lunes, 20 de mayo de 2024

 

EL ESCLAVO MODERNO.

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

 

BREVE INTRODUCCIÓN.

Siempre que nos referimos a la esclavitud nos remitimos inmediatamente a la sociedad esclavista, que es una de las primeras formaciones económicas sociales en la que surge la propiedad privada sobre los medios de producción. El surgimiento de la sociedad esclavista es un hecho histórico que ha quedado marcado con lazos de mucho dolor, sangre y barbarie.

Muchos hombres y mujeres fueron sacrificados sólo para satisfacer los más negros instintos de los esclavistas. Aún hoy se padecen las secuelas que han dejado profundas huellas en la consciencia del hombre “moderno”. Es en esta sociedad en la que el hombre deja de ser libre y se transforma en un esclavo no sólo material sino también espiritual.

En esta sociedad el hombre deja de crearse a sí mismo, de auto-realizarse, deja de ser él y se transforma en otro. Hoy ya no es solamente esclavo de la naturaleza, sino que ahora hay otras fuerzas que lo oprimen y convierten en cosa, en objeto y en un ser que no sabe de dónde viene ni para donde va.  

Pero mal haríamos al pensar que la esclavitud es un fenómeno del pasado y jactarnos de que hoy somos libres en el verdadero sentido del término; porque aún hoy cuando vivimos en medio de la abundancia, más de dos mil millones de seres humanos   en el mundo no logra cubrir sus necesidades vitales para la sobre vivencia. Y mientras esto suceda nadie puede decir que somos libres, pues aún aquellos que tienen los recursos para hacerlo no lo son.

En este sentido el hombre “moderno” tiene todas las características de un esclavo nada más que no se da cuenta o no quiere darse cuenta. Veamos algunas de ellas:

DESARROLLO.

Características.

El esclavo moderno vive atrapado por el consumismo superfluo. Se siente realizado, consumiendo de manera compulsiva, encerrado en el mundo de las mercancías. El esclavo moderno vive de apariencias, engañado y manipulado. El esclavo moderno no reflexiona, le molesta pensar, repite lo que oye. 

El esclavo moderno vive por el trabajo y para el trabajo; no se entera ni le importa su condición de explotado, no protesta, se somete al poder del amo (Capitalista) fácilmente sin remilgos ni objeción.

El esclavo moderno es un analfabeto político, no le importa, ni le preocupa la existencia de pobreza, de hambre de miseria, delincuencia, corrupción e injustica.

El esclavo moderno vive pegado al televisor, al partido de fútbol, embriagado con las drogas y el licor los días sábados y domingos. Al esclavo moderno no le inquieta el sufrimiento de los demás, ha perdido su consciencia y su sensibilidad social. El esclavo moderno es dócil, llevadero e ingenuo. El sistema lo socializa, lo prepara, le otorga diplomas y títulos Universitarios para que se sienta superior a los demás.  Es soberbio, arrogante y prepotente.

 En pocas palabras es una persona alienada, es decir, se ha perdido, asimismo, se desconoce, asimismo. El esclavo moderno no analiza, no interpreta el mundo, no discute porque para él todo está perfectamente bien. El esclavo moderno vive una vida alienada por la religión, vive esperando un Mesías que lo venga a salvar, pero no hace nada por liberarse él. El esclavo moderno es una persona triste, angustiada e infeliz porque no sabe cómo explicar su propia situación.

Al esclavo moderno le han secuestrado su pensamiento, no piensa, es pensado, es un sujeto sujetado como diría Michel Foucault o como diría Martin Heidegger, es un sujeto interpretado, no interpreta, sino que lo interpretan. No expresa su mundo, ni dice su palabra, le han silenciado su voz.

El esclavo moderno vive en un estado de servidumbre permanente, explotado y sometido a las leyes del mercado, los negocios y las drogas. Son las leyes del mercado las que dictan sus sueños y aspiraciones.

El esclavo moderno vive encadenado a sus propias creencias, pensamientos y mitos; no es dueño de sí mismo, no se pertenece, pues pertenece al explotador. Al esclavo moderno el sistema le ha creado un mundo falso, vive postrado a la pornografía de la tv, el internet para que no piense.  En su mundo el esclavo moderno vive para tener más pero no para ser más, para vivir su vida ostentosa debe de endeudarse, vive para pagar préstamos a los Bancos y usureros que lo esquilman y lo aniquilan.

El esclavo moderno no es feliz porque su trabajo no le pertenece sino al que se lo compra. El esclavo moderno es un extranjero de sí mismo, pues no logra saber quién es él pues vive en un mundo enajenado, alienado y extrañado. Él vive en un estado de desconocimiento de sí mismo.  El esclavo moderno vive ensimismado, lleno de miedos, con temor a los diablos y dioses creados por el sistema para mantenerlo asustado, controlado y en un estado de inmovilidad permanente.

 Al esclavo moderno el sistema   le ha destruido su moral, su ética y su consciencia de sí y para los demás. Al esclavo moderno el sistema no lo educa, lo domestica y lo bestializa para saca el mejor provecho. El esclavo moderno no se da cuenta que es esclavo; al contrario, se siente feliz de su propia condición.

 El esclavo moderno ha sido despojado de su consciencia de clase, de sus intereses de clase e ignora la necesidad de la rebelión.  El esclavo moderno él elabora sus mercancías que luego lo esclavizan, lo someten y lo destruyen. El esclavo moderno vive enjaulado, en su mundo lleno de abundancia, pero a la vez lleno de miseria y mezquindad. El esclavo moderno vive en un estado de deshumanización y despersonalización permanente. El esclavo moderno padece de una enfermedad; la enfermedad de poseerlo todo, de controlarlo todo, de acaparar todo.

Vive en un mundo de mezquindad y miseria humana. El esclavo moderno aplica perfectamente la ley Darwinista de la supervivencia del más apto, en la que el pez más grande se come al chico.

El esclavo moderno se llena de orgullo cuando le mencionan los grandes adelantos de la ciencia, la técnica y la tecnología sin percatarse que todo eso nos está llevando a la destrucción de todos y todas.  El esclavo moderno, es presa fácil de los grandes laboratorios productores de fármacos sin enterarse que sólo son medicamentos para envenenar su sistema y acelerar rápidamente su muerte.

Aunque no se agota con esta descripción al esclavo moderno (del capitalismo) pero nos guste o no nos describe y nos demuestra que nadie en este planeta es libre pues de una manera u otra estamos alienados, enajenados pues hemos perdido nuestra propia esencia, nuestro propio ser. Para recuperar nuevamente ese ser perdido necesitamos una sociedad nueva en la que el hombre se realice como hombre y en la que el trabajo sea el factor determinante para la concreción del hombre nuevo.

 

 

SAN SALVADOR, 20 DE MAYO DE 2024.

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