viernes, 6 de octubre de 2017

ENAJENACIÓN Y ALIENACIÓN DE LA SOCIEDAD POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA



ENAJENACIÓN  Y  ALIENACIÓN DE LA SOCIEDAD
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA
BREVE INTRODUCCIÓN.
En este pequeño artículo  se trata de reflexionar en sobre las  con las condiciones de enajenación y alienación que vive la sociedad en general,  sobre todo en la sociedad capitalista. Pero  la reflexión va más dirigida a las clases sociales más pobres, los asalariados (Profesionales intelectuales,  profesores, empleados, obreros, estudiantes) que pertenecen a la clase proletaria. Cuyo propósito es  la necesidad   de hacer  que tomen conciencia de la real situación  que vive y contribuyan  a la transformación de la sociedad.
Se plantea como la sociedad capitalista a través de los medios de comunicación de masas  desde hace muchos años han venido construyendo un perfil de hombre  que ella necesita para su propia conservación y reproducción.
Por otro, lado, se deja ver como el mismo estado de precariedad material se expresa de igual manera, en la miseria espiritual, ética y moral de  las clases  dominadas. Aunque también se da la pobreza ética y moral en las clases dominante pero más por su ambición y sed de ganancias.
Además, se plantea como el sistema capitalista  ha reducido al hombre a una simple mercancía, a  un bien de consumo y lo que únicamente interesa al capitalista es su ganancia. Por eso decía Marx.  “El obrero tiene más  necesidad de respeto que de pan”. De igual modo, Eric Fromm sostiene que la enajenación conduce a la perversión de  todos los valores. Al hacer  de la economía  y sus valores la ganancia, el trabajo, el ahorro y la sobriedad el fin supremo de la vida, el hombre no desarrolla  los valores verdaderamente morales.
DESARROLLO.
La sociedad capitalista  de hoy no se encuentra así misma, es decir, no logra entenderse, ni comprenderse, hay una despersonalización, para ella, el mundo es cada vez menos real, en otras palabras está perdida, confundida, las personas  que son su razón de ser experimentan cada día desencanto, desesperanza y angustia, se cierne  en la mente de  cada persona una situación de pesimismo, caos, tristeza e impotencia.
  Dicha situación  conduce  a muchas  personas a buscar refugio en el alcoholismo, la droga, la delincuencia, la religión, la política  y la vida fácil.
 Otras se entregan a un consumismo compulsivo para mitigar y evadir una realidad para la cual no tiene respuesta.  En el capitalismo las personas no viven  sino más bien mal viven, su vida deviene en trabajar, consumir, pagar  las deudas a los Bancos, a las instituciones  que sangran cada día más al trabajador, al empleado y al obrero.
 Se vive una vida llena de fantasía, de apariencias, de grandeza pero su  interior  es vacío, pero donde se albergan muchos sentimientos oscuros, innobles e hipócritas. Eso es así porque la pobreza externa se expresa en la pobreza interna del ser humano; pues el hombre además, de un ser natural, es  también  un ser social que vive y se desarrolla en sociedad de ahí que lo que él piensa, sueña, se propone está en relación con su propia vida.
Pero como bien sostiene Eric Fromm en su libro “el amor a la vida”  “la vida consiste en volver a nacer continuamente. Pero la tragedia es, que la mayoría de nosotros morimos antes de haber comenzado a vivir”.  (Eric Fromm. El amor a la vida. p. 11) En el sistema capitalista como ya se ha mencionado antes el hombre muere antes de empezar a vivir ya que su mismo estilo de vida  no le permite  realmente vivir, pues es superflua, sin sentido y llena de  miseria e inequidades.
En esta sociedad  el hombre no trabaja para vivir, sino que vive para trabajar. De ahí que su vida se transcurre  cada vez  más enajenada, porque su trabajo no le sustenta, no lo realiza sino al contrario lo niega como persona. El trabajo que realiza el hombre es externo a él, que no produce alegría, satisfacción pero además,  es un trabajo que no le pertenece pues es de otro, el fruto de su esfuerzo no le sirve para su disfrute sino más bien para desarrollar en él un sentimiento  inhumano, irracional de odio,  de impotencia, incomprensión e indiferencia hacia sus mismos semejantes a quién ve como sus enemigos. El hombre es el lobo del hombre como diría Thomas Hobbes.
 Las condiciones de explotación que vive  el hombre en el sistema capitalista son deplorables y degradantes, su vida transcurre sin sentido,  porque la sociedad capitalista lo ha reducido a una cosa, un objeto o una mercancía, es un hombre alienado que no sabe de dónde viene ni para donde va. Como decía Oswaldo Escobar velado. Esta es mi patria: “un montón de hombres; millones de hombres; un panal de hombres que no saben siquiera de donde viene el semen de sus vidas inmensamente amargas”  ( David Escobar Velado. patria exacta?
 “Carl Marx,  citado por Fromm, planteaba que: la historia de la humanidad es una  la historia creciente  del hombre y, al mismo tiempo, de su creciente enajenación” (Erich Fromm. Marx y el concepto de hombre. P.55); Según Marx, la enajenación (o “extrañamiento”) “significa que el hombre no se experimenta a sí mismo como factor activo  en su captación  del mundo, sino que el mundo (la naturaleza, los demás y él mismo) permanece ajeno a él. Están por encima y en contra suya  como objetos, aunque puedan ser objetos de su propia creación.
La enajenación es, esencialmente, experimentar al mundo y a uno mismo pasiva, receptivamente, como sujeto separado del objeto” (Iid.p.55); en este sentido la sociedad actual no se encuentra a sí mismo  y si no se encuentra a sí mismo, es porque el hombre se siente sólo, ha perdido su capacidad para entenderla y transformarla. En la sociedad actual sus ciudadanos viven un estado de apatía, indiferencia, desgano y a criticidad; los medios de comunicación de masas y la tecnología  se han encargado  de preparar   ese terreno en el que ahora se encuentra la sociedad.  Es una sociedad en la que el hombre está distraído, entretenido en el pequeño y reducido mundo del celular, la televisión, el internet y la vida loca. Es un hombre enajenado. Alienado.
El sistema capitalista ha ido estructurando lentamente una sociedad a imagen y semejanza, ha moldeado al hombre que necesita para reproducir su poder hegemónico. Ese poder hegemónico que  direcciona  todo,  absolutamente todo: la cultura, la política, el arte, la educación, las teorías, la ciencia, la filosofía y la economía, la  cual la ha ajustado a las leyes del mercado.  En este sentido todo lo que cae en la órbita del sistema capitalista lo transforma en una mercancía, la cual se compra y se vende; a si tenemos que el trabajo es una mercancía que tiene un valor de uso y un valor de cambio en consecuencia Eric Fromm plantea que:
“el trabajo humano ha llegado a ser un bien de consumo, vendido en el mercado laboral en iguales condiciones  de comercio reciproco. Pero el sistema mercantil se ha extendido hasta sobrepasar la esfera de bienes de consumo  y trabajo.
El hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo, y siente su vida como un capital que debe ser invertido provechosamente; sí lo logra, habrá “triunfado”  y su vida tendrá sentido; de lo contrario será un “fracasado” Su “valor” reside en el precio que puede obtener de sus servicios, no de sus cualidades de amor y razón ni en su capacidad artística. De ahí  que el sentido que tiene de su propio  valor  dependa  de factores externos. De ahí que viva pendiente de estos otros, y que su seguridad  resida  en la conformidad, en no apartarse nunca más  de dos pasos  del rebaño” (Eric Fromm.  La condición humana actual.p.11)
En este mismo orden de ideas Fromm, se pregunta ¿Qué clase de hombre requiere por lo tanto nuestra sociedad para poder funcionar bien? A esta interrogante responde  de la siguiente manera “necesitan hombres que cooperen  dócilmente en grupos  numerosos, que deseen consumir más,  y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser fácilmente influidos  y anticipados.  Necesita  hombres que se sientan  libres  e independientes, que no estén sometidos  a ninguna autoridad  o principio  o conciencia moral y que no obstante,  estén dispuestos, a hacer lo previsto, a encajar  sin roces en la máquina social; hombres que puedan ser guiados  sin fuerza, conducidos  sin líderes, impulsados sin meta, salvo la de continuar  en movimiento,  de funcionar, de  avanzar.
En la sociedad capitalista el hombre ha perdido su capacidad creadora, que por naturaleza nos corresponde, somos una especie inteligente, con capacidad para trascender la historia. Hay  que destacar que  la educación juega un papel importante en el proceso de socialización  del ser humano sin embargo en las condiciones actuales la educación no es más que un instrumento de reproducción  de la ideología del poder hegemónico  que impide que las clases desposeídas asimilen las herramientas teóricas para su propia liberación.  La actual educación memorística, libresca y repetitiva es alienada y alienante, pero además, mutila e inhibe  el desarrollo  de la creatividad y el pensamiento lógico.
Por otro lado, vivimos en una sociedad en la que está muy arraigada la religión, las creencias pero muy poco el conocimiento científico; es una sociedad enajenada, que se ha perdido a sí misma  y se ha transformado en otra, porque reproduce unos valores que no son los suyos sino los de la sociedad globalizada. En pocas palabras ha perdido su propia identidad, se desconoce asimismo, su cultura ya no es la propia si no la de los países europeos. En una sociedad enajenada los valores son pervertidos y vistos como aspectos accesorios que sólo sirven para el discurso teórico pero no se llevan ni se aplican en la práctica.
En relación con el trabajo Marx planteó. El hombre no sólo se realiza como individuo sino también como especie. Para Marx, como para Hegel  y otros muchos de la Ilustración, cada individuo representa a la especie, es decir, a la humanidad como un todo, la universalidad del hombre; el desarrollo del hombre conduce al desarrollo del trabajo “no se reproduce  ya sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activamente y en un sentido real, y contempla su propio reflejo del mundo que él ha construido.
 Al mismo tiempo que el trabajo enajenado le  arrebata al hombre el objeto  de su producción, también le arrebata  su vida como especie, su objetividad real  como especie  y transforma su ventaja  sobre los animales  en una desventaja, en tanto que su cuerpo inorgánico, la naturaleza, le es arrebatada” Así como el trabajo enajenado trasforma  la actividad libre y autodirigida en un medio, transforma la vida del hombre como especie  en un medio de la existencia física.  
FUENTES CONSULTADAS.
1.       Erich Fromm. La condición humana.
2.       Erich Fromm. El amor a la vida
3.       Erich Fromm. Marx y el concepto de hombre.
4.       Erich Fromm. El humanismo utopía real.
5.       Erich Fromm. Las cadenas de la ilusión.
6.       Karl Marx. El Capital Tomo I
7.       Heiman el Troudi. Ser capitalista es un mal negocio.








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