En ese sentido las navidades se convierten en una manara hipócrita  de fingir lo que no somos  y quedar bien con la gente que ni siquiera nos importa, pero sí es una forma de engañarnos a nosotros mismo.
Vivimos en una sociedad de apariencias, como lo es el sistema hipócrita, mezquino  y salvaje en el que vivimos (Capitalismo); esos son los valores que nos han inculcado desde chicos. Este comportamiento que aflora durante las festividades navideñas la gente lo ve como algo natural, como algo mágico; sin percatarnos que  todo eso nos viene impuesto por un sistema capitalista que cada día nos fuerza a ser felices a cambio de poseer objetos materiales, a los que llamamos regalos. Esta conducta se ve reforzada a través de la publicidad, los medios de información, redes sociales, el internet.  Es la sociedad del consumo, que nos invita, las 24 horas diarias a consumir las mercancías superfluas que nos ofrece, esa la sociedad que privilegia el tener en vez del ser.
Pero es necesario que no confundamos consumo con consumismo,  todos sin excepción tenemos que consumir para poder subsistir, pero una cosa es consumir para satisfacer las necesidades fundamentales y otra cosa muy distinta es el consumo desenfrenado y compulsivo al que nos arrastra  la publicidad del sistema capitalista. Pero como dice  un refrán popular cada cabeza es un mundo y cada loco con su tema; si a algunos todo ese consumismo les producen felicidad a allá ellos. Esta es nada más una reflexión. Permítaseme para finalizar  expresarles mis sinceros deseos para esta navidad  y que el año nuevo sea de muchos éxitos para todos y todas.

SAN SALVADOR, 24 DE DICIEMBRE DE 2019.




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