lunes, 25 de mayo de 2020




¿CRISIS POLITICA   O CRISIS DE PODER  EN EL SALVADOR?
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría”.  (Karl  Marx) Voy a iniciar esta reflexión porque me parece que esta frase  nos explica de  alguna manera  la realidad que estamos viviendo.
Desde hace algunos meses  o quizás para ser más precisos desde que inició  el gobierno del presidente Nayib Bukele (1 de junio de 2019)   se vive una intensa actividad política a nivel en  todos los sectores  de la vida  del país.  Por un lado los grupos de poder  representados en las diferentes instituciones del Estado   y por el otro un poder  naciente que tiene su expresión en el poder  de las masas, al menos eso es lo que aparenta.
Es  una lucha de  clases desde cualquier ángulo que la queramos ver, es el enfrentamiento entre la clase poderosa tradicional, los dueños de los medios de producción, de la industria, el comercio, el transporte, la comunicación  entre otros. Sin embargo, lo que  el pueblo logra percibir  pareciera que es un conflicto meramente jurídico o  resultados de la pandemia del Covid- 19; y a la vez un problema de legalidad  o de violación a la Constitución de la República. No obstante,  el fondo de todo este conflicto es una lucha a muerte por el poder.
El poder tradicional jamás, había sido desafiado por  gobierno alguno,  siempre habían sido dóciles  y muy condescendientes con el poder, pero también el poder había transado recursos económicos  para mantener la gobernabilidad. En consecuencia, estos gobiernos  (ARENA Y FMLN, PCN Y PDC), todo el tiempo gobernaron para las clases dominantes, sin importar los sufrimientos de las clases desposeídas.
Al contrario del presidente actual  ha invertido esa práctica habitual y ha puesto el aparato del Estado al servicio y en función de las  necesidades de la mayoría de la población y probablemente esa sea la  razón  por la que el actual gobierno goza de un apoyo increíble e impensable de la población. Pero al mismo tiempo es víctima de los improperios más viles de sus  oponentes que no encuentran la forma de frenar el respaldo popular del que por hoy goza el presidente Nayib Bukele.
 Apoyo que se  puede corroborar con las últimas encuestas aparecidas en algunos medios de información  y de las redes sociales. Hoy todo su gobierno está trabajando  al unísono con el presidente  y junto al pueblo. Cuestión que gobiernos anteriores su administración se ejecutó desde los escritorios de la burocracia  estatal.
Pero más  allá, de esa aparente crisis generada por el Covid-19 y el conflicto jurídico entre el poder  ejecutivo, legislativo y judicial ¿Qué hay detrás de todo eso? claro que a los ojos de la gente común es una lucha en la que el poder tradicional ha perdido terreno  y un desgaste estrepitoso que ha cercenado los cimientos en los cuales tradicionalmente se sustentaba. 
La vieja oligarquía que desde los años de 1824 había   venido controlando poder  económico y político,  ve como  de repente se ve  amenazado por el arribo de una nueva  clase social que si bien no tiene el poder económico que la burguesía  tradicional posee,  pero que se presenta como más progresista  y con una  mejor visión de país.
Por otro lado, la clase burguesa tradicional, representada en la ANEP, FUSADES, los partidos políticos tradicionales (ARENA, FMLN, PDC Y PCN)  y las instituciones políticas y jurídicas afines (FGR, CSJ, PDHH y la Asamblea Legislativa entre otras. Son parte de esa superestructura jurídico política de la que echa mano la clase dominante cuando su “status quo”  se encuentra en peligro.
 No hay que olvidar la sentencia de Marx “El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra” ese poder es el poder que durante más de dos siglos ha utilizado la burguesía para explotar, reprimir  y oprimir a la clase desposeída de los medios de producción. De ahí que su actitud soberbia, prepotente  y arrogante es la expresión  de esa impotencia que los poderosos sienten que poco a poco les están arrebatando el poder   y se están poniendo en peligro sus intereses de clase.
Además, el descalabro político de la clase dominante ha sido también por la ambición  y la  corrupción desmedida  de la que han practicado en los últimos 30 años en los que 20 le  corresponden al partido ARENA Y 10 AL FMLN, que sin ninguna consideración ética ni moral saquearon las arcas del Estado dejando a la población en las perores condiciones paupérrimas de vida.  Mientras que la clase política  del país de daba la gran vida con los impuestos del pueblo salvadoreño.
Entonces lo que se tiene en el país, no es un simple conflicto  jurídico, ni un enfrentamiento por el Covid- 19; es sencillamente el enfrentamiento entre un poder nuevo que está emergiendo  y otro que está feneciendo o como lo expresó hace muchos años Bertold Brech “las crisis se producen cuando lo viejo no termina de morir  y lo nuevo no termina de nacer” y esta crisis ¿Cuándo va a terminar?  Sencillamente cuando una de las fuerzas en contienda venza y se imponga a la otra y esto será en las elecciones del 2021, aunque hay que decirlo que la lucha continuará sin cesar  hasta que una fuerza haya liquidado por completo a la otra. Pues es aquí en donde se expresa la dialéctica del movimiento y del cambio, no se puede dar por sentado algo, porque las contradicciones  que son el motor del cambio  continuará  su mecha  interminable.
En la sociedad al igual que en todos los aspectos de la vida, las contradicciones siempre van a estar presentes  y el cambio queramos o no este siempre se va a producir esto no es un invento sino que es una ley que ha persistido desde que el hombre tiene conciencia.
Hay que destacar que la, la crisis  es un fenómeno que invade todos los aspectos  de la vida  de una sociedad o de un sistema ya que al ser parte de esa totalidad todas están interrelacionadas de modo que no podemos hablar de una crisis  de la economía, la educación, la salud, los valores, la ciencia, la administración de justicia sino que además está en crisis el  poder.
Pero además, es una crisis de la existencia misma. En esta crisis como  podemos observar, hay una lucha entre el mercado y la vida, los que propugnan o defienden la apertura de la economía  están interesados en sus negocios, sus ganancias, la vida está en segundo plano, para estos sectores (Empresa privada) la vida tiene poca o nada de importancia.
 Mientras que los que defienden la vida  y la colocan por encima de los más altos  valores, consideran el dinero en segundo plano, esto nos puede dar una idea clara que en esas dos concepciones están implícitos los intereses de clase.  Esas dos maneras de ver el mundo están también en un franco  y abierto enfrentamiento que se expresa en la lucha entre lo viejo y lo nuevo. Pero que tiene como sustento la crisis del poder político que expresa sin lugar a dudas los intereses económicos  de la gran burguesía nacional.

San Salvador, 24 de mayo de 2020











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