martes, 25 de julio de 2017

PROHIBIDO PENSAR. LA UNIVERSIDAD NO PIENSA HA PERDIDO LA RAZÓN

PROHIBIDO PENSAR. LA UNIVERSIDAD  NO PIENSA,  HA PERDIDO LA RAZÓN.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
BREVE INTRODUCCIÓN.
 El presente ensayo  tiene como propósito reflexionar sobre la situación que vive la Universidad. Por otro lado, hacer algunas valoraciones críticas  y promover el debate de las ideas entorno a la misma. Pues como se plantea a lo largo de este ensayo el debate, la racionalidad, el análisis crítico ha desaparecido de la Universidad; parece que hay un cansancio mental tanto en los docentes como los estudiantes o realmente no han comprendido  cual es el papel de la Universidad o nos ha invadido el pragmatismo utilitario capitalista. 
De igual manera, que ha desaparecido el amor por el saber, la ciencia  y  la cultura. Durante muchos años, la Universidad en cierto modo fue un ejemplo para la sociedad salvadoreña hoy  nadie la quiere tomar como ejemplo. ¿A qué se debe?
En la Universidad  según Carlos de la Isla “no cabe la esquizofrenia del hombre enajenado en el trabajo y libre en los tiempos  y espacios aledaños  al trabajo. El mismo planteamiento es válido para la Universidad; sí se ha de educar en libertad  y para la libertad debe ser ella  misma libre. Así el compromiso ineludible  de la Universidad  es ser conciencia crítica  de la sociedad y por tanto, elucidante  y liberadora” (Carlos de la Isla. Responsabilidad social  y Universidad ) sin embargo, cuando la Universidad  se organiza sobre la base de las leyes del mercado, ella se somete y asume los valores que le impone la sociedad mercantilista. Por lo tanto, es  una Universidad pensada no para el pueblo sino para el gran capital.
DESARROLLO.
La universidad a lo largo de la historia siempre ha sido un espacio apropiado para pensar, es decir, para hacernos preguntas que en muchas ocasiones tocan muchas fibras sensibles e incomodan  a los que ostentan el poder. Pone al descubierto cuestiones poco transparentes por un lado,  y por otro cuestiona verdades ocultas  aparentemente reales.
En este sentido la Universidad en su devenir histórico ha recibido diversas acepciones pero que tienen muchas cuestiones en común. Por ejemplo: “La Universidad es la comunidad de estudiantes y profesores que se reúnen para pensar”   (Cardenal Newman) La Universidad está hecha para hombres capaces de dudar” (Jean Paul Sartre). La Universidad es el espacio recogido para meditar los problemas  intelectuales del mundo” (Robert Hunchins); “La Universidad es el recinto sagrado de la razón”  (Karl Jaspers). (Ética y Universidad.  Carlos de la Isla.  ITAM | Biblioteca biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/69/CarlosdelaIslaEticayuniversidad.pdf)
Si bien estos conceptos   son cortos expresan la verdadera esencia  de la Universidad. Pensar. Sin embargo, hay que aclarar que el pensar de la Universidad no  se reduce  a como lo entiende el común de las personas, el pensar de la Universidad es sistemático, racional, científico   y transformador. El pensar de la Universidad es concreto no abstracto, es teórico, es práctico, es abierto, no dogmático,  es  praxis. El pensamiento de la Universidad busca conocer la realidad, como una totalidad dialéctica en la que prevalece diversidad de fuerzas contradictorias, que se convierten en  su propio automovimiento y desarrollo.
 Por lo tanto,  la naturaleza la Universidad es ese espacio para hacernos preguntas,  para ejercer libremente nuestra necesidad de  preguntar, de interrogar y cuestionar los valores mismos de la sociedad; la inequidades, la miseria, la marginación social, la exclusión social, la ignominia del sistema,  es ponerse del lado de los oprimidos y no de los opresores, es ponerse del lado de la justicia no de la injusticia, es liberarse asimismo de prejuicios y perjuicios creados por la sociedad.
La Universidad es un baluarte importante contra la ignorancia, los miedos creados por los creadores de dioses y diablos mediáticos, que nos impiden ver más allá de las apariencias, para desenmascarar la mentira, los discursos ideológicos, la hipocresía, los poderes establecidos. José Saramago citado por Carlos de la Isla  en su libro “la caverna” exclama: "Cavernícolas de todo el mundo salid de la cueva."
En este mismo orden de ideas, el filósofo griego Platón en su famoso mito de la caverna planteaba que la educación nos debe de conducir  de las sombras a la luz, del mundo de las mentiras  al mundo de las verdades; consiste por lo tanto, salir de la caverna  y avanzar hacia la luz.  
Empero, en nuestros días la educación en general y en particular la universitaria no conduce a los alumnos a la luz sino cada vez  más a la sombra, oscuridad,  porque vivimos en una sociedad de la mentira, de lo nebuloso,  de ahí que la Universidad ha abandonado su cometido  de ser la institución en la que por excelencia su cultivan los máximos valores de la  sociedad  y de humanidad; es una Universidad más ajustada a las necesidades del mercado  y no del pueblo.
 En ese sentido según Carlos de la Isla sostiene que   “la primera prescripción  ética  de la  universidad es su compromiso con la verdad por el ejercicio del pensamiento” (Ibíd.) Por otro lado, el Gerardo Remolina Vargas, S.J. Rector de la Universidad Javeriana  menciona que   la educación Superior y la Universidad  son un bien social. Es decir, ellas han surgido  y se explican en función  de la sociedad. La Universidad es para la sociedad y, en ese sentido le pertenece. No es un bien privado sino social. Además,  menciona que dentro de las  responsabilidades sociales de la Universidad  están:
Toda labor académica de la Universidad y de sus unidades tiene un contenido altamente social. Ella busca en efecto, formar hombres  y mujeres integrales que presten un servicio Profesional altamente calificado  a la sociedad. La Universidad ha de formar “Hombres y mujeres para los demás” con sólidos criterios  éticos y humanísticos de solidaridad  y excelencia en el servicio.
El poder que la Universidad debe ejercer  es el poder del saber, del conocimiento. La investigación científica, la Ciencia.  La acción política que la Universidad consiste en proyectar  su saber para transformarla. Esta proyección ha de realizarla  de diversas maneras. En primer lugar conociendo la realidad  en que vive  y generando nuevos diagnósticos. . . La función política de la Universidad corresponde generar una nueva ética y unos nuevos valores. El bien común no podrá realizarse  sino es sobre la base de principios que garanticen la humanidad  del hombre y de sus relaciones (ética)  así como la dinámica afectiva  y emocional  (valores) que mueva a la consecución del bien de todos, por encima de los intereses particulares  de los individuos o de grupos.
Éste es verdaderamente el deber ético  y esencia más importante de la universidad: mostrar, iluminar a los estudiantes la puerta de la caverna para salir  de ella y mostrar el camino correcto de la razón, la libertad y el entendimiento”. (Ibíd.) Planteado lo anterior cabe formularnos algunas interrogantes. ¿Camina la Universidad en esa dirección? ¿Está contribuyendo la Universidad a transformar a la sociedad?
¿Los profesionales que está formando la Universidad realmente son agentes de cambio para el país? ¿Actúan los funcionarios de la Universidad en función del bien común, de la ética  de la sociedad? ¿Hace política la Universidad de acuerdo con su propia naturaleza o en función de determinados partidos políticos o grupos sociales? ¿Cuáles son los valores  éticos y morales que se promueve la Universidad? ¿Cómo se vinculan las ciencias humanas con las Ciencias naturales, técnicas (Nomotéticas)  en el proceso de formación de los profesionales?
Sin embargo, en los últimos veinticinco   años, sobre todo después de la firma de los acuerdos de Paz, la Universidad de El Salvador, ha  dejado de pensar y de pensarse.
La cultura de masas, el pensamiento único promovido por la globalización neoliberal   ha  transformado a sus profesionales  y estudiantes en simples repetidores, espectadores  y  reproductores del pensamiento hegemónico. Las nuevas tecnologías, han anonadado las mentes de los universitarios,  los ha sedados. La droga de la nueva tecnología  los ha hecho olvidar los graves problemas sociales que hoy padecen la sociedad  y el mundo entero.  Con justa razón planteaba  Albert Einstein” “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas.” aunque esa frase la pronunció hace muchos años;  hoy más que nunca tiene mucha más vigencia que cuando la escribió.
  El arte de pensar crítico  ha quedado en el olvido  y en muchos organismos de la UES, se considera un estorbo y quienes lo intentan son  nombrados con una serie de epítetos como: Desfasados, trasnochados, antisocial o  vistos como  bichos raros.
Claro que para estar en consonancia con este modelo de Universidad  y de enseñanza, es necesario  estar en armonía los que detentan el poder, la mejor forma es estar callado, ser dócil, sumiso, obediente y  entregarse a las delicias que proporciona  el poder  aunque todo esto signifique   condenar a la mayoría del pueblo al hambre, la pobreza y la inequidad social y la ignorancia. Los viajes, las becas, las fiestas,  los Congresos, la aprobación y los aplausos son la mejor manera de quebrantar la conciencia de los jóvenes estudiantes  y algunos profesores  Universitarios.
No cabe duda que las personas que ejercen el poder  en la Universidad  se han olvidado que la vida Universitaria debe ser sustancialmente el ejercicio del pensamiento; pero  de un pensamiento que no se conciba  así mismo como un fin en sí sino como un pensamiento vinculado con la practica  crítica y transformadora de la realidad.
Parafraseando a Eduardo Galeano en  Universidad patas arriba “se  premia al revés: “Desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos  y alimenta el canibalismo. Sus maestros  calumnian a la naturaleza: La injusticia dicen, es ley natural. . . “El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad  en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y aceptar el futuro en lugar  de imaginarlo. En la escuela son obligatorias las clases de impotencia, amnesia, y resignación”  (Eduardo Galeano. Patas arriba. p.8)
Por otro lado, la  Universidad  de hoy ha dejado de ser racional  y se ha transformado en irracional; ha dejado atrás el debate, el análisis científico, la investigación científica, lo humanista pero lo ha sustituido por el debate  de un racionalismo teológico.
En tal contexto, la educación en general, y la universitaria en particular, se ha visto  invadida por la cultura de masas, la cultura de la imagen,  la cultura de caché,  la cual la reproducen los mismos docentes en sus diferentes de formas.  Por otro lado,  hay que entender que el pensar racional es lo  que  ennoblece y enaltece  a la Universidad  y  el que crea la cultura más elevada  de la sociedad, que es la Ciencia.

No obstante, esa manera de pensar  racional  ya no tiene cabida pues se asume como científico las verdades hechas que nos vienen de otros países sobre todo del Norte y de Europa. Hace más de un siglo, el escritor español  Francisco de Quevedo  escribió una frase célebre que  ha perdurado hasta nuestros días y dice:   “Donde hay poca justicia es un peligro  tener razón”  en conclusión diremos.  “prohibido pensar. La universidad no piensa, ha perdido la razón”

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