sábado, 27 de octubre de 2018



FUERO PARA EL GRAN LADRÓN, LA CÁRCEL PARA EL QUE ROBA UN PAN[1]
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Es común encontrar en la primera plana de los periódicos  de nuestro país, en la televisión,  escuchar en la radio,  o leer en los periódicos digitales que hoy están de moda,  a algunos políticos, empresarios o  funcionarios de gobierno involucrados en sendos casos de corrupción, evasión de impuestos, fraude fiscal, apropiación de los recursos del Estado, malversación, tráfico de influencia o prevaricación o  cohecho, soborno  entre otros.
Obviamente todos estos son delitos graves  que de  acuerdo con nuestras leyes, por lo que todas estas personas que cometen estos ilícitos  tendrían que estar en la cárcel pagando su condena o en el mejor de los casos fusilados. Sin embargo, estos  señores andan como juan por su casa sin que la ley los toque o les haga pagar por semejantes delitos.
En otros países, por delitos menores los funcionarios son separados inmediatamente de sus cargos y llevados a los tribunales comunes para ser juzgados.  Sin embargo,  en El Salvador, parece que estos delincuentes tienen las llaves de la cárcel o tienen a sus carceleros pagados.
 De modo que, la ley funciona únicamente para aquellos personajes de cuello blanco, de traje y de corbata; pero no para aquellos que trabajan en las maquilas o que son asalariadas y mucho menos para aquellos que venden periódicos,  recogen botellas o trabajan en los mercados.
De ahí que  tenía razón Monseñor Oscar Arnulfo Romero cuando dijo” la justicia es como las serpiente muerde solamente a los que están descalzos” en este mismo orden decía el gran pensador  y escritor Honoré de Balzac,  “Las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas.”   O como  lo expresó hace muchos siglos el filósofo griego Platón “Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte.”
  ¿Por qué traigo a cuenta esta reflexión? Porque hace algunos días  el juez quinto de Paz de San Salvador condenó a un año de prisión a Teresa Ramírez, de 46 años de edad, por el delito de hurto tentado en perjuicio del Súper Selectos, por un monto en mercadería de $51.78.” (Publicado en el periódico Digital la página,  el día 18 de septiembre de 2018); me llamó tanto la atención que sentí la necesidad de reflexionar un poco en torno a la aplicación de la justicia en El Salvador.
 En este país, ha habido casos de funcionarios de partidos políticos que  de una manera cínica y  descarada han confesado que han robado, ejemplo:  uno   de ello fue  aquel funcionario de la Democracia Cristiana (Guevara Lacayo) en la gestión del Ingeniero Duarte,  que dijo “ sí pude haber robado robé . . . “  o el caso de Antonio Saca que hoy guarda prisión  y que en sus últimas declaraciones confesó haberse enriquecido con dinero del pueblo”; pero además, otros casos  de  corrupción  como los  llevado a cabo   por funcionarios de gobierno  del partido ARENA,  durante los 20 años de gobierno,  cuya corrupción ascendió  a un monto de 37,112 mil millones  de dólares, según datos encontrados en el manual de la corrupción de ARENA del economista e investigador ya fallecido Salvador Arias Peñate (1989 -2013).  Entonces queda claro que aquí las leyes se han hecho para condenar al pobre  y absolver a los ricos.
En este país hay una interminable lista de presidentes, diputados, Ministros, Magistrados, Directores entre otros; que se han enriquecido con los dineros del pueblo. Ejemplos: Alfredo Cristiani, Armando Calderón Sol, Francisco Flores, Elías Antonio Saca. Funcionarios como: Romeo Majano Araujo, Norma de Dowe, Roberto Mathies Hill, Dagoberto Pérez Aguirre, Mirna Liévano  de Márquez, Nicola Angelucci Silva, Juan José Daboub, Cecila Gallardo de Cano, Yolanda Mayora Gavidia, Juan Torres Polanco, Guillermo Sol Bang,  Norman quiijano etc. Sin embargo, por cuestiones de espacio y de tiempo sólo se mencionan algunos pero la lista es interminable, de estas ratas y pirañas que le han chupado la sangre  a este pueblo. Entonces uno se pregunta ¿Cuántos de estos corruptos están presos? ¿Por qué existe tanta miseria en nuestro país? ¿Por qué hay tanta delincuencia? ¿Por qué hay tanto desempleo? ¿Por qué los salarios de hambre  que devengan la mayor parte de trabajadores y trabajadoras? ¿Por qué en los hospitales no hay medicina para los pacientes?  ¿Por qué la Universidad tiene el más bajo presupuesto de todas las Universidades de Centro América? ¿Por  qué la policía sigue teniendo salarios de hambre que no les alcanza para lo más mínimo?  La respuesta  a toda nuestra pobreza busquémosla, no en la cabeza de  las personas sino en la realidad concreta en la que vivimos.  Son todas esas ratas los responsables de nuestra desdicha, de que sus hijos no tengan oportunidades, de estudiar, de tener un empleo  digno, una salud de calidad, una vivienda digna, una recreación de calidad.  Pues como lo dijera alguna vez Nayib Bukele, sino de robaran el dinero nos alcanzaría para todo.
Concluyo diciendo que la  justicia  es ciega, pero cuando tiene que ver para el lado de los  pobres, pero es clarividente cuando ve al lado de los ricos, de los poderosos, de los que pueden comprarla.

San Salvador, 21 de septiembre de 2018









[1] El título que lleva este artículo es una frase del gran escritor chileno Pablo Neruda. Lo tomé porque se ajustaba a lo que he querido expresar en este documento.

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