LO IDEOLÓGICO EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
Introducción.
Si se busca
comprender algo de manera científica, en este caso el fenómeno educativo, no se
puede considerar únicamente las apariencias. La ciencia, precisamente, implica
ir más allá de los hechos visibles para descubrir la realidad más profunda,
pero no evidente.
Esto nos
puede dar una idea de lo que pretendemos
demostrar en este pequeño ensayo sobre lo “ideológico en la enseñanza universitaria”,
en tanto que a simple vista pareciera que nos enfrentamos con fenómenos
concretos, sin embargo, en el proceso
enseñanza aprendizaje sólo vemos la apariencia ya que los procedimientos
didácticos como son los métodos, las técnicas, metodologías y contenidos
esconden una realidad que está oculta y que no se presenta con claridad a la
percepción del ser humano. Por otro lado,
los procedimientos didácticos a lo largo de la historia siempre nos la
han presentado como fenómenos incontaminados, neutrales y asépticos.
Otra
cuestión que es necesario observar en la Universidad es que en algunos casos
los docentes de determinadas disciplinas adoptan una actitud crítica en
relación con los fenómenos sociales, pero conservadora en relación con la
manera como abordan los fenómenos, es
decir, la manera como organizan el proceso de enseñanza aprendizaje y la
instrumentalización del mismo.
De ahí que se tenga que hacer un esfuerzo vía
abstracción para develar lo que está oculto detrás de la madeja. Carlos Marx
señalaba también que:” en el análisis de las formas económicas de nada sirven
el microscopio ni los reactivos químicos. El único medio de que disponemos, en
este terreno, es la capacidad de abstracción” [1]
" la “cosa misma" no se manifiesta inmediatamente al hombre para captarla se requiere no sólo hacer un
esfuerzo, sino también dar un rodeo” [2]
El presente
ensayo tiene como objetivo principal develar la ideología oculta que está
presente en todo el proceso enseñanza aprendizaje pero sobre todo en: las
técnicas, los métodos, las metodologías y los contenidos programáticos que se
emplean durante la práctica docente que se realiza todos los días en las aulas
Universitarias. Su conocimiento nos permitiría instrumentalizar el proceso
didáctico – pedagógico desde otra concepción que nos permita superar los
enfoques tradicionales, positivistas, tecnológicos
y conductistas de la educación y asumir una nueva didáctica critica que esté emparentada con la praxis y la
transformación de la sociedad.
DESARROLLO.
Nadie duda
de la estrecha relación que existe entre la educación y la sociedad. Se sabe
además, que hay una incuestionable dependencia y condicionamiento de la
estructura económica de la sociedad. Se sabe también que la educación es uno de
los aparatos ideológicos del Estado, que la clase dominante utiliza para
transmitir aquella ideología que le
permite continuar como clase dominante.
También se sabe que el instrumento
preferencial de las clases poderosas para perpetuar su dominación es la
educación y por lo tanto, es la institución social encargada de transmitir los
valores dominantes a través de los distintos niveles educativos del sistema. En
este mismo orden de ideas el sistema educativo se organiza en consonancia y en
función de los intereses de las clases hegemónicas.
De ahí
que los contenidos, las técnicas y metodologías que se ejecutan en el aula
están impregnados de la ideología de la clase dominante. En consecuencia
resulta ilusorio sostener que la actividad de los docentes sea una actividad neutral
o a política. Aunque muchas veces los docentes no están conscientes de tal
situación y no tengamos claro de cuál es el papel que debemos de asumir en nuestro
ejercicio profesional.
De
modo que tenía razón Segundo Montes en su artículo la supuesta neutralidad de
la ciencia en la que sostenía que: “Si nada en
la sociedad y en la vida humana es neutro sino que es político la ciencia no
puede dejar de serlo”[3]
De igual manera, se puede afirmar que la educación no tiene nada de neutral ni
de apolítica aunque a simple vista pareciera que es un fenómeno incontaminado.
No obstante, como afirma Francisco Gutiérrez
“la escuela es la institución social que, por su naturaleza, sus funciones y
estructura, cumple como ninguna otra con objetivos políticos. El sistema
escolar (educativo), de cualquier sociedad, es el reflejo fiel de la política e
ideología de los grupos de poder”[4].
Esto viene a invalidar aquellos planteamientos que aún en pleno Siglo XXI se
siguen obstinados en considerar la neutralidad y apoliticidad de la educación.
La educación desde cualquier ángulo que la
veamos está impregnada de los intereses e ideología de la clase que ostenta el
poder económico y político.
Es a través de la educación que se socializa
que se le imponen al individuo pautas de
cultura, valores, normas y creencia que están en correspondencia con la
sociedad y el perfil de hombre que se pretende formar.
Por otro lado, uno de los padres de la
sociología moderna Emilio Durkheim afirmaba que:
La educación
no puede ser perfecta, ideal o igualmente válida para todos “de hecho, cada
sociedad, considerada en un momento determinado de su desarrollo, tiene un
sistema de educación que se impone a los individuos con una fuerza generalmente
irresistible. Es vano creer que podemos educar a nuestros hijos como queremos.
Hay costumbres que estamos obligados a aceptar, si nos apartamos de ellas
demasiado gravemente, se vengan en nuestros hijos[5]
Al menos Durkhein, es sincero y deja claro el
carácter de clase de la educación y el poder coercitivo que tiene la educación en
tanto se impone a los ciudadanos. Este planteamiento que se viene haciendo en este
ensayo nos demuestra una vez más que la educación no solamente tiene una
función social sino una función inminentemente política. De ahí que si lo que
se pretende es comprender en su completa dimensión el fenómeno educativo no se
puede analizar por el fenómeno mismo. Pues son los que poseen el control de los
medios de producción de la sociedad por lo tanto, poseen al mismo tiempo el
poder cultural y los aparatos ideológicos o como lo planteaba Marx y Engels:
Las ideas de
la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros
términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al
mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su
disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo
tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le
sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de
los medios necesarios para producir espiritualmente.[6]
De manera que, la educación como parte del
aparato ideológico no puede más que reproducir la ideología de la clase
dominante pues toda la organización de la educación tiene como objetivo
fundamental conservar y perpetuar su poder de dominación. Pero valdría la pena
hacernos una pregunta ¿Cómo se realiza la transmisión de la ideología del
sistema dominante a través de la enseñanza? Hay que destacar que no existe una
sola forma de transmitir la ideología de la clase dominante sino una variedad
pero en este ensayo nos vamos a referir a las formas que se emplean en el
proceso de enseñanza aprendizaje en general y particularmente en la
Universidad.
En Universidad se emplean variedad de formas
dentro de los cuales se destacan métodos didácticos los que en la mayoría de
los casos los docentes no sospechan que detrás de esos métodos que ellos
emplean se esconde una realidad que está oculta y que se necesita desvelarla.
Muchos de estos métodos didácticos y procedimientos no sólo buscan castrar el
desarrollo del pensamiento sino impedir que el alumno y alumna tomen
consciencia de su realidad.
La ideología es uno de los fenómenos
difíciles de identificar a simple vista ya que de una manera sutil y
subliminalmente se introduce hasta en lo más profundo de nuestro inconsciente,
solamente cuando se tiene un formación académica sólida se puede crear un muro
de contención que nos permita contrarrestar todo el veneno que nos transmite el
sistema.
En consecuencia, cuando se asume el papel de docente
en cualquier nivel llevamos implícita una concepción del mundo ya sea
consciente o inconsciente, la cual tiene una manera de ver el mundo, de leer la
realidad, de explicarla y contribuir a su transformación o a su conservación.
Como bien plantea Francisco Gutiérrez, en su libro la educación como praxis
política menciona “que en la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano
celebrado en Puebla, uno de los obispos presentes dijo: el que no tenga
ideología que arroje la primera piedra” otro tanto podríamos gritar a todos los
docentes del mundo, no importa la sociedad a la que pertenezca”[7]
Por otro lado, es necesario advertir que los
contenidos programáticos contienen un alto contenido ideológico pues
contribuyen a la formación de una consciencia alienada en tanto los contenidos
son fragmentos de una realidad que no permite al educando comprender la totalidad
de esa realidad; en ese sentido se podría decir que son paquetes ideológicos
dirigidos a distorsionar e impedir un aprendizaje verdaderamente importante
para las alumnos y alumnas.
Los contenidos programáticos en realidad
forman un muro con la apariencia de científico capaz desde luego de bloquear la búsqueda de las verdaderas causas
de los fenómenos. En la Universidad se siguen desarrollando las actividades
académicas desde una concepción de la educación tradicional o como diría Paulo
Freire una educación bancaria, repetitiva, memorística, mecánica y autoritaria.
De tal manera que, cuando el educando aprende por los métodos mencionados le
resulta prácticamente imposible de transferir dicho aprendizaje a situaciones
nuevas o diferentes.
Los métodos didácticos que se utilizan en
todos los niveles de nuestra educación, son métodos basados en el
condicionamiento: la repetición mecánica y la imitación. Sin embargo, paradójicamente
se pretende formar a un hombre con capacidad crítica, científica y pensante. En
tal sentido todos los métodos, metodologías didácticas utilizadas en el proceso
de enseñanza aprendizaje tienen un alto contenido ideológico
Los métodos con que se aprende en la
Universidad son exactamente un calco de
los métodos con que se enseña en todo el sistema educativo, lo que se
convierten en un proceso de alienación del educando en vez de ser instrumentos
que permitan desarrolla las capacidades potenciales de los mismos.
Por otro lado, hay que destacar que en el
proceso de enseñanza aprendizaje no todos los alumnos y alumnas aprenden de la
misma manera ni con la misma facilidad ya que en este aspecto juega un papel
importante los marcos referenciales que cada educando trae desde su educación
anterior por lo que los métodos deben
también ser flexibles a fin de adaptarse a los ritmos de asimilación de cada
educando.
Pero cuál es el fenómeno que a menudo se
observa en la Universidad, sencillamente que todos entran en un mismo salón de
clases y todos reciben las clases con los mismos métodos y metodologías
pedagógicas como sí todos los alumnos y alumnas fueran cortados con la misma
tijera y cosidos con el mismo hilo.
Sí realmente la Universidad se propusiese
formar profesionales con capacidad crítica para transformar nuestras realidades
y encontrar respuestas creativas a nuestros problemas, otros deberían ser los
métodos y metodologías y la organización curricular de la enseñanza
universitaria.
Hay que destacar que las formas como se
aprende tiene una enorme repercusión en el ejercicio profesional ya que cuando
se aprende por medio de métodos repetitivos y mecánicos los alumnos se ven
imposibilitados a comprender situaciones complejas que ameritan otro tipo de
análisis y respuestas.
En el proceso enseñanza aprendizaje hay algo
que no se puede pasar inadvertido a la hora de instrumentar el proceso
didáctico es el manejo de una concepción teórica del aprendizaje pues esta será
condición necesaria para poder establecer una relación entre: objetivos,
contenidos, actividades y evaluación. Por lo tanto, la concepción de
aprendizaje que se tenga condicionará a todos los demás componentes del proceso
de planeación o programación didáctica.
Por otra parte, hay que mencionar que en la
Universidad es un aspecto al que no se le da mayor importancia pues se
considera de poca utilidad el buen desempeño del docente de modo que la
práctica docente deviene en la mayoría de los casos en un burdo empirismo
estéril y espontaneo. Esta situación que se vive a menudo en la Universidad
contrasta con lo pretendido en los fines y objetivos de la misma, pues por un
lado se pretende la formación de un profesional crítico, pensante y consciente
de su realidad pero por otro no se logra trascender los linderos del sentido
común.
Es necesario que los docentes de la Universidad
hagan un esfuerzo para romper con el burdo activismo pedagógico repetitivo,
memorístico, imitativo y mecánico. Pero además, que se asuma como un
profesional intelectual y no como un simple técnico de la educación y la
docencia.
Pero hay que dejar claro una cuestión no es
suficiente con cambiar los mensajes educativos, volviéndolos de contenido
liberador, para transformar el carácter alienante y reproductor de la ideología
dominante; habrá que hacer un esfuerzo para incidir en los métodos de enseñanza
y adoptar otros que tengan como referente la realidad social y la praxis
educativa como instrumento didáctico para pasar del carácter libresco de la
educación tradicional.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
1. Amparo Ruiz
Del Castillo. Crisis, Educación y poder
en México. Editorial Plaza y Valdés.
2. Carlos Marx.
El capital. Tomo I. Editorial Fondo de Cultura Económica.
3. Marx y
Engels. La ideología Alemana. Editorial Fondo de Cultura Económica.
4. Francisco
Gutiérrez. Educación Como Praxis política. Editorial Siglo XXI.
5. Paulo
Freire. La pedagogía del Oprimido. Editorial. Siglo XXI.
6. Segundo
Montes. Sociología general. Editorial Uca.
7. Karel
Kosick. La dialéctica de lo concreto. Editorial
Grijalbo.
[1]
Carlos Marx. El capital. Critica de la economía política tomo I. prólogo a la
primera edición.p.XIII.
[2]
Karel Kosick. La dialéctica de lo concreto. p.25
[3]
Segundo Montes. La Supuesta Neutralidad de la Ciencia. En Sociología General.
p. 1
[4]
Francisco Gutiérrez. Educación como praxis política. p.17.
[5]
Emilio Durkhein. Educación y sociología en Amparo Ruiz Del Castillo en Crisis,
Educación y poder en México. p.36.
[6] Karl
Marx y Engels. La ideología Alemana. P.
[7]
Op.cit.27.
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