viernes, 15 de julio de 2022

 

“DEJAD QUE LOS PERROS LADREN SANCHO, ES SEÑAL DE QUE VAMOS CAMINANDO”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA

Aunque la frase  a que me voy a referir no es de Don Miguel de Cervantes Saavedra, lo cierto es que durante muchcímos años se ha utilizado bajo los auspicios del gran escritor español antes mencionado. No obstante, su verdadero autor es Johann Wolfgang Von Goethe, escritor alemán pionero del romanticismo europeo.  La frase en sí nos indica movimiento, cambio, lucha, destrucción de lo viejo  y el arribo de lo nuevo.

Compartimos un planeta y una sociedad que está en estado de ebullición de transformación, de perenne movimiento, devenir constante, aunque muchos no lo percibamos, las fuerzas opuestas permanece enfrentadas las unas con las otras sin tregua alguna, en ese laberinto social vivimos todos. Por otro lado, no nos enteramos de los cambios pues estos son imperceptibles a nuestra vista, además, porque vivimos  en  una sociedad alienada, que nos entretienen con cuestiones superfluas, eso nos  impide ver el todo y  sólo vemos  sus partes.

La frase conque titulado esta breve reflexión lo tomé porque considero que lo que nos planteó Goethe, es movimiento, es cambio, es devenir, es horizonte es futuro, es utopía. Es una frase que nos indica que estamos avanzando a pesar de todas las críticas, los impedimentos, los problemas que se nos pueden ir presentando en el camino, pero la marcha  del tiempo y  del cambio no se detiene, es infinita.

En busca de fortuna y de  placeres, Más siempre atrás nos ladran, Ladran con fuerza… Quisieran los perros del potrero, Por siempre acompañarnos,  pero sus estridentes ladridos, Sólo son señal de que cabalgamos (Johann Wolfgang Von Goethe)

Es en realidad eso lo que está pasando con nuestro pueblo, aunque aún la velocidad del cambio no ha llegado en su plenitud, pero  ya está  causando perturbación, miedo, en aquellos que algún día se sintieron sobrios, pensando  que navegaban en un océano pacífico y no en aguas turbulentas, donde las aguas no se  movían, muchos de esos perros hoy ladran con toda su ferocidad; queriendo morder los tobillos para que no se pueda avanzar.

Esa temible panda que reúne, tránsfugas, extorsionadores, delincuentes, comunistas, apátridas, traidores, mediocres, poco a poco se les está llegando su día. Una panda de vividores que se aferran al sillón porque sus vidas profesionales  y políticas son un fracaso. 

Cada día estos perros se sienten abandonados y buscan amparo, refugio, en el insulto gratuito y descalificatorio  sin argumentos, la ofensa, el menosprecio, la arrogancia, la prepotencia y la soberbia. 

Sabido es como decía mi abuela, los perros ladran por miedo, para defender su territorio que durante muchos años fue su espacio para las orgias, los bacanales, la impudicia; hoy sienten que su territorio está amenazado, por alguien que quiere erradicar la prostitución de sus oficinas.

Los perros en tiempos de paz no ladran, no aúllan ni buscan morderle los tobillos a nadie, pero cuando sienten amenazados sus intereses los perros se vuelven feroces y atacan sin ninguna consideración ni escrúpulo a aquel que consideran que los está echando de su territorio.

 Son Perros salvajes, que no tienen conciencia, no saben quiénes son,  de dónde vienen ni para donde van. Son destructores de su propia especie  y sólo protegen a los de su propia jaurilla.

Esa panda de perros ha creado una sociedad a su medida, donde impera el crimen, la delincuencia, la extorsión  y la impunidad. Es una sociedad de perros y para perros, en donde las instituciones funcionan para los perros. Pero los perros de cuello blanco.

Por eso decía Don Quijote “Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es una locura, ni utopía, sino justicia. (Don quijote de la Mancha).

 

 

 

SAN SALVADOR, 15 DE JULIO DE 2022

 

 

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