jueves, 3 de julio de 2025

 

LA DOBLE MORAL DE LA PRENSA EN EL SALVADOR: DEL PERIODISMO AL ACTIVISMO POLÍTICO.

POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN:

 Durante muchos años, la prensa salvadoreña se posicionó como un actor influyente en la vida política y social del país. Medios como El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica, El Faro, Factum y otros, se autoproclamaban los defensores de la democracia, la transparencia y los derechos ciudadanos.  E incluso se vendieron como periodismo “incomodo” Pero el tiempo ha ido revelando una verdadera esencia: la supuesta objetividad de muchos de estos medios ha sido, en realidad, una máscara para encubrir intereses particulares, económicos y políticos.

Hoy, más que informar, muchos medios parecen dedicados a defender una narrativa específica, atacar a un solo sector y proteger a ciertos grupos de poder, mientras critican ferozmente a quienes se atreven a desafiar el statu quo. Esta conducta no es periodismo, es activismo político.

 El objetivo de este artículo es analizar y denunciar la doble moral con la que actúan varios medios de comunicación en El Salvador, evidenciando su sesgo político e ideológico, y reflexionar sobre el impacto que esta parcialidad tiene en la opinión pública, la democracia y la credibilidad del periodismo en el país.

SILENCIO CÓMPLICE AYER, GRITOS SELECTIVOS HOY

Uno de los rasgos más evidentes de esta doble moral es la selectividad con que la prensa aborda los temas de interés nacional. Durante los gobiernos de ARENA y el FMLN, cuando se firmaban pactos oscuros con pandillas, cuando se robaban millones de dólares del erario público, cuando se entregaban los recursos del Estado a manos extranjeras, muchos de estos medios guardaron un silencio cobarde y cómplice.

Pocas investigaciones, ningún escándalo en portadas, y mucho menos una condena firme. En cambio, se enfocaban en noticias superficiales, en trivialidades o en proteger la imagen de los mismos que hoy se presentan como “víctimas de persecución”.

Pero a partir de 2019, con la llegada de un gobierno que no responde a los intereses tradicionales ni a los partidos históricos, la prensa se ha convertido de repente en una feroz vigilante de cada movimiento presidencial, como si de pronto hubieran redescubierto su vocación periodística. No hay tregua ni respiro: toda decisión es cuestionada, todo logro es minimizado o distorsionado, y todo error es magnificado. ¿Dónde estaba ese espíritu crítico cuando se robaban los fondos públicos a manos llenas? ¿Por qué ahora sí levantan la voz y antes callaban? La respuesta es simple: perdieron el control del poder político, y con él, los privilegios que venían disfrutando.

UN PERIODISMO QUE RESPONDE A INTERESES, NO A LA VERDAD

La ética periodística exige imparcialidad, verificación de hechos, pluralidad de voces y compromiso con la verdad. Sin embargo, hoy vemos una prensa salvadoreña que en muchos casos actúa más como una maquinaria de ataque que como una fuente de información confiable. Desde los años de 1980 Monseñor Oscar Arnulfo Romero cuestionaba la doble moral de los medios y decía “Es una lástima tener medios tan vendidos a las condiciones, es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio, porque todo está comprado está amañado y no se dice la verdad”. (Monseñor Óscar Arnulfo Romero, 19717-1980)

El sesgo político e ideológico es evidente. Basta revisar los titulares, el lenguaje, las fuentes citadas y los temas que eligen destacar. No hay equilibrio. Todo lo que hace el gobierno es negativo, mientras que figuras de la oposición, incluso aquellas implicadas en corrupción o en el pasado más oscuro del país, reciben tratamiento suave o incluso heroico.

Además, se recurre constantemente a organismos internacionales, ONGs y “expertos” que ni siquiera viven en El Salvador, para validar posturas preconcebidas. Es una forma de legitimar opiniones disfrazadas de hechos. Es el periodismo convertido en trinchera ideológica.

Esta actitud ha destruido gran parte de la credibilidad de los medios tradicionales. Cuando un medio nunca publica nada positivo sobre un gobierno y solo emite ataques, deja de informar para convertirse en un actor político. Y eso el pueblo ya lo ha notado.

EL PUEBLO DESPERTÓ: EL MONOPOLIO DE LA VERDAD SE ACABÓ

En el pasado, los medios de comunicación controlaban casi por completo la narrativa pública. Lo que salía en la portada era lo que el pueblo creía y consumía. Pero hoy, gracias a las redes sociales, a los medios alternativos y a una ciudadanía cada vez más crítica, esa hegemonía ha sido derrotada.

El pueblo salvadoreño ya no acepta pasivamente lo que le dicen los periódicos o las radios “de siempre”. Hoy compara, investiga, comparte, debate. Ya no se deja manipular con titulares engañosos ni con campañas de miedo disfrazadas de “preocupación democrática”.

Y es precisamente ese cambio lo que tiene tan incómoda a la prensa tradicional. Porque han perdido el poder de moldear la opinión pública a su antojo. Ya no controlan la conversación nacional. Ya no pueden hacer y deshacer sin que alguien los cuestione.

Por eso, más que ejercer periodismo, se dedican ahora a victimizarse, a denunciar una supuesta “censura” o “autoritarismo”, cuando en realidad lo que enfrentan es una ciudadanía informada que ya no les cree ciegamente.

LA DOBLE MORAL COMO ESTRATEGIA DE DESGASTE

Una de las tácticas más comunes de estos medios es exigirle perfección a un gobierno nuevo, mientras minimizan o justifican las atrocidades de los gobiernos anteriores. Hablan de derechos humanos, pero jamás denunciaron los abusos en los penales durante el FMLN. Hablan de transparencia, pero nunca exigieron rendición de cuentas cuando ARENA robó millones con cheques falsos y sobresueldos.

Incluso hoy, medios como El Faro o Gato Encerrado reciben financiamiento de fundaciones extranjeras con claras agendas políticas, sin que haya transparencia sobre sus verdaderos intereses. ¿Eso no es motivo de crítica? ¿Eso no condiciona su narrativa?

La doble moral no solo es evidente, es descarada. Y lo más grave es que pretenden seguir ejerciendo influencia desde esa posición hipócrita, sin rendir cuentas de su propio pasado ni reconocer sus errores.

CONCLUSIÓN: O RECUPERAN LA ÉTICA O DESAPARECEN

El periodismo en El Salvador está en una encrucijada. Puede recuperar su esencia, asumir su rol con honestidad, y volver a servir a la verdad y al pueblo. O puede seguir siendo un instrumento de poder, manejado por intereses oscuros, alejado de la realidad que vive la mayoría de salvadoreños. Lo que está claro es que la credibilidad no se impone, se gana. Y hoy por hoy, muchos medios tradicionales han perdido esa credibilidad. No por persecución, no por censura, sino porque traicionaron su misión y jugaron con la confianza del pueblo.

Si siguen operando con doble moral, sesgo ideológico y arrogancia intelectual, seguirán siendo ignorados por una sociedad que ya no traga cuentos ni soporta más hipocresía.

El pueblo ya despertó. Y cuando el pueblo despierta, la mentira ya no tiene cabida, aunque venga envuelta en papel de periódico.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

1.     Chomsky, Noam (2002). Los guardianes de la libertad. Crítica.

2.     Herman, Edward S. & Chomsky, Noam (1988). Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media. Pantheon Books.

3.     Martín-Barbero, Jesús (1987). De los medios a las mediaciones. Gustavo Gili.

4.     Rodríguez, Claudia (2020). La desinformación como estrategia política. FLACSO-El Salvador.

5.     Barredo, Daniel E. (2019). Periodismo y posverdad: De la objetividad a la manipulación. Comunicación Social.

6.     Reflexiona sobre el deterioro de la ética periodística en tiempos de posverdad y polarización política.

7.     Informe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (CICIES) (2021).

8.     Funes, Mauricio (2009–2014) y Saca, Elías Antonio (2004–2009): Sentencias judiciales y casos de corrupción documentados por la Fiscalía General de la República (FGR).

9.     Fuentes oficiales que detallan escándalos de corrupción silenciados por parte de ciertos medios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 1 de julio de 2025

 

LA FARSA DEL PERIODISMO INCÓMODO: VOCES AL SERVICIO DEL PASADO

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

INTRODUCCIÓN:

Desde hace algún tiempo he venido escuchando a ciertos sectores de la prensa nacional que han intentado recomponerse bajo un nuevo distintivo de “periodismo incómodo”. Con este nuevo distintivo buscan proyectarse como los paladines de la libertad, la justicia y la democracia. Como guardianes de la libertad de expresión de la verdad y la justicia.

Dentro de ese grupo de autodenominados “periodistas incómodos” están: Carlos Dada Hireci, el Faro, Oscar Martínez, Óscar Martínez – Jefe de redacción de El Faro, Daniel Valencia – Ex El Faro, ligado a investigaciones internacionales, Karen Fernández – Panelista de Focos TV, Julia Gavarrete – Reportera de Gato Encerrado, Gabriel Labrador, El Faro Sergio Arauz, Mariana Belloso – Ex EDH, activista de libertad de prensa, Roberto Valencia – Periodista salvadoreño radicado fuera del país.

Empero, detrás de este disfraz se esconde una realidad muy distinta: un grupo de comunicadores y medios que no soportan haber perdido los privilegios, el control narrativo y el respaldo de una ciudadanía que hoy los reconoce como parte del pasado que tanto daño le hizo al país. Lejos de ser incómodos por su compromiso con la verdad, lo son porque se niegan a aceptar que su tiempo ha terminado.

En este pequeño artículo, lo que se pretende es desenmascarar a este minúsculo grupo de periodistas “incomodos” no por la información que brindan a la población, sino por lo fastidioso que causa tener que estarlos viendo, leyendo o escuchando y por los chambres que generan, los refritos que escriben y por las mentiras que promueven. Pero, además, son incómodos por lo vende patria que son, por mercenarios y por lo canalla como se comportan.

DESARROLLO.

Los autoproclamados representantes del “periodismo incómodo” no incomodan por su rigor ni por su ética, sino por su evidente doble moral. Incomodan porque siguen actuando como si aún tuvieran la autoridad moral para dictar qué es verdad y qué no, cuando el pueblo ya los desenmascaró.

 Estos “periodistas” no son víctimas del poder, sino de su propia decadencia. Lo que realmente les duele es haber perdido los favores políticos, las jugosas consultorías, los viajes financiados y las columnas de opinión que antes dictaban la agenda nacional al servicio de los mismos de siempre.

Dicen defender la democracia, pero nunca alzaron la voz cuando se cometían atropellos bajo gobiernos que les pagaban bien. Hoy se presentan como mártires de la libertad de prensa, pero durante años fueron silenciosos cómplices del saqueo y la corrupción.

Pretenden ser la conciencia crítica de la sociedad, cuando en realidad están al servicio de intereses extranjeros, ONGs alineadas con agendas ajenas al país (AGENDA 20-30 Y HOY 2045), y estructuras de poder económico que nunca aceptaron perder el control.

El pueblo, cansado de tanta manipulación y arrogancia mediática, les ha retirado su respaldo. Y eso no es persecución ni censura: es justicia histórica. Porque la credibilidad no se exige, se gana. Y la perdieron cuando se convirtieron en opositores disfrazados de periodistas, en activistas ideológicos con micrófono, en editorialistas que repiten el mismo guion internacional dictado desde fuera, incapaces de reconocer los cambios profundos que El Salvador está viviendo.

Hoy, más que periodismo incómodo, lo que hacen es periodismo inútil, desconectado de la gente, atrapado en el pasado, resistiéndose a aceptar que su hegemonía terminó. El pueblo ya no les cree. El país ya no los necesita. Y eso es lo que verdaderamente les incomoda.

 

 

SAN SALVADOR, 1 DE JULIO DE 2025

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 29 de junio de 2025

 

LA NARRATIVA DE LA OPOSICIÓN Y SU INTENTO DESESPERADO POR VICTIMIZARSE

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En el escenario político salvadoreño de los últimos años, hemos sido testigos de un fenómeno revelador: antiguos actores del poder, ahora desplazados por la voluntad popular, intentan reinventarse como víctimas del sistema que ellos mismos corrompieron.

Bajo el disfraz de “voces críticas” y “defensores de la libertad, la justicia y la democracia”, buscan posicionarse ante la opinión pública nacional e internacional como perseguidos políticos, cuando en realidad enfrentan señalamientos y procesos judiciales derivados de sus propios actos. Esta narrativa, cuidadosamente diseñada, no responde a una genuina preocupación por la libertad de expresión, sino a una estrategia política desesperada por eludir la justicia y recuperar privilegios perdidos.

 En este breve artículo se expone de forma crítica y enérgica cómo dicha oposición manipula el discurso público para encubrir su historial de abusos y cómo ciertos sectores mediáticos contribuyen a perpetuar esa farsa. Lejos de silenciar voces, lo que se vive en El Salvador es un proceso de rendición de cuentas y depuración institucional, donde por fin se empieza a aplicar la ley sin excepciones. Es momento de dejar claro que la verdadera crítica construye, argumenta y permanece en el país para dar la cara; lo demás es puro reality show político de quienes temen perder su impunidad.

En los últimos años, hemos visto cómo ciertos sectores opositores salvadoreños intentan imponer una narrativa maniquea, donde se presentan como mártires de la democracia, como víctimas de una supuesta “persecución política” por parte del presidente Nayib Bukele.

Alegan que se están “silenciando las voces críticas”, como si cuestionar al gobierno los convirtiera automáticamente en inocentes incomprendidos, en defensores de la libertad de expresión. Sin embargo, cuando se indaga un poco la superficie de esas “voces críticas”, aparece un patrón bastante incómodo: muchos de esos “críticos” tienen cuentas pendientes con la ley, investigaciones abiertas por corrupción, enriquecimiento ilícito, evasión de impuestos o vínculos con estructuras criminales. ¿De verdad debemos confundir libertad de expresión con impunidad?

El problema no es que alguien critique al gobierno. El problema es que se intente disfrazar como “crítica legítima” lo que en realidad es una defensa desesperada por evadir la justicia. La oposición tradicional –esa que gobernó por décadas con manos sucias y bolsillos llenos– ahora pretende reciclarse en “defensores de la democracia”, cuando en realidad están reaccionando con furia porque el sistema ya no les garantiza privilegios ni les cubre las espaldas.

Entonces cabe preguntarse: ¿cuál es el verdadero temor de estas voces? ¿Que haya censura? ¿O que por fin se estén desmantelando redes de corrupción y que el Estado esté avanzando hacia un nuevo modelo, con leyes que se aplican sin excepción?

¿SILENCIO O RENDICIÓN DE CUENTAS?

Llamar “persecución política” al simple hecho de tener que responder ante la ley es una burla para todos los salvadoreños que durante años exigieron justicia y transparencia. Es una burla para las madres que perdieron a sus hijos por culpa de un sistema negligente. Es una falta de respeto para los estudiantes que no tuvieron educación de calidad, para los pacientes que murieron por falta de medicinas, para los trabajadores que vivieron décadas sumidos en la miseria mientras los “líderes” políticos hacían fortunas con dinero público. ¿Y ahora esos mismos personajes quieren hacernos creer que son víctimas?

Las verdaderas voces críticas no necesitan esconderse tras excusas legales, ni huir del país, ni mentir en foros internacionales. Las voces verdaderamente críticas permanecen en su tierra, defienden con argumentos y propuestas, y no con victimismo barato. A diferencia de los “analistas” que aparecen en ciertos medios financiados por intereses extranjeros o por antiguos grupos de poder, la ciudadanía ya no se deja manipular. Hoy, el pueblo salvadoreño distingue entre quien levanta su voz por amor a la patria y quien grita únicamente para proteger su pellejo.

Decir que Bukele está silenciando críticas es una estrategia burda que busca desgastar su imagen internacionalmente. Pero dentro del país, ese discurso ya no cala. Porque hoy el pueblo es más sabio, más consciente y más despierto.

No se trata de un culto a la personalidad, como intentan hacer creer los detractores. Se trata de una ruptura histórica con el pasado, una transformación que era urgente y que ahora se está llevando a cabo con decisión y valentía.

HIPOCRESÍA DISFRAZADA DE RESISTENCIA

Lo más grave de este discurso de la oposición no es que se equivoquen, sino que son cínicos. Hablan de “libertad de prensa” cuando ellos mismos callaron, compraron o amedrentaron a periodistas cuando estaban en el poder. Hablan de “pluralismo” cuando por años reprimieron voces alternativas y solo toleraban a quienes aplaudían sus acciones. Y ahora, cuando la justicia los alcanza, lloran censura. Hipocresía pura. “Vivimos una hora de lucha entre la verdad y la mentira; entre la sinceridad, que ya casi nadie la cree, la hipocresía y la intriga.

“Es una hora en que debemos tener un gran sentido de selección, de discernimiento”, (dijo en su homilía del 30 de julio de 1978). En otra ocasión, Monseñor Romero dijo: “Lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es una lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad”.

Y añadía, “¡Lástima tantas plumas vendidas, tantas lenguas que a través de la radio tienen que comer y se alimentan de la calumnia porque es la que produce! La verdad muchas veces no produce dinero, sino amarguras. Pero más vale ser libre en la verdad que tener mucho dinero en la mentira”.

Y no se puede dejar de mencionar el triste papel de algunos medios de comunicación que, en lugar de hacer un periodismo serio, se han vuelto escuderos de estos intereses oscuros. Hablan de represión, de autoritarismo, pero callan cuando se presentan pruebas de corrupción, de vínculos con maras o de saqueo institucional. ¿Eso es periodismo? ¿Eso es defensa de la democracia? No, eso es servilismo disfrazado de ética.

El Salvador no necesita más falsos mártires ni pseudointelectuales que se escondan tras discursos moralistas. Necesita ciudadanos honestos, valientes, comprometidos con el país. Y sí, también necesita voces críticas, pero verdaderas, que construyan, que señalen lo que está mal con argumentos, no con resentimiento ni miedo a enfrentar la justicia.

Hoy, más que nunca, los salvadoreños deben tener claro que nadie está por encima de la ley. Ni políticos, ni exfuncionarios, ni supuestos “analistas”. Y el que tenga miedo a la justicia, que no grite “dictadura”. Que dé la cara, que rinda cuentas, y que entienda que la nueva etapa que vive el país no tiene espacio para farsantes ni para cobardes. Las verdaderas voces críticas no huyen: se quedan, luchan y proponen. Las otras… solo buscan impunidad.

                                        San Salvador, 29 de junio de 2025

 

 

 

jueves, 26 de junio de 2025

 

LA OPOSICIÓN EN EL SALVADOR: ENTRE LA MENTIRA Y EL CINISMO

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

En El Salvador estamos siendo testigos de un fenómeno lamentable: una oposición política que ha perdido el rumbo y que, en lugar de construir y proponer, se dedica a sembrar mentiras, miedo e incertidumbre. Hablan de perseguidos políticos, de falta de libertad de expresión, de un pueblo atemorizado y de un éxodo de periodistas, pero no presentan pruebas ni datos concretos. Sus palabras están llenas de cinismo, porque gritan “dictadura” mientras gozan de todas las libertades que niegan. Este artículo expone con claridad y firmeza la incoherencia de esa oposición que ya no tiene argumentos ni moral para hablar en nombre del pueblo salvadoreño.

¿PERSEGUIDOS POLÍTICOS O PERSEGUIDOS POR LA JUSTICIA?

En El Salvador, hay algo que no se puede seguir callando: la incoherencia y el cinismo de una oposición que no representa a nadie, que no propone nada y que lo único que hace es repetir discursos vacíos para tratar de engañar a la población y a la comunidad internacional. Veamos con calma sus “grandes denuncias” y cómo caen por su propio peso, porque se basan en puras mentiras o medias verdades que no aguantan el más mínimo análisis.

Primero, la oposición grita a los cuatro vientos que en nuestro país hay perseguidos políticos. Pero uno se pregunta: ¿quiénes son esos supuestos perseguidos? ¿Dónde están? ¿Cuándo se ha visto un caso concreto, con pruebas, con hechos claros? Lo único que vemos es que algunos de los que se dicen perseguidos son personajes que lo que tienen son cuentas pendientes con la justicia, por actos de corrupción, por robarle al pueblo, o por haber apoyado a las estructuras delincuenciales que tanto daño hicieron durante años. ¿Acaso es persecución política exigir cuentas a quienes robaron, a quienes pactaron con las maras o se enriquecieron a costa del sufrimiento del pueblo? Eso no es persecución política; eso es justicia. El problema es que esta oposición confunde la ley con persecución porque siempre estuvo acostumbrada a vivir por encima de la ley.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN: LA FARSA DE LOS QUE GRITAN PARA DECIR QUE NO PUEDEN HABLAR

Luego, repiten una y otra vez que no hay libertad de expresión en El Salvador. Y aquí es donde el descaro llega al máximo. ¿Cómo se puede decir que no hay libertad de expresión en un país donde día y noche insultan al presidente, al gobierno y a las instituciones? Los vemos en entrevistas, en redes sociales, en artículos, en comunicados. Y lo hacen con una libertad absoluta, sin consecuencias. Gritan, ofenden, difaman, acusan sin pruebas y hasta amenazan. ¿Dónde están los presos por opinar? ¿A quién han metido a la cárcel por decir lo que piensa? A nadie. Lo que pasa es que quisieran tener derecho a insultar y a calumniar sin que nadie les responda ni los desmienta, pero eso no es libertad de expresión, eso es libertinaje. Hoy hay más libertad de expresión que nunca; lo que pasa es que ya no tienen el monopolio de la opinión como lo tenían antes.

EL PUEBLO RESPALDA A SU FUERZA ARMADA Y POLICÍA, NO LES TEME.

Otro de sus cuentos es que el pueblo le tiene miedo a la Fuerza Armada y a la Policía Nacional Civil. Dicen que el país está bajo un supuesto “régimen de terror”. Pero cualquiera que recorra los barrios, colonias y las comunidades sabe que eso es falso. Hoy la gente vive más tranquila. Hoy los niños pueden salir a jugar sin temor a que una bala perdida los mate. Hoy las familias pueden abrir sus negocios, caminar de noche, visitar a sus parientes sin miedo de cruzar territorio de una pandilla a otra. Y cuando el pueblo ve pasar a los soldados y a los policías, no les tiene miedo: les agradece, los aplaude, les da comida y agua. Porque saben que gracias a ellos hoy El Salvador respira paz después de décadas de terror de las maras. Solo los delincuentes y los que vivían de su sombra pueden tenerles miedo a los que hoy defienden al pueblo.

¿ÉXODO DE PERIODISTAS? OTRA MENTIRA SIN PRUEBAS

También nos vienen con el cuento del “éxodo masivo” de periodistas y líderes sociales. Pero, ¿dónde están las cifras? ¿Quiénes son? ¿Cuántos son? Porque hablar es fácil, pero lo que no presentan son datos concretos. No hay listas, no hay nombres, no hay casos reales que prueben que en El Salvador se persigue a los periodistas o a los líderes que realmente trabajan por el bien de la gente. Lo que sí es cierto es que hay algunos que, bajo el disfraz de periodistas o de activistas, lo que hacían era servir a intereses oscuros y ahora que se les acabaron los privilegios prefieren irse para no responder por lo que hicieron. Eso no es persecución; eso es rendir cuentas.

UNA OPOSICIÓN SIN MORAL, SIN PROPUESTAS Y SIN PUEBLO

Entonces, la gran pregunta es: ¿qué clase de oposición tenemos en el país? Pues una oposición sin propuestas, sin ética, ni moral, sin vergüenza y sin respeto por la verdad. Una oposición que solo sabe destruir y criticar, pero que no ofrece soluciones a los problemas reales de la gente. Una oposición que vive de hacer ruido, de mentir, de tratar de confundir, pero que ya nadie escucha porque la población está cansada de los mismos de siempre. Una oposición que, en lugar de renovarse y aportar, se dedica a proteger a los corruptos y a los delincuentes. Y lo peor es que quieren que el pueblo olvide quiénes fueron ellos: los que entregaron el país a las maras, los que saquearon las arcas del Estado, los que gobernaron para sus bolsillos y no para la gente.

Hoy el pueblo salvadoreño ya no se deja engañar. Hoy la población tiene claro que no se trata de apoyar ciegamente a un gobierno, sino de reconocer que las cosas están cambiando y que el país va por un rumbo mejor. Lo que necesitamos es una oposición seria, que de verdad quiera construir, que de verdad quiera el bien del país y no que solo esté al servicio de intereses oscuros. Pero para eso, esa oposición tiene que empezar por algo muy sencillo: hablar con la verdad.

 

 

 

 

 

sábado, 14 de junio de 2025

 

CARTA DEDICADA A LOS PADRES EN SU DÍA (MARTES, 17 DE JUNIO)

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

En este día tan especial, quiero dedicarles estas palabras desde lo más profundo de mi corazón. Porque un solo día no basta para honrar lo que representa en la realidad ese ser.  Fuerza silenciosa, amor incondicional y ejemplo firme y guía incansable.

Ser padre es una de las responsabilidades más complejas y hermosas de la vida y no viene con un manual.  Cada quien aprende en el camino, entre errores y aciertos y mucho amor.

Ser padre no es saberlo todo, sino estar siempre dispuesto a aprender por el bien de nuestros hijos.

Muchas veces nos preguntamos: ¿por qué en la sociedad hay muchos jóvenes en peligro de tomar caminos equivocados? Entonces debemos de preguntarnos: ¿en qué nos hemos equivocado? Por qué no nos engañemos: nuestros hijos aprenden lo que nosotros les enseñamos, los valores que en ellos cultivamos.  No debemos olvidar, que el ejemplo educa más que mil palabras diarias.

Por eso, estimados padres de familia, en este grandioso día que celebramos, este maravilloso dia es necesario que reflexionemos sobre el tipo de hijo que queremos, el tipo de ciudadano que la sociedad necesita. El tipo de sociedad que queremos construir.  Y evitarnos traumas, dolores, tristezas en el futuro.

¡Feliz Día del Padre! Que Dios los bendiga y les conceda muchos años más de vida. Y si sus padres ya están en el cielo, quiero que sepan que estas felicitaciones van hasta el cielo.

                                                

                                           Con mucho amor y respeto para todos los padres de familia.

lunes, 9 de junio de 2025

 

EL SALVADOR YA NO ES EL PARAÍSO PARA LA CORRUPCIÓN, LAS PANDILLAS Y LAS TRANZAS.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN.

En los últimos años, El Salvador ha experimentado una transformación profunda que ha impactado de manera directa a los sectores tradicionalmente beneficiados por la corrupción, la impunidad y el crimen organizado.

En el presente artículo se hace una reflexión contundente sobre los cambios que ha traído el gobierno del presidente Nayib Bukele, especialmente en materia de seguridad, la transparencia y el combate frontal contra la corrupción. A través de una narrativa clara y crítica, se trata desmontar la percepción de que El Salvador se ha vuelto inhabitable, explicando que quienes sostienen tal opinión suelen ser aquellos cuya forma de vida ha sido afectada por la persecución del delito y la pérdida de privilegios ilegítimos.

El artículo destaca la implementación de políticas como el régimen de excepción, la recuperación de activos mal habidos, y el fortalecimiento del sistema judicial. Estas medidas, han permitido que la población honrada recupere la tranquilidad y la libertad de movilizarse sin miedo. Así, el país deja de ser un refugio para delincuentes y corruptos, y se transforma en un territorio donde el orden y la legalidad comienzan a prevalecer.

DESARROLLO.

 El día de ayer escuchaba a una profesional del derecho hacer una afirmación categórica: “El Salvador ya no sirve para vivir”. La interrogante que de inmediato me vino a mi cerebro fue: “¿Para quién no sirve El Salvador para vivir?”. La respuesta es muy sencilla: para el 90 por ciento de la población honrada, que se la pasa trabajando todos los días para llevar el sustento a la mesa de su hogar. El Salvador de hoy es un lugar propicio para vivir y disfrutar de la vida, en el contexto de sus propias limitaciones. Además, el ciudadano común puede viajar por el país, visitar a sus familiares, a sus amigos, ir de una colonia a otra; sus hijos se pueden desplazar a realizar actividades escolares sin la preocupación de sus padres de que ya no regresen con vida.

Durante los seis años de gobierno del Pte. Bukele, El Salvador ha experimentado cambios significativos, lo que ha alterado drásticamente el entorno para aquellos que antes se beneficiaban de la corrupción, el robo y la extorsión. Por eso para estas personas, el país ya no es el lugar propicio para vivir. ¿Cuáles son estos cambios?

TOLERANCIA CERO A LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD

El gobierno actual ha implementado políticas y medidas estrictas para combatir la corrupción y la impunidad. ESTO INCLUYE:

INVESTIGACIONES Y CAPTURAS: Se han llevado a cabo numerosas investigaciones que han resultado en la captura de funcionarios públicos, empresarios y miembros de estructuras criminales que antes operaban con impunidad.

FORTALECIMIENTO DEL SISTEMA JUDICIAL: Se ha buscado mejorar la eficiencia y la independencia del sistema judicial para asegurar que los casos de corrupción sean procesados de manera efectiva. Esto ha disminuido el margen para que los corruptos eviten la justicia.

RECUPERACIÓN DE ACTIVOS: Se han impulsado leyes y acciones para confiscar bienes y activos obtenidos de manera ilícita, lo que afecta directamente el patrimonio de quienes se enriquecieron a costa del Estado.

2. DISMINUCIÓN DE LA EXTORSIÓN Y EL CRIMEN ORGANIZADO

Una de las quejas más grandes de la población salvadoreña era la extorsión, especialmente por parte de las pandillas. Las medidas de seguridad implementadas, como el Régimen de Excepción, han logrado:

REDUCCIÓN DRÁSTICA DE LA VIOLENCIA: El control territorial ejercido por las fuerzas de seguridad ha desarticulado a las pandillas y ha reducido significativamente los índices de homicidios y extorsiones.

PÉRDIDA DE FUENTES DE FINANCIAMIENTO: La disminución de la extorsión ha cortado una de las principales fuentes de ingresos para las estructuras criminales y sus colaboradores, lo que ha hecho insostenible su estilo de vida basado en actividades ilícitas.

RESTAURACIÓN DEL ORDEN: El restablecimiento del orden público ha generado un ambiente donde las actividades ilícitas son mucho más difíciles de llevar a cabo sin ser detectado y sancionado.

3. MAYOR TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS

El gobierno ha promovido una mayor transparencia en la gestión pública, lo que dificulta las prácticas corruptas. Esto incluye:

CONTROL DE FONDOS: Se han implementado mecanismos para un mayor control en el uso de los fondos públicos.

DENUNCIAS CIUDADANAS: La ciudadanía se siente más empoderada para denunciar actos de corrupción, sabiendo que hay una mayor probabilidad de que se tomen acciones.

 Por lo tanto, El Salvador ha dejado de ser un "paraíso" para los corruptos y extorsionistas. Las acciones contundentes del Estado han transformado el país en un lugar donde la impunidad es cada vez menor y las consecuencias de las actividades ilícitas son una realidad inminente. Para quienes vivían de robar y extorsionar, este nuevo escenario significa una amenaza directa a su libertad y a sus intereses económicos ilícitos.

 

 

 

SAN SALVADOR, 9 DE JUNIO DE 2025