¿QUÉ EDUCACIÓN NECESITAMOS PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD DIFERENTE? POR: MSc JOSÉ ISRAEL VENTURA
En una
sociedad en crisis y en una sociedad confundida por tantos acontecimientos,
pareciera que todos los intelectuales están con autoridad para hablar de educación.
Así nos encontramos con muchos profesionales de otras disciplinas que
consideran que hablar de educación es como contar dos más dos son cuatro, o que
en el mejor de los casos educar es enseñar una técnica nada mas; sin analizar
que la educación como fenómeno social va más allá de la simple transmisión de
conocimientos de una técnica o especialización. A estos señores se les olvida que el objetivo
principal de la educación es recuperar
la dignidad de las personas y enseñar a convivir humanamente. Ser
persona es un proceso de reinversión permanente, es recobrar la pasión por la cultura, la ciencia, la solidaridad y
el amor y respeto por los demás. Como también decía Paulo Freire “el hombre es
un Ser inconcluso” pues en su inconclusividad estriba la necesidad de hacernos
permanentemente; de reinventarnos a cada instante. En ese sentido en el proceso
de vivir nos hacemos, nos inventamos y
no hacemos más humanos.
La
educación es un fenómeno social tan complejo que no se puede reducir al
aprendizaje de un oficio o de un paquete de informática. La educación debe
conducir sin lugar a dudas a formar ciudadanos responsables, priorizando la
dimensión científica, ética, cívica y cultural; pero para ello se necesita
tiempo, paciencia e inversión.
Pero
además, hablar de educación implica ir más allá de la simple lógica la
producción, pues de lo contrario lo único que se estaría haciendo es preparar
técnicos pero no verdaderos hombres.
La educación debe procurar formar en el
ciudadano tanto en el conocimiento del mundo exterior como el interior. Aspecto
que se ha abandonado desde hace mucho tiempo y ahora se está pagando muy caro.
Es
obvio que desde la concepción de la pedagogía neoliberal el factor determinante
es enseñar un oficio o una técnica, la cual está en dentro de la lógica de la
ganancia de los capitalistas. Bajo esta concepción pragmática y utilitaria la
única alternativa que tienen los países atrasados es la educación técnica, pues
solamente a través de ella se puede competir en el mercado mundial. No cabe la
menor duda que esta filosofía es la que está implícita en el plan 2021; bajo el
cual se orienta todo el quehacer educativo del país. Hay que destacar que la
educación no es algo que se pueda lograr en uno, dos años o cinco años, la
educación es un proceso que dura toda la vida, por lo tanto, debe realizarse
con cuidado, y mucho esmero. Pues un pequeño error en la planificación y
ejecución puede perjudicar la buena obra. En ese sentido mientras los Gobiernos
y líderes políticos no comprendan el verdadero significado de la educación se
continuará invirtiendo cuantiosas sumas de dinero pero con pocos resultados que
coadyuven a superar los altos porcentajes de delincuencia, corrupción y otras
iniquidades del sistema. Pero además,
mientras no se mejoren las condiciones materiales de vida de los grandes
sectores marginados de la sociedad.
En el
país hay una institución que se denomina “Ministerio de Educación” y que tiene
muchísimos años de estar supuestamente educando a este pueblo. Empero, somos un
país a punto de desintegrarse como sociedad, todo ello por falta de eso que
todos dicen saber. Educación.
Las
reformas educativas, sin excepción siempre han estado orientadas bajo la lógica
de la productividad, porque supuestamente es el factor que nos sacará del
atraso y nos pondrá en correspondencia con la competitividad mundial. El
Gobierno y sus funcionarios que dirigen la educación en nuestro país están tan
obsesionados por imitar a los países desarrollados, alcanzar sus tasas de
ganancias, elevar su desarrollo tecnológico; lo cual no es malo pero lo que
ellos no han sido capaces percibir es que los países desarrollados se han
preocupado siempre por la educación de sus pueblos; han invertido en educarlo,
por eso también los países europeos tienen bajo los niveles de violencia, pero
además, han logrado excelentes estándares de vida de la población, pues han
descubierto que un país educado es un país que rinde frutos, que hace elevar la
cultura, la ciencia, el arte, la técnica, hay además, un respeto por la vida
humana y de todas las especies. Por eso siempre hay que recordar la gran frase
de José Martí, que dice” el pueblo más feliz será el que tenga mejor educados a
sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los
sentimientos”. (José Martí citado Ernesto Fidel de Cházaro. En el pensamiento
político de Fidel Castro. P. 121) En
este mismo orden el Dr. Ernesto Guevara de la Cerna
sentenció hace muchos años “la primera receta para educar al pueblo es
hacerlo entrar en revolución. Nunca pretendan educar a un pueblo, para que, por
medio de la educación solamente, y con un gobierno despótico encima, aprenda a
conquistar sus derechos. Enséñale, primero que nada, a conquistar sus derechos, y ese pueblo, cuando esté
representado en el gobierno, aprenderá todo lo que se enseñe y mucho más: será el maestro de todos sin
ningún esfuerzo”
Bertrand
Russel citado por Noam Chomsky en conocimiento y libertad decía “la tarea de la
educación consiste en dar un sentido de valor de las cosas que no sea el de la
dominación, contribuir a formar ciudadanos maduros de una comunidad libre y
hacer que los hombres, mediante la combinación de la ciudadanía con la libertad
en la creatividad individual, sean capaces de dar la vida humana ese esplendor
que puede alcanzar, según han demostrado unos pocos”. De igual manera, Paulo Freire en su famoso
libro la pedagogía del Oprimido
planteaba lo siguiente. “la educación
debe convertirse en un espacio de reflexión y critica, debe partir del análisis
de la realidad que nos rodea, para
comprenderla y en un proceso de aprendizaje mutuo estar dispuestos a
transformarla. Debe ser un acto de permanente liberación, donde cada uno de los
actores alcancen no sólo la transformación del mundo, sino también su propia
transformación en la que la reflexión y la crítica se conviertan en la unidad
dialéctica que permita avanzar hacia la construcción de una sociedad nueva”
De eso
creo que no hay ninguna duda, pues un pueblo educado puede vivir en armonía con
los demás, con la naturaleza, con su conciencia y con el mundo.
Pero
cuando los Gobiernos asumen la lógica de la producción y se apartan de la
verdadera educación, entonces se produce el fenómeno de la competitividad en la
que impera la envidia, el egoísmo y la soberbia, surge la inmoralidad, el
arribismo, el canibalismo, el oportunismo y la corrupción. Se corrompe y
pervierte la esencia del hombre y se transforma en una bestia salvaje que no
respeta ningún tipo de código ni ley, sólo atiende la ley de la ganancia.
Por esa
razón la educación debe ser planificada cuidadosamente, sus planes, sus
programas deben ser minuciosamente pensados y no deben estar dentro de la
lógica del sistema productivo, ni de las clases hegemónicas sino en función de
los intereses del país y de la sociedad. Por otro lado, la conducción del
Ministerio de Educación no debe ser dirigido por personas afiliadas a un
determinado partido político, pues están en juego los intereses colectivos de
la nación.
La
educación de la sociedad debe ser tratada con mucha ternura, como se trata a un
recién nacido, pues cualquier desvío de los objetivos que no sean los de educar
ocasiona consecuencias graves que a la larga se lamentan, como la que hoy
estamos padeciendo los salvadoreños y salvadoreñas. Sólo una buena educación y mejorando
las condiciones de vida del país podemos aspirar a tener una convivencia social
armónica, basada en la solidaridad y la tolerancia.
Pero
cuando digo buena educación no sólo me refiero a mejor cobertura, sino a
transformar los planes de estudios, mejorar las condiciones de vida y mejorar
los salarios de los profesores es decir, hacerlos menos indignos, equipar las
escuelas, incentivar a los docentes dándoles buenas capacitaciones haciéndoles
sentir lo importantes que son para la sociedad. Pero además, cambiar la
metodología de docente es decir, que no se base en la repetición memorística,
que sea una educación basada en los principios de la ciencia y el humanismo. Ya
que la educación no es memorizar. La educación debe procurar desterrar todo
atisbo que signifique mecanizar la inteligencia, pues la mecanización atrofia
la creatividad y vuelve al hombre inútil, incapaz de hacer el mínimo
raciocinio. En consecuencia, el docente, debe estar lo suficientemente
capacitado para que pueda no sólo descifrar las grafías del abecedario, sino de
poder interpretar el mundo, su entorno social y capaz de comprender el mundo de
los niños, adolescentes y adultos, por lo que aquí no debe ser permitido que
trabaje cualquier persona que no tenga una preparación pedagógica y didáctica.
Por otra parte, la educación debe partir, de la realidad misma, de la situación
que vive el educando no de los libros, pues ellos (los libros) son sólo un
complemento en donde encontramos la teoría que nos alumbra para interpretar los
fenómenos que acontecen en la realidad social.
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