LA OTRA EDUCACIÓN: FAMILIA, MAESTROS Y ESTADO COMO
PILARES DE LA FORMACIÓN INTEGRAL
POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.
INTRODUCCIÓN:
Más allá de los libros y las aulas
La educación es, en toda sociedad, el motor que impulsa
la transformación cultural, política y económica. No obstante, pocas veces se
reconoce con suficiente énfasis que su esencia trasciende los muros de la
escuela. La película La otra educación abre una ventana crítica hacia esta
dimensión olvidada, recordándonos que el verdadero acto de educar es un proceso
integral donde confluyen la familia, los maestros y el Estado. Este triángulo
constituye el soporte vital de toda sociedad, pero también su mayor debilidad
cuando alguno de sus vértices se rompe.
En el contexto latinoamericano, y particularmente en El
Salvador, la educación ha sido históricamente víctima de la negligencia
estatal, del debilitamiento de la familia por la pobreza y la violencia, y de
la desvalorización social de los maestros. Cada una de estas falencias se
manifiesta en aulas deterioradas, estudiantes desmotivados y sociedades que
reproducen desigualdades en lugar de superarlas. La obra fílmica nos recuerda
que la escuela no es suficiente por sí misma: si no hay disciplina en casa,
compromiso en los docentes y políticas públicas coherentes, la educación se
convierte en una promesa incumplida.
Como lo advertía Paulo Freire (1970/2012), la educación
no es un acto neutro: “nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se
educan entre sí mediatizados por el mundo” (p. 85). Esto significa que el
proceso educativo no puede limitarse a un espacio cerrado ni a una sola
institución. Es una construcción colectiva que abarca al hogar, al aula y al
Estado como garante de derechos.
En esa línea, La otra educación critica frontalmente las
visiones reduccionistas que confunden instrucción con formación integral.
Además, la obra subraya la importancia de la disciplina
como eje transversal. Sin disciplina no hay aprendizaje posible, ni en el
hogar, ni en la escuela, ni en la sociedad. Pero se trata de una disciplina con
sentido, que forma hábitos, constancia y respeto mutuo, y no de una imposición
autoritaria. Este planteamiento resulta crucial en países como El Salvador,
donde el desorden, la violencia y la falta de responsabilidad han erosionado
los cimientos de la convivencia social.
EN este ensayo, desarrolla
cinco ejes principales que emergen de la película:
·
La familia
como primera escuela y formadora de valores.
·
Los maestros
como mediadores entre el conocimiento y la vida.
·
La
disciplina como columna vertebral de la formación.
·
El Estado
como garante o ausente del derecho educativo.
·
La tríada
necesaria entre familia, escuela y Estado para alcanzar una educación integral.
El análisis se plantea desde una perspectiva sociológica
y pedagógica, fundamentada en autores como Durkheim, Bourdieu y Freire, y con
referencias al contexto histórico latinoamericano. La intención es clara: no
solo interpretar la película, sino extraer de ella una crítica profunda a la
realidad educativa y social salvadoreña, mostrando la urgencia de repensar la
educación como un proyecto colectivo de dignidad y justicia. Hay que destacar
que el ensayo está basado en la película titulada” la otra educación” La otra
educación forma parte de la trilogía “La buena educación de la Fundación Trilem”
las personas interesadas pueden verla en youtube con el título “la otra educación”
1. LA FAMILIA: PRIMERA ESCUELA Y FORMADORA DE VALORES
1.1 El hogar como raíz de toda educación
La familia es, antes que cualquier institución, la
primera escuela de la vida. La película lo enfatiza con fuerza: los padres y
madres no pueden delegar por completo la formación de sus hijos a la escuela,
pues son ellos quienes transmiten los primeros valores de respeto, solidaridad
y responsabilidad. En el hogar se aprende a convivir, a compartir, a reconocer
límites y a asumir deberes. Sin este pilar, la educación escolar se convierte
en un edificio sin cimientos.
Durkheim (1922/1996) señalaba que la educación es un proceso de socialización que moldea al individuo de acuerdo con las exigencias de la sociedad. En esa lógica, la familia cumple un papel esencial: inicia al niño en las normas básicas de conducta y en los hábitos de disciplina que más tarde se consolidarán en la escuela. Un hogar que enseña respeto y orden crea condiciones favorables para el aprendizaje; en cambio, un hogar indiferente genera desarraigo y desorientación.
1.2 EL EJEMPLO COMO PEDAGOGÍA SILENCIOSA
La pedagogía familiar no se reduce a consejos verbales,
sino que se ejerce de manera silenciosa a través del ejemplo. Un padre que
miente enseña a mentir, aunque proclame lo contrario. Una madre que respeta la
dignidad ajena educa en valores con mayor fuerza que cualquier sermón. Como subraya
la película, los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan.
Aquí radica la fuerza —y al mismo tiempo la debilidad— de
la educación familiar: cuando el ejemplo es positivo, los hijos crecen con
referentes sólidos; cuando es negativo, se internalizan conductas destructivas.
No es casual que muchas problemáticas juveniles en El Salvador, como el
abandono escolar o la adhesión a pandillas, estén vinculadas a hogares
fragmentados, marcados por la violencia doméstica o por la ausencia de figuras
paternas y maternas responsables.
1.3 CARENCIAS FAMILIARES Y FRACTURAS SOCIALES
La película denuncia, con un tono crítico, la negligencia
de muchas familias que, atrapadas en la lógica del consumismo o debilitadas por
la precariedad, delegan toda responsabilidad en la escuela. Esta ausencia se
traduce en indisciplina, falta de compromiso y apatía hacia el aprendizaje. El
resultado es una niñez que llega al aula con vacíos afectivos y éticos que los
maestros difícilmente logran llenar.
En términos sociológicos, Bourdieu (1970/2000) explicaba
que el capital cultural de la familia determina en gran medida las
posibilidades educativas de los hijos. Un hogar que carece de estímulos
intelectuales, de hábitos de lectura o de disciplina cotidiana, condena a los
niños a enfrentar desventajas desde sus primeros años. La película refleja esta
realidad al mostrar cómo la indiferencia familiar repercute directamente en el
rendimiento escolar y en la conducta social.
1.4 LA FAMILIA Y LA DISCIPLINA COMO HERENCIA FORMATIVA
Un aspecto central del film es el vínculo entre familia y
disciplina. La disciplina no es vista como castigo, sino como herramienta de
formación del carácter. Cuando los padres acompañan las tareas, establecen
horarios, fomentan el respeto por los demás y enseñan a cumplir
responsabilidades, transmiten un legado que facilita el aprendizaje en la
escuela y la convivencia en sociedad.
Por el contrario, la falta de disciplina familiar genera
niños sin hábitos de estudio, incapaces de controlar impulsos y proclives a la
indisciplina social. En sociedades como la salvadoreña, donde la violencia
juvenil ha alcanzado niveles alarmantes, esta carencia constituye una de las
raíces del problema.
1.5 CRÍTICA ENÉRGICA A LA INDIFERENCIA FAMILIAR
La película no se queda en la simple descripción, sino
que denuncia la irresponsabilidad de ciertos padres que reducen su papel a
enviar a los hijos a la escuela, sin acompañar su proceso educativo. Esta
actitud, que combina indiferencia y comodidad, equivale a renunciar al deber
más elemental: ser los primeros educadores.
Aquí cabe hacer una crítica enérgica: mientras los padres
exigen resultados de los maestros y culpan al Estado por las fallas del
sistema, pocos asumen que la primera responsabilidad comienza en el hogar. La
niñez necesita afecto, acompañamiento y disciplina, no excusas ni abandono.
2. LOS MAESTROS: MEDIADORES DEL SABER Y MODELOS DE VIDA
2.1 El maestro más allá de la transmisión de contenidos
En La otra educación, la figura del maestro aparece con
una doble dimensión: como portador de conocimientos y como ejemplo de vida. La
película denuncia que en muchos casos el rol docente ha sido reducido a la
simple función de transmitir información, convirtiendo al maestro en un
repetidor de programas oficiales, desconectado de la realidad de sus
estudiantes. Sin embargo, el verdadero educador trasciende este papel: es
mediador entre el saber acumulado de la humanidad y las experiencias vitales de
los niños.
Freire (1997) advertía que enseñar no consiste en
transferir conocimientos, sino en crear posibilidades para la producción y
construcción del conocimiento. Un maestro que solo dicta contenidos sin generar
reflexión convierte la educación en un ejercicio vacío; en cambio, aquel que
inspira, cuestiona y dialoga con sus estudiantes abre las puertas hacia el
pensamiento crítico y la autonomía.
La película enfatiza que la niñez aprende tanto de lo que
el maestro dice como de lo que hace.
Su conducta, su disciplina y su compromiso ético tienen un impacto profundo, muchas veces mayor que cualquier lección académica. En este sentido, el maestro encarna la posibilidad de convertirse en un referente positivo que oriente a los niños hacia el respeto, la responsabilidad y la superación personal.
2.2 Vocación y compromiso ético
Uno de los ejes críticos del film es la falta de vocación
de algunos docentes. La rutina, la precariedad laboral y la ausencia de
formación continua han convertido a ciertos maestros en funcionarios
desmotivados que ven la docencia como una carga más que como una misión. La
película no duda en cuestionar este fenómeno, pues un maestro sin vocación es
incapaz de inspirar a sus alumnos.
Aquí es necesario ser enérgicos: un educador sin
compromiso ético no puede llamarse maestro. Freire (1997) lo plantea con
claridad: enseñar exige coraje, esperanza y amor por la vida. Cuando el docente
se limita a cumplir horarios y a aprobar o reprobar exámenes, pierde de vista
que su tarea es formar seres humanos y no simples receptores de datos.
Al mismo tiempo, no puede ignorarse que los maestros en
América Latina, y especialmente en El Salvador, han sido históricamente
desvalorizados. Sueldos bajos, condiciones precarias de infraestructura y falta
de reconocimiento social han debilitado su papel. Sin embargo, esto no
justifica la mediocridad: la educación exige un compromiso que trasciende las
circunstancias. El maestro que realmente cree en su misión busca alternativas,
innova, y aun en condiciones adversas, procura inspirar a sus estudiantes.
2.3 El maestro como constructor de ciudadanía
El film también plantea una visión más amplia: el maestro
no solo debe transmitir conocimientos académicos, sino formar ciudadanos
críticos y responsables.
Esta idea conecta con la pedagogía crítica de Freire
(1970/2012), quien sostenía que la educación es un acto político que puede
servir para domesticar o para liberar.
En sociedades marcadas por la desigualdad, los maestros
tienen la posibilidad —y la responsabilidad— de fomentar en los niños la
conciencia social y la capacidad de cuestionar la realidad. El aula no puede
ser un espacio aislado de la vida, sino un lugar donde se reflexiona sobre la
justicia, la solidaridad y la dignidad humana.
En este sentido, la figura del maestro trasciende la enseñanza de materias específicas y se convierte en un agente de cambio. La disciplina, el pensamiento crítico y los valores que el maestro inculca son herramientas que preparan a los estudiantes no solo para aprobar exámenes, sino para enfrentar la vida con dignidad.
2.4 Crítica a la mediocridad docente
La película no duda en señalar la mediocridad de ciertos
maestros que se limitan a repetir programas oficiales sin conexión con la
realidad social de los niños. Esta actitud es, en última instancia, una forma
de violencia educativa: se priva a la niñez de una formación que le permita
comprender y transformar su mundo.
Desde una perspectiva crítica, es necesario denunciar que
el maestro que no inspira, traiciona su vocación. Su labor no puede reducirse a
calificar tareas ni a imponer disciplina mecánica; debe ser un orientador que
abra caminos hacia la creatividad, la libertad y la responsabilidad.
El problema no es nuevo: desde principios del siglo XX,
ya se hablaba en América Latina de la necesidad de maestros transformadores,
capaces de unir la instrucción con la educación moral y cívica. Sin embargo, la
falta de políticas de formación docente, la ausencia de evaluación seria y el
clientelismo político en la contratación han perpetuado la mediocridad.
2.5 El maestro entre la esperanza y la adversidad
Pese a las críticas, el film también muestra ejemplos de
maestros que, con disciplina y afecto, logran inspirar a sus estudiantes. Son
aquellos que, aun en aulas deterioradas, sin recursos suficientes y con
salarios bajos, se convierten en referentes de superación. La historia
educativa salvadoreña recuerda a docentes que enseñaban en ranchos
improvisados, pero que marcaron la vida de generaciones enteras gracias a su
pasión y compromiso.
Aquí radica la paradoja: aunque el Estado ha sido
negligente, y aunque la familia muchas veces no cumple su papel, siempre han
existido maestros que, con esfuerzo personal, sostienen la esperanza de la
educación. Estos maestros encarnan la idea de que la docencia es más que un
empleo: es una vocación de servicio a la sociedad.
3. LA DISCIPLINA: COLUMNA VERTEBRAL DE LA EDUCACIÓN
3.1 La disciplina como condición del aprendizaje
En La otra educación, la disciplina se presenta como un
hilo conductor que atraviesa el hogar, la escuela y la sociedad. El film plantea una verdad que incomoda,
pero es innegable: sin disciplina no hay educación posible. La disciplina no es
sinónimo de represión ni de castigo, sino de orden, constancia y respeto mutuo.
Representa el cimiento sobre el cual se construyen los hábitos de estudio, la
responsabilidad y la convivencia.
En el hogar, la disciplina se refleja en el cumplimiento
de horarios, el acompañamiento de las tareas y la formación de rutinas. En la
escuela, se manifiesta en la atención, la puntualidad y el respeto hacia
maestros y compañeros. En la sociedad, la disciplina se convierte en la
capacidad de cumplir normas, asumir deberes ciudadanos y respetar el bien
común.
Durkheim (1922/1996) ya afirmaba que la disciplina es un
mecanismo de socialización que permite la cohesión social. Sin ella, los
individuos actúan de manera aislada y caótica, incapaces de integrarse en una
colectividad. La película confirma esta
tesis: en contextos donde no existe disciplina, prevalecen la apatía, la violencia
y el fracaso escolar.
3.2 Disciplina no como autoritarismo, sino como libertad
responsable
El error histórico de muchas sociedades ha sido confundir
disciplina con autoritarismo. En el pasado, la disciplina escolar se ejercía
mediante castigos físicos y humillaciones públicas. Lejos de formar carácter,
este tipo de prácticas generaban miedo, resentimiento y sumisión. La película
advierte que la disciplina verdadera no oprime, sino que libera, pues dota al
estudiante de herramientas para ser dueño de su tiempo, de sus hábitos y de su
destino.
La disciplina auténtica consiste en aprender a postergar
la gratificación inmediata, en reconocer que los logros requieren esfuerzo
sostenido y en respetar las reglas que hacen posible la convivencia. De esta
manera, la disciplina no anula la libertad, sino que la enmarca en la
responsabilidad. Kant (1785/2003) lo expresaba en términos filosóficos: la
libertad solo es posible bajo la guía de la razón práctica, que establece
límites y deberes.
En este sentido, La otra educación se convierte en un
alegato contra el caos y la improvisación que caracterizan a buena parte del
sistema educativo latinoamericano. Sin disciplina, ni el mejor programa
académico ni los más capacitados maestros pueden formar ciudadanos íntegros.
3.3 La disciplina frente a la violencia social
En el caso salvadoreño, la falta de disciplina educativa
ha tenido consecuencias fatales. Jóvenes que crecieron sin normas claras en el
hogar y sin hábitos de estudio en la escuela terminaron engrosando las filas de
la violencia social, particularmente en el fenómeno de las pandillas.
La película insinúa esta conexión al mostrar cómo la
ausencia de disciplina escolar no solo afecta el rendimiento académico, sino
que abre la puerta al desorden y a la criminalidad.
La disciplina, por tanto, debe ser entendida como un
mecanismo preventivo frente a la violencia. Cuando los niños aprenden a cumplir responsabilidades, a respetar la
autoridad legítima y a esforzarse por metas a largo plazo, se construyen
ciudadanos menos proclives al delito y más inclinados a la cooperación.
La UNESCO (2015) ha señalado que la educación con valores
y disciplina es una de las herramientas más efectivas para reducir la violencia
juvenil en América Latina. No se trata de militarizar la escuela ni de imponer
obediencia ciega, sino de formar en el respeto, la constancia y la
responsabilidad.
3.4 Crítica al relativismo y la permisividad
Uno de los males que denuncia la película es la
permisividad con que muchos padres y maestros abordan la disciplina. Bajo el
argumento de evitar traumas o de fomentar la “libertad”, se ha confundido
educación con complacencia. El resultado es una generación que carece de
límites claros y que enfrenta la vida con una noción distorsionada de la
libertad.
Ser enérgicos en este punto es necesario: la falta de
disciplina no forma personas libres, sino esclavos de sus impulsos. Un niño sin
normas se convierte en un adulto incapaz de respetar a los demás, de asumir
compromisos o de construir proyectos de vida. La película retrata esta
situación en personajes infantiles que, por falta de disciplina en el hogar y
en la escuela, desarrollan conductas caóticas y destructivas.
Frente a ello, la crítica debe ser contundente: ni la
familia ni la escuela pueden abdicar de su función de formar en la disciplina.
No hacerlo equivale a condenar a la niñez a un futuro de frustración y
desorden.
3.5 DISCIPLINA COMO EJE TRANSVERSAL DE LA TRÍADA
EDUCATIVA
Finalmente, la disciplina aparece en La otra educación
como el elemento que unifica a los tres pilares de la educación. La familia enseña disciplina mediante el
ejemplo y las rutinas cotidianas. Los maestros la refuerzan a través de la
exigencia académica y el respeto en el aula. El Estado, por su parte, debe
institucionalizarla mediante políticas educativas que promuevan la
responsabilidad ciudadana y la cultura del esfuerzo.
En esta tríada, la disciplina no es un accesorio, sino la
columna vertebral que sostiene la formación integral. Si falta en alguno de los
tres ámbitos, el edificio educativo se resquebraja. Con disciplina, en cambio,
la educación se convierte en una herramienta de emancipación personal y
colectiva.
4. EL ESTADO: GARANTE PRESENTE O CÓMPLICE AUSENTE
4.1 El deber indelegable del estado
El Estado, en cualquier sociedad, tiene una
responsabilidad indelegable: garantizar el derecho a la educación como un bien
público y universal. No se trata de una concesión política ni de un favor a la
ciudadanía, sino de una obligación constitucional y ética. La película La otra
educación denuncia que, en muchos contextos, el Estado ha abandonado esta
tarea, dejando a las familias y a los maestros la carga de sostener un sistema
educativo debilitado y sin recursos suficientes.
En El Salvador y en gran parte de América Latina, la
historia de la educación está marcada por promesas incumplidas y políticas
improvisadas. A pesar de que organismos internacionales como la UNESCO (2015)
insisten en que la inversión educativa debe ser prioritaria para alcanzar el
desarrollo sostenible, los gobiernos han reducido el tema a discursos vacíos
mientras destinan presupuestos insuficientes.
Cuando el Estado no invierte en infraestructura,
formación docente y programas de apoyo a la niñez, no solo incumple un deber
legal, sino que traiciona el futuro de las nuevas generaciones. La película lo
deja claro: sin la acción responsable del Estado, los esfuerzos de padres y
maestros quedan debilitados.
4.2 Crítica a la ausencia estatal
La película retrata la ausencia del Estado como un
problema estructural. Escuelas deterioradas, falta de materiales, maestros mal
pagados y programas sin coherencia reflejan una realidad que va más allá de la
ficción. En muchos países latinoamericanos, el abandono estatal ha condenado a
miles de niños a recibir una educación de baja calidad, profundizando la brecha
entre ricos y pobres.
Bourdieu y Passeron (1970/2000) advirtieron que, en lugar
de ser un instrumento de igualdad, la escuela muchas veces reproduce las
desigualdades sociales. Cuando el Estado se desentiende de la educación
pública, los hijos de las familias pobres quedan atrapados en un círculo de
exclusión, mientras los sectores privilegiados acceden a instituciones privadas
con mejores recursos. La película evidencia esta injusticia al mostrar cómo los
niños de contextos vulnerables son los que más sufren por la falta de inversión
estatal.
La crítica debe ser contundente: un Estado ausente en
materia educativa es cómplice de la desigualdad y la exclusión social. No basta
con inaugurar escuelas o repartir libros de manera propagandística; se necesita
una política integral, coherente y sostenida en el tiempo.
4.3 EL ESTADO COMO GARANTE DE POLÍTICAS PÚBLICAS
COHERENTES
El papel del Estado no se limita a financiar
infraestructura. También debe diseñar políticas educativas que promuevan la
calidad, la equidad y la pertinencia social. Esto implica garantizar la
formación continua de los maestros, crear programas de apoyo a las familias y
asegurar que los contenidos escolares respondan a las necesidades de la
sociedad.
La educación no puede ser vista como un gasto, sino como
una inversión estratégica para el desarrollo nacional. Diversos estudios han
demostrado que la relación entre inversión educativa y crecimiento económico es
directa: sociedades con mayor acceso a educación de calidad alcanzan niveles
más altos de productividad y cohesión social (Hanushek & Woessmann, 2015).
La película hace un llamado implícito a que los Estados
dejen de improvisar y asuman su responsabilidad como garantes de futuro. Si el
Estado cumple su papel, los esfuerzos de la familia y los maestros pueden
multiplicarse; si no lo hace, la educación seguirá siendo un privilegio y no un
derecho.
4.4 Entre el discurso y la realidad
Uno de los aspectos más críticos que plantea La otra
educación es la brecha entre el discurso oficial y la realidad educativa.
Mientras los gobiernos proclaman que la educación es una prioridad nacional, en
la práctica los presupuestos asignados siguen siendo insuficientes y las políticas
carecen de continuidad.
En El Salvador, por ejemplo, durante décadas los planes
educativos han cambiado con cada administración, sin una visión de largo plazo.
Esta discontinuidad refleja que la educación ha sido usada como herramienta de
propaganda electoral más que como una política de Estado. La película cuestiona
este doble discurso, mostrando que los niños son los principales perjudicados
cuando el Estado actúa de manera irresponsable.
La crítica
debe ser enérgica: no hay nada más perverso que convertir la educación en un
botín político. Hacerlo equivale a hipotecar el futuro de la nación en nombre
de intereses partidarios.
4.5 El Estado como articulador de la tríada educativa
Finalmente, la película sugiere que el Estado debe
funcionar como articulador entre familia y escuela.
No basta con entregar recursos; debe promover la
participación de los padres, apoyar a los docentes y generar programas que
integren la disciplina y los valores en la formación escolar. Solo así podrá
garantizarse una educación integral que no se limite a transmitir
conocimientos, sino que forme ciudadanos críticos y responsables.
En este sentido, el Estado no puede ser neutral. Debe
tomar partido a favor de la niñez y en contra de todo aquello que debilite su
formación. Como señala Freire (1970/2012), la educación es siempre un acto
político: o libera, o reproduce la opresión. El Estado que decide invertir en
educación de
5. LA TRÍADA NECESARIA: FAMILIA, ESCUELA Y ESTADO EN
ARMONÍA
5.1 La interdependencia de los tres pilares
La otra educación transmite un mensaje claro: ninguno de
los tres pilares educativos —familia, escuela y Estado— puede funcionar por sí
solo. La familia sin escuela se queda en la transmisión de valores básicos,
pero carece de las herramientas académicas para la formación integral. La
escuela sin familia pierde raíces y acompañamiento en el hogar. Y el Estado,
sin la interacción con ambos, se convierte en un aparato burocrático distante,
incapaz de garantizar aprendizajes significativos.
La educación auténtica requiere de esta tríada armónica.
Si uno de los pilares falla, el edificio entero se resquebraja. La película nos
muestra, con escenas sencillas pero poderosas, cómo la ausencia de cualquiera
de estos actores genera vacíos irreparables en la vida de los niños.
5.2 El hogar y la escuela: alianza necesaria
Un punto fuerte de la obra es su crítica a la falta de
comunicación entre padres y maestros. Muchas veces, la familia delega por
completo la educación al sistema escolar, mientras los docentes se quejan de la
falta de acompañamiento en casa.
Esta brecha, lejos de resolverse, se profundiza en
contextos de pobreza, donde los padres trabajan largas jornadas y carecen de
tiempo para involucrarse en la vida escolar de sus hijos.
La película recuerda que educar es un esfuerzo compartido. Cuando familia y escuela trabajan de manera articulada, se refuerzan mutuamente: los valores inculcados en el hogar se consolidan en el aula, y los aprendizajes escolares se fortalecen con el apoyo de los padres.
5.3 El Estado como articulador
El tercer elemento de esta tríada es el Estado, que debe
cumplir un papel articulador. No basta con construir escuelas o contratar
maestros: debe generar políticas que integren a las familias en los procesos
educativos y que fortalezcan la formación docente para enfrentar los desafíos
contemporáneos.
El Estado debe asumir que su tarea no es solo
administrativa, sino profundamente política: garantizar que la educación sea un
derecho humano, accesible para todos y orientado a la justicia social. Como
plantea Freire (1997), enseñar exige compromiso con la dignidad humana y la
transformación del mundo.
5.4 Educación integral como proyecto de nación
La educación no puede ser vista como un asunto privado de
las familias, ni como una carga exclusiva de los maestros, ni como una simple
partida presupuestaria para el Estado. Debe ser entendida como un proyecto de
nación. Solo así podrá transformarse en motor de cambio social, capaz de
combatir la pobreza, reducir la violencia y construir ciudadanía.
La otra educación insiste en que enseñar a leer y
escribir no basta. La verdadera educación enseña a vivir en sociedad con
responsabilidad, dignidad y solidaridad. Y esa tarea solo puede lograrse si
familia, escuela y Estado asumen juntos su rol.
CONCLUSIÓN: LA URGENCIA DE RECONSTRUIR LA EDUCACIÓN
El análisis de La otra educación nos lleva a una
conclusión contundente: la crisis educativa no es casual ni inevitable, sino el
resultado de fallas estructurales. La familia, muchas veces debilitada por la
pobreza y la violencia, no logra transmitir los valores y la disciplina
necesarios. Los maestros, atrapados en condiciones precarias y desvalorizados
socialmente, luchan por cumplir una tarea que debería estar acompañada de
formación continua y respaldo estatal. Y el Estado, históricamente ausente o
incoherente en sus políticas, ha fallado en garantizar el derecho universal a
la educación.
Ante esta realidad, el reto es reconstruir la tríada educativa sobre tres pilares fundamentales: familias responsables, maestros comprometidos y un Estado garante de derechos. La educación no puede seguir siendo un privilegio para unos pocos, ni un discurso vacío en campañas electorales; debe ser el corazón de un proyecto social que apueste por la dignidad y el futuro de la niñez.
REFLEXIÓN FINAL: EDUCAR ES FORMAR HUMANIDAD
Educar no es solo transmitir conocimientos, sino formar
seres humanos con sentido de vida, responsabilidad social y capacidad de
transformar la realidad. La película nos recuerda que un pueblo sin educación
integral está condenado a repetir sus errores, mientras que un pueblo con
familias comprometidas, maestros inspiradores y un Estado responsable puede
forjar un futuro distinto.
La reflexión que deja La otra educación es profunda: la
verdadera educación no se mide en calificaciones ni en diplomas, sino en la
capacidad de formar ciudadanos que respeten la dignidad propia y ajena, que
practiquen la solidaridad y que asuman la disciplina como camino hacia la
libertad.
La crítica debe ser enérgica y clara: si familia, escuela
y Estado no se articulan, la educación seguirá siendo una promesa incumplida.
Pero si se logra esa unión, la educación se convierte en la herramienta más
poderosa para transformar a El Salvador y a toda América Latina.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
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Bourdieu,
P., & Passeron, J. C. (2000). La reproducción: Elementos para una teoría
del sistema de enseñanza. Madrid: Siglo XXI. (Trabajo original publicado en
1970).
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Durkheim, E.
(1996). Educación y sociología. Madrid: Akal. (Trabajo original publicado en
1922).
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Freire, P.
(2012). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI. (Trabajo original publicado
en 1970).
4.
Freire, P.
(1997). Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica
educativa. México: Siglo XXI.
5.
Hanushek, E. A., & Woessmann, L. (2015). The
knowledge capital of nations: Education and the economics of growth. Cambridge, MA: MIT Press.
6.
UNESCO.
(2015). Educación para todos 2000–2015: Logros y desafíos. París: UNESCO.
SAN SALVADOR, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2025
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