LA EDUCACIÓN
COMO PROCESO DE AUTOFORMACIÓN DE LA
PERSONA PARA APRENDER A VIVIR EN SOCIEDAD.
POR: MSc.
JOSÉ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN:
El término educación encierra un profundo significado al cual no
podemos soslayar sí lo que
se pretende es comprender el verdadero significado del mismo.
Para ello es necesario remitirse a sus raíces etimológicas con el propósito de realizar algunas
reflexiones. En primer
lugar la educación se debe entender como una forma de ser y de
vivir.
Según Ricardo Nasif este pedagogo nos dice que “ la
palabra educación procede del latín educare, que significa “ Criar”, “ Nutrir”
o “alimentar”, y de exducere, que equivale a “sacar”, “ llevar” o “ conducir “
desde adentro hacia fuera”
Por su parte,
OSHO, pensador de origen Hindú sostiene que el término educación tiene
dos significados. Por un lado un significado que es muy conocido, pero que no
se práctica en absoluto, esto es, sacar algo de ti, es decir, sacar algo que
está en tú interior, actualizar tu potencial, como cuando sacas agua de un
pozo. Pero sostiene este mismo filósofo que por el contrario, se siguen
vertiendo cantidades de conocimientos de historia, matemáticas, geografía lo
que da como resultado que al educando lo transforman en una cotorra. Han
transformado al estudiante en un ordenador.
Aunque la
educación es un fenómeno humano e histórico, es decir, está en perpetuo
movimiento y desarrollo, se puede observar que aún hoy conserva la parte etimológica, en tanto que, nos
explica que la educación debe servir para sacar a las personas de la oscuridad
y llevarlos a la luz por lo tanto, el compromiso de la educación como fenómeno
social e histórico no es la de transmitir una bastedad de información para que
el alumno o alumna la repita de manera mecánica. La educación es una opción de
vida en tanto, pretende capacitar a las personas para que comprendan la vida y
la vivan armónicamente con sus semejantes y con la naturaleza, para que
sepamos relacionarnos con los demás, de
una forma ética y con una moral solidaria. Por otra parte, Emilio Durkheim,
citado por Edgar Morin decía “el objeto de la educación no es darle al alumno
cada vez mayor cantidad de conocimientos sino constituir en él un estado
interior y profundo, una especie de
polaridad del alma que lo oriente en un sentido definido no sólo durante la
infancia sino para la vida”[1]
De modo que,
aprender a vivir no es solamente acumular conocimientos es sufrir una
transformación mental, ética y moral, por lo tanto lo que se necesita es
sabiduría que es diferente a conocimiento. “La educación debe
contribuir a la autoformación de la persona (aprender y asumir la condición humana, aprender a
vivir) y a que aprenda a convertirse en
ciudadano. . . esto se define por su solidaridad y su responsabilidad respecto a su patria, supone también su
identidad nacional” [2]
El propósito
de este ensayo es aclarar la concepción que se tiene de la educación; la cual
en los últimos años se ha visto distorsionado sobre todo por los organismos
Internacionales (FMI, BM Y OMC) afines a
la globalización neoliberal quienes han visto en la educación una mercancía de la
que pueden obtener cuantiosas ganancias
y someter a los países atrasados
a sus propios intereses y los de
las multinacionales que invaden cada día los países del mal llamado tercer
mundo.
EL VERDADERO SIGNIFICADO DE EDUCAR.
La mayor
parte de actividades los seres humanos las hacemos por una mera rutina. Lo hacemos porque vemos a otros que lo hacen
o porque así nos lo enseñaron. Sin embargo, eso en ningún momento significa que
todo lo que hacemos está bien.
Saben
realmente los padres de familia ¿Por qué mandan a sus hijos a la escuela?
¿Cuáles son sus motivaciones? Lo único que saben los padres de familia es que
llegado un determinado momento el niño o
la niña deben de asistir a una escuela o colegio.
Los padres
de familia saben que a la escuela se va
a educar. Pero ¿saben el verdadero
significado de educar? Educar no significa simplemente aprobar exámenes para
que en el futuro puedan lograr un encumbrado puesto en el Gobierno o la empresa
privada. Educar es algo más que eso.
Si realmente
somos observadores y volvemos la vista
por un momento al mundo que nos rodea veremos que muy pocos tienen mucho que
comer y muchos no tienen nada y pasan su
vida añorando un pedazo de tortilla, vemos además, a muchos niños y niñas
durmiendo en los portales, escudriñando los basureros para sobrevivir. Por otro
lado, también observamos que algunos viajan en lujosos automóviles y otros colgados de los hierros mohosos de
los buses.
En la
sociedad está la clase de los ricos y la clase de los pobres; los ricos pueden
asistir a curarse a buenos hospitales, estudiar en Universidades del primer
mundo, vivir en las mejores Colonias del país. No obstante, la mayoría no tiene
ni un metro para construir una champa. Muchos de estos tienen que vivir debajo
de los puentes o en las barrancas de los
ríos.
Los
estudiantes deberían reflexionar sobre estas cosas mientras son jóvenes. Pero es
la escuela, el Colegio y la Universidad la llamada a educar a los jóvenes en la
reflexión, en el análisis, la crítica y
el pensamiento crítico. Pero ni la escuela ni la Universidad están interesadas
en los problemas de las mayorías porque sus autoridades, sus funcionarios están
casados consciente
o inconscientemente con el poder hegemónico.
La educación
no está sólo para capacitar a las personas para que puedan conseguir un empleo
ni para servir al aparato productivo de un país; la educación debe servir para
ayudar a las personas a prepararlas para encarar de mejor forma la vida. Los
estudiantes podrían convertirse en excelentes, contadores, administradores de
empresa, excelentes ingenieros, abogados
etc., pero ¿esa es lo esencial de la vida? .La vida es un todo complejo,
una diversidad de fenómenos que ameritan conocerse para comprender su lógica y
contribuir a transformarlos. Por lo tanto, la educación no se reduce a darle de
terminada información al estudiante para que se la aprenda de memoria; la educación debe de ayudarnos
para que vivamos una vida en armonía, con la sociedad y la naturaleza. Sin
embargo, la sociedad actual basada en las leyes del mercado ha reducido la vida
humana a la condición de animal: trabajar,
comer, dormir y reproducirse. Bajo esta lógica, los seres humanos
reproducimos con mucha claridad el círculo vicioso de la pobreza: ignorancia,
enfermedad, apatía, dependencia y corrupción.
En este
mismo sentido Enrique Dussel citado por Alejandro Mora Rodríguez en La
racionalidad de la economía capitalista
y la vida digna de las personas sostiene que: “La vida humana no es meramente sobrevivencia (física, corporal
biológica, como momento vegetativo-animal. La vida humana es siempre e
inevitablemente vida humana, cultural, histórica, religiosa, mística
aún". "Ser viviente humano
como viviente y en cuanto humano, tales como comer o beber como necesidad y
expresión de arte culinario, correr como desplazarse y como deporte, vestirse
para conservar el calor y como moda, habitar para protegerse de la intemperie y
como arquitectura, pensar, hablar, pintar, simbolizar, etc., todo lo cual como
viviente y humanamente". La vida no
es sólo conservación de la vida, ni tan siquiera reproducción de la vida,
también es desarrollo de la vida.
El hombre es
la creatura más inteligente que existe en el planeta, empero el sistema
capitalista lo ha reducido simplemente a una cosa a un objeto, una mercancía,
que se puede manipular y hacer con él lo
más despreciable, lo más abominable, lo más espurreo. Bajo esta concepción mezquina, el ser humano
es visto como una máquina, como una pieza más del engranaje del sistema de
producción capitalista que reproduce todas las inequidades, y los
vicios más vituperables.
La vida es
todo eso y muchas cosas más, pero ni el alumno ni el sistema educativo están preparados
para comprenderlo porque los
profesores en las escuelas, los Colegios y Universidades sólo
están interesados en que los alumnos y alumnas aprueben los exámenes.
Dentro de la
lógica de esta concepción de “educación” se tiene la idea de que al educando
entre más información se entregue más eficientes profesionales serán. Pero esta
lógica está equivocada, ya que lo que
importa es lo cuantitativo (positivismo) abandonando la parte más importante
que es lo cualitativo del ser humano. Son sus sentimientos los que se tienen
educar, sus valores, es volver al hombre y mujer seres humanos.
En las
escuelas, los colegios y Universidades
son raros y contados quienes hablan un
poco acerca de los problemas sociales que pasan en la sociedad; los alumnos
están preocupados más por las notas que por aprender y saber porque hay
pobreza, hambre, desnutrición, delincuencia y corrupción.
Bajo esta
concepción transcurre la “educación en las aulas Universitarias” que es desde
luego el espacio que mejor conozco pues más de la mitad de mi vida le he pasado
en la Universidad. Con frecuencia en la
Universidad se hacen intentos por cambiar los curriculas, las metodologías, las
técnicas y la aplicación de nuevas tecnologías pero que al fin se termina
haciendo más de lo mismo.
En otras
palabras en estas instituciones se
práctica la filosofía del no cambio, es decir, hacer algo para no hacer nada.
Por otra parte, se trata de lograr objetivos diferentes, metas distintas pero
haciendo siempre lo mismo. Por eso Albert Einstein, nos corregía la palana “Sí buscas resultados distintos, no hagas siempre
lo mismo”[3].
Por otro lado, mientras tengamos una educación basada en el miedo, en la
amenaza, en la represión y en la
incultura de los profesores no podremos aspirar a construir una mejor sociedad
y por lo tanto, no estaremos educando sino domesticando, idiotizando o
babalizado.
De modo que la educación no consiste meramente
en atiborrar la mente con información
sino en ayudar al estudiante a comprender sin miedo esta gran complejidad de la
vida.
“Aunque no
estemos enterados nuestras vidas han sido
moldeadas por el miedo desde la infancia hasta que morimos, estamos
atemorizados. Miedo a que nos reprueben, miedo a lo que los demás van a decir
de nosotros, miedo a perder nuestro empleo, miedo a que mis padres me
castiguen”[4]
Traslademos,
este miedo al escenario de los estudiantes. El aula. Cuando los estudiantes
tienen miedo se produce un bloqueo mental
y todo su cerebro se ve imposibilitado a pensar con certeza y
creatividad. Se genera una indisposición para aprender, para asimilar etc.
El sistema
educativo en su totalidad se mueve bajo el concepto del miedo, muchos docentes
en la escuela como en la Universidad utilizan la amenaza como recurso para
atemorizar a los alumnos y alumnas; pero con este recurso los profesores
esconden sus debilidades, su incapacidad y mediocridad.
Una
educación basada en el miedo, la amenaza, la trampa no se le puede llamar
educación ya que la educación verdadera debe de buscar sacarnos de la oscuridad
para llevarnos a la luz.
El miedo embota nuestras mentes, mutila
nuestro pensar, contribuye a la oscuridad y bajo esta mirada no podremos
construir una sociedad más humana, más equitativa y con menos inequidades.
La educación
y el entorno nos han adiestrado a todos para que nuestras metas sean la
ganancia personal y la seguridad, y para que luchemos en beneficio propio. Por
mucho que lo disimulemos con eufemismos, se nos ha educado para que
desempeñemos una diversidad de profesiones encuadradas en el marco de un
sistema cuyas bases son la explotación, la ambición y el miedo que ésta genera.
Semejante adiestramiento ineludiblemente ha de ser fuente de confusión e
infelicidad para cada uno de nosotros y para el mundo, pues crea en cada
individuo barreras psicológicas que lo separan y aíslan de los demás. La
educación no consiste en adiestrar la mente. El adiestramiento nos hace
personas eficientes, pero no seres
humanos completos. Una mente a la que se ha adiestrado sin más es una
continuación del pasado, y no está en condiciones de descubrir lo nuevo. Por
eso, para averiguar en qué consiste la verdadera educación, tenemos que
examinar el significado de la vida en su totalidad.[5]
Con mucha
indignación observamos como la filosofía pragmática, utilitaria e instrumental
del capitalismo ha transformado al ser humano en cualquier cosa menos en
humano. Lo ha arrastrado a tal grado que
las personas nada más piensan solamente en sus beneficios y se olvidan que el bienestar no es un
problema inminentemente individual. Pero el sistema capitalista en su afán por
lograr la máxima ganancia no le importa la deshumanización del hombre y la
destrucción de la naturaleza.
A lo largo
de este ensayo se ha sostenido que educar es algo más que proporcionar
información a los estudiantes, es más que instruir “la educación no consiste
tan sólo en adquirir conocimientos, en reunir datos y correlacionarlos; es ver
el significado de la vida como una totalidad. Pero lo total no puede ser
abordado a través de la parte, que es lo que intenta hacer los gobiernos, las
religiones organizadas y los partidos políticos autoritarios”[6].
Está bien que los alumnos y alumnas adquieran los conocimientos de la Ciencia,
la técnica, la tecnología, pero una ciencia desprovista de valores es una
ciencia que sirve para la destrucción, el sometimiento y la opresión de unos sobre los otros. Como
lo sostiene Carlos de la Isla:
La ciencia y la técnica han avanzado
desmesuradamente, pero no han sabido resolver los más graves problemas humanos.
Su avance ha beneficiado a grupos de poder que, para construir y defender su
reino del absurdo, han generado armas, guerras, violencia y dominación.
Puede
considerarse un fracaso el poder de un saber que beneficia a unos cuantos y que
soporta el desprecio, la humillación y explotación de las grandes mayorías. Un
saber que no beneficia a toda la humanidad no es un saber humano, sino inhumano[7]
La
educación es ante todo, afinar en el
individuo la aptitud de ser educado. Y la aptitud de ser educado es la
sensibilidad del alma, la sensibilidad del corazón es pulirlo para la vida. Es como tomar un diamante rudimentario y
afinarlo, pulirlo y convertirlo en una prenda valiosa.
[1] Edgar
Morin. La cabeza bien puesta. P.26)
[2] (Ibíd.
P.69)
[3]
WWW. Wikipedia. Albert
Eintein.
[7] WWW.
biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/69/CarlosdelaIslaEticayuniversidad.pdf
ÉTICA Y UNIVERSIDAD. Carlos de la Isla
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