LA PERVERSIÓN
DE LA POLÍTICA Y LA NECESIDAD DE REINVENTARLA.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
Haced
política, porque si no la hacéis alguien la hará por vosotros y
probablemente contra nosotros” (Antonio Machado). En las revoluciones hay
dos clases de personas; las que las hacen y las que se aprovechan” (Napoleón Bonaparte)
Hoy
en día la política no goza de ninguna reputación
a nivel mundial ni mucho menos a nivel nacional. Para muchos es una
ficha que no tiene ningún valor salvo
para los que viven de ella.
Al contrario para grandes mayorías
de la sociedad ven y entienden la política como algo pecaminoso, sucio, contaminado, putrefacto, algo que
hiede y que está en estado de descomposición.
Este fenómeno de
descreimiento e indiferencia social de los ciudadanos se ha venido promoviendo poco a poco hasta llegar al momento que hoy estamos viviendo.
Claro existen muchas razones para ello. Los partidos políticos y
los líderes políticos han hecho del Estado su botín, su feudo, pero
peor aún, han puesto el Estado al servicio de
las grandes corporaciones
multinacionales y de los grupos de
poder que se lucran gracias al favor de los “administradores de la política” quienes se han
convertido en el soporte fundamental
de los privilegios del poder dominante y
no del pueblo honesto y trabajador.
Con el devenir del tiempo la
política se ha venido convirtiendo en un espacio ajeno a la gente. Fenómeno que les ha beneficiado
siempre a los mismos, ya que es un
espacio en el que se toman las
decisiones que afectan la vida en sociedad. Decisiones en las que nos vemos afectados, todos y todas pero que sólo favorecen a pequeños grupos para quienes cada día crecen en opulencia
mientras que la mayoría se ven confinados a vivir una vida
paupérrima llena de pobreza, miseria e infortunios.
Esas decisiones políticas se
refieren a nuestros derechos, nuestra seguridad, servicios públicos
esenciales que tienen que ver con las condiciones materiales de existencia. De igual manera,
se refieren a las funciones
y obligaciones del Estado, al manejo de
nuestros impuestos, a las contribuciones en las que el Estado debe ser el ente contralor, para que dichos impuestos sean bien administrados y ejecutados con transparencia, justicia, eficacia y eficiencia.
Desde hace muchos años nos hemos
vistos alejados de la política dejando en manos de unos políticos inescrupulosos las decisiones que nos compete a todos y a cada uno de nosotros.
Nos han hecho creer por diferentes medios que la política es un es una jungla en donde sobreviven los más aptos,
los más inteligentes, que la política es sucia, en la que prevalece
el reino de la corrupción.
En consecuencia, se debe permitir que
los corruptos sigan manejando la política ante nuestra indiferencia o desencanto la toma de decisiones sobre
los asuntos que nos competen a todos
y todas.
De cualquier manera al final la política resulta ser
nada más un espacio ajeno y maltrecho alejado de los intereses de la
mayoría de la población. Es en realidad lo
que buscan los grupos de poder y los “líderes políticos” es alejar a la
gente de la cosa política, del
interés de que la población esté informada sobre
los asuntos que son de sumo interés
para su propia vida. De ahí que, en la medida en que la población no intervenga en asuntos políticos, no se
entere de lo que hacen con sus impuestos, ellos (los políticos) seguirán manteniendo secuestrado el Estado y poniéndolo al servicio de la
oligarquía criolla y transnacional.
REINVENTAR LA POLÍTICA
ES DEVOLVÉRSELA AL PUEBLO.
Hacer que la política
funcione debe de ser el gran desafío para el
actual gobierno y de la nueva Asamblea Legislativa que resulte electa en febrero de 2021. Devolverle la política
a los marginados, a los excluidos; permitirles que recuperen un derecho fundamental que por muchos años se les ha conculcado, eliminar la maleza,
limpiarla de todo vestigio de trampa, componendas y arreglo bajo la mesa, de volverla
transparente, ese debe ser el mejor legado que le pueden dejar a un pueblo que durante
largos años de historia los grupos de
poder y los líderes políticos que la han tenido privatizada.
Pero devolverle a la política la credibilidad pasa por devolverle también la credibilidad a la democracia y hacer que
esta funcione para que no sea nada más un slogan publicitario de los partidos
políticos y los poderes dominantes.
Sí funciona la política
funciona la democracia porque democracia y política están indisolublemente unidas. Cuando las decisiones políticas
están en función
de las necesidades e intereses del
pueblo, cuando la justicia se reparte equitativamente entonces la democracia avanza a peldaños
más elevados y la justicia
adquiere credibilidad.
Como se ha venido planteando en este documento
durante muchísimos años la política
ha sido y sigue siendo un instrumento de los que están ubicados
en un peldaño más alto de la escala social, que la han utilizado para
cualquier cosa menos para resolverle los problemas al pueblo.
Ha sido una política y una
democracia para el poder oligárquico y las corporaciones multinacionales que se han aprovechado para ensanchar sus grandes fortunas
y someter al pueblo trabajador, para generar más exclusión, marginación y desigualdad.
Reinventar la política es permitir
el ejercicio político sin distinción de raza creo ni condición social, es otorgarle al pueblo el pleno derecho que le
asiste como ciudadano y como ser
humano, como miembro de una “polis” como lo enseñaba Aristóteles, en la que expresaba que todos somos políticos, pero no en el sentido de
vivir en un conglomerado social sino por el hecho de que somos seres racionales y todas nuestras
acciones son pensadas.
Renovar la política es también hacer que el pueblo se organice
libremente, en los paridos, movimientos pero que sean electos por la voluntad
de la gente, sin olvidar
que su objetivo primordial es servir a los intereses
mayoritarios de la población. Abandonar el vicio que hoy tienen los partidos
corporativos que únicamente defienden los intereses del minúsculo grupo que representan;
deben de tomar en cuenta que hacer política
es servir a los demás,
es estar inserto
e inmerso con el
pueblo, conociendo sus necesidades,
sus problemas y no acercarse a la
población hasta en la fecha cuando se acercan las elecciones, como muchos
partidos políticos lo están haciendo hoy.
Reinventar la política implica que
está no sea excluyente sino incluyente, que esté sujeta al escrutinio popular
y al control social. Hacer política implica dar cuenta de lo que se
hace, como se hace y para que se
hace.
Es dejar que el pueblo construya y reconstruya el poder desde abajo, junto
con el pueblo, es pensarse y pensar la comunidad, es permitir al pueblo conozca
sus problemas, sus derechos
pero que al mismo tiempo pueda resolverlos. Reinventar la política
es también devolverle al pueblo, a los marginados, los excluidos y los explotados su dignidad, es permitirles estar en el mundo y con el mundo.
Hacer política es sin lugar a dudas, organizar
la sociedad de manera racional,
de manera que dicha sociedad
esté al servicio de los más necesitados, no de los grupos oligárquicos. La política debe ser el instrumento preferencial para unirnos y no desunirnos.
La misión de la política es asegurar
la vida en el más sentido amplio. Es ella quién hace posible al individuo perseguir la paz y la tranquilidad no
importunándole. . “(Instituto Martín
Azpilicueta. La política y el bien común. p.24). Por otro lado, la política no
se reduce exclusivamente a una
función técnica de resolución de problemas, como se hace hoy sino que es
inherente a ella la búsqueda común de
los fines o bienes a los que
aspira la sociedad humana: la justicia, la paz, la libertad y el bienestar económico entre otros.
SAN SALVADOR, 15 DE SEPTIEMBRE DE 2021
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