sábado, 27 de mayo de 2017

ENSAYO SOBRE " LAS ESTRATEGIAS PARA LA ENSEÑANZA DE LA INVESTIGACIÓN FORMATIVA EN EDUCACIÓN SUPERIOR"

ENSAYO SOBRE “LAS ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS PARA LA ENSEÑANZA DE LA INVESTIGACIÓN FORMATIVA EN EDUCACIÓN SUPERIOR”.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
SITUACIÓN PROBLEMÁTICA
La educación desde hace muchos años ha entrado en el contexto de un debate mundial en el que Gobiernos, funcionarios públicos, empresarios y educadores han llegado a afirmar que la educación es el factor más importante para el desarrollo de la sociedad.
No obstante, cada uno trata de concebir la educación desde su propia óptica, los intereses de clase que defiende o el modelo económico que promueve. Por otro lado, la educación como fenómeno social está conectada con todos los elementos de la estructura social y con el modo de producción prevaleciente. De ahí que para entender el correcto significado de la educación es necesario comprender cuales son los intereses económicos,  políticos  y culturales que la orientan. En este sentido estamos enfrentados con la educación que plantean los grupos hegemónicos y la educación que necesita el país. Lo que sí debe quedar claro es que la planificación del sistema educativo no debe estar en función de los intereses  de  los grupos que ostentan  el poder sino en función de las necesidades e intereses de la sociedad.
 Ahora  bien, nadie ignora, que vivimos en una sociedad globalizada, técnica, y científicamente con un impresionante desarrollo de la comunicación y la informática y como tal pareciera que ese es el tipo de educación que necesitamos para salir del atraso e insertarnos a la competencia mundial.
  En consecuencia, la educación que se publicita todos los días en nuestro país a través de los medios de información no es la que el país y la sociedad necesita sino la educación que el aparato productivo requiere.
 En este sentido cabe hacernos una interrogante ¿Cuál es la educación entonces que el pueblo necesita? Sin duda alguna la educación que el pueblo necesita debe comprender la formación moral,  espiritual y crítica que convierta   al educando en una agente de cambio  y no en un mero reproductor del modelo hegemónico.
En muchas ocasiones se dice que somos un país atrasado porque somos dependientes o porque no contamos con  un medio geográfico favorable a nosotros  (Yacimientos de petróleo, Minerales, ríos caudalosos y tierras fértiles) o porque somos una sociedad demasiado poblada.  Es probable que muchos de estos factores contribuyan a la situación de atraso que vivimos aunque no pueden ser los determinantes de  manera absoluta.
Pero cuando nos detenemos a revisar un poco la historia nos enteramos  de que nuestro atraso no sólo es el resultado de una injusta distribución de la riqueza que existe en pocas manos;  o la de falta de recursos naturales sino que además,  vivimos en una cultura dominante y dominada.
Por otro lado, ha habido un descuido en la  calidad de educación, en la que el modelo pedagógico por excelencia ha sido el modelo  libresco e informativo que aún sigue predominando en todo el sistema educativo o dicho en palabras de Paulo Freire, un modelo de educación  bancaria.  Pero veamos que más dice Paulo Freire “Se necesita una educación que intente el pasaje de la transitividad ingenua a la transitividad crítica, ampliando y profundizando la capacidad de captar los desafíos del tiempo colocando al hombre en condiciones de resistir los poderes de la emocionalidad de la propia transición. Armarlo contra la fuerza de los irracionalismos, de los que era fácil, en la posición transitiva ingenua. (Paulo Freire. educación como práctica de la libertad p. 80).
Las clases pudientes se han esforzado no en educar a la población sino  en deseducar a la población  como  lo apunta Noam Chomsky en su libro   la deseducación: 
Frente a la idea de que   en nuestras escuelas  se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado primordialmente  para formar  profesores  cuya dimensión intelectual quede devaluada  y sea sustituida  por un complejo  de procedimientos  y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar  sobre  sobre lo que se oculta tras las explicaciones  y que por ello mismo, fija estas como las únicas posibles. (Noam Chomsky. La (des) Educación. p.)
De modo que, la educación en vez de convertirse en un vehículo coadyuvante para desarrollo de la sociedad  se ha convertido en una retranca.   Por otra parte,   nuestra educación no ha incentivado la búsqueda sistemática,  rigurosa y lógica  del conocimiento científico a través de la investigación  y se ha concretado a repetir modelos estructurados con base a otras experiencias educativas que distan mucho de nuestra realidad.
 Ha sido una educación para la reproducción del pensamiento hegemónico dominante. Sin embargo, lo poco que se logrado en el campo de la educación (al menos en cobertura no en calidad) se debe sobre todo a las exigencias que el mismo aparato productivo ha ido planteando. Da ahí que todas las reformas Educativas llevadas a cabo en el país han respondido siempre a las  presiones de los organismos internacionales (BIB, FMI, BM Y OMC) y al aparato productivo del país.
LA INVESTIGACIÓN FORMATIVA  Y PROFESIONAL EN LA UNIVERSIDAD.
La educación superior  hoy  se está viendo sometida a grandes  desafíos en materia de calidad de su práctica educativa e  investigativa.  Desde hace muchas décadas las Universidades se han  visto cuestionadas en sus propios países por  no responder a las necesidades que plantea la sociedad misma.  Por actuar de espaldas de la realidad en la que ella está inmersa.
No obstante, cuando se habla de investigación en las instituciones de educación superior se hace referencia no sólo a hacer investigación, una de las misiones esenciales  de aquella, sino también a utilizarla de manera adecuada y pertinente enriqueciendo con ello la docencia y preparando a estudiantes para que puedan hacer una lectura crítica y científica de la realidad y a la vez  puedan con toda propiedad investigarla  y hacer propuestas que contribuyan a resolver muchos de los problemas que hoy aquejan a nuestras sociedades. Las autoridades de las Universidades no deben pasar inadvertido el hecho  de que cuando un joven estudiante ingresa a una determinada carrera viene  con el deseo de contribuir de alguna manera a resolver problemas de su propia especialidad  y es deber de la Universidad proporcionarle  las herramientas teórica, metodológicas y científicas para que pueda desde su especificidad coadyuvar al mejoramiento de su entorno social.
 De ahí la necesidad de que a través  de la investigación formativa se vaya creando esa cultura investigativa, en correspondencia con sus aspiraciones  y sueños de convertirse a futuro en un profesional de la investigación.  En este contexto a la Universidad se le presenta una gran oportunidad  de crear un semillero de jóvenes que a futuro le rindan excelentes dividendos al país.
Hay que destacar que la investigación formativa ineludiblemente está asociada al problema pedagógico en tanto que el docente como  mediador del proceso de enseñanza aprendizaje mantiene una relación con la docencia investigación de tal forma que las estrategias didáctico-pedagógicas que organice el docente deben de estar en correspondencia con los objetivos que él se propone alcanzar.
Sin lugar a dudas hablar de investigación formativa es hablar de formación investigativa o del uso de la investigación para formar para investigar, pero en la investigación que se realiza con los estudiantes el docente debe de tener mucha claridad en el sentido de que  su  principal objetivo es de que el alumno o alumna se apropie de las herramientas teóricas, metodológicas y científicas. 
De tal manera que, las estrategias pedagógicas que él promueva deben responder a ese gran objetivo.  Pero además, nunca se debe de perder de vista que a “investigar se aprende investigando”  (Pablo González Casanova. Investigación y Docencia citado por Raúl Béjar y Jorge Isaac. p. 21) y que el criterio de verdad es praxis científica.
Obviamente toda investigación por muy modesta que sea debe de conducirnos necesariamente al descubrimiento de conocimientos nuevos. Es importante estar consciente de  que el propósito de la investigación formativa  es  más de orden pedagógico que producción de conocimiento nuevo.
Investigación formativa es formar en investigación y para la investigación, desde actividades investigativas que incorporan la lógica de la investigación y aplican métodos de investigación, pero que no implican necesariamente el desarrollo de proyectos de investigación completos ni el hallazgo de conocimiento nuevo y universal.
LA ENSEÑANZA DE LA INVESTIGACIÓN FORMATIVA.
Antes de hablar de la investigación formativa es necesario hacer algunas consideraciones en torno al concepto de enseñar  ya que en el marco de la educación tradicional (bancaria) se cree que él único poseedor de conocimientos es el maestro  por lo tanto, el alumno y alumna es un simple recipiente al que se tiene que llenar. Para  ello me voy apoyar en uno de los últimos textos que escribió el gran pedagogo Brasileño Paulo Freire el cual se titula “la Pedagogía de la Autonomía”
ENSEÑAR EXIGE RIGOR METÓDICO.
 El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión. Una de sus tareas primordiales es trabajar con los educandos el rigor metódico con que deben “aproximarse” a los objetos cognoscibles.
ENSEÑAR EXIGE INVESTIGACIÓN.
No hay  enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Estos quehaceres se encuentran cada uno en el cuerpo del otro. Mientras enseño continúo buscando, indagando. Enseño por que busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.
Pensar acertadamente, en términos críticos, es una exigencia que los momentos del ciclo gnoseológicos le van planteando a la curiosidad que, al volverse cada vez más metódicamente rigurosa, transita de la ingenuidad hacia “la curiosidad etimológica”
ENSEÑAR EXIGE RESPETO A LOS SABERES DE LOS EDUCANDOS.
Por eso mismo pensar acertadamente impone al profesor o, en términos más amplios al sistema educativo, el deber de respetar no sólo los saberes con que llegan los educandos, sobre todo los de las clases populares –saberes socialmente construidos en la práctica comunitaria--, sino también, como discutir con los alumnos la razón de ser de esos saberes en relación con la enseñanza de los contenidos.
¿Por qué no aprovechar la experiencia que tienen los alumnos de vivir en áreas de la ciudad descuidadas por el poder público para discutir, por ejemplo, la contaminación de los arroyos y de los bajos niveles de bienestar de la población, los basureros abiertos y los riesgos que ofrecen a la salud de la gente. ¿Por qué no hay basureros abiertos en las colonias ricas urbanas?
ENSEÑAR EXIGE CRÍTICA.
En la diferencia y en la “distancia” entre la ingenuidad y la crítica, entre el saber hecho de pura experiencia y el que resulta de los procedimientos metódicamente rigurosos, no hay ruptura alguna, sino una superación. La superación y no la ruptura se da en la medida en que la curiosidad ingenua, sin dejar de ser curiosidad, al contrario, al continuar siendo curiosidad, se hace crítica.
ENSEÑAR EXIGE ESTÉTICA Y ÉTICA.
La necesaria promoción de la ingenuidad a la crítica no puede o debe ser hecha a distancia de una rigurosa formación ética siempre al lado de la estética. Decencia y belleza de acuerdo. ...es por eso por lo que transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento técnico es despreciar lo que hay de fundamentalmente humano en el ejercicio educativo: su carácter formador. Si se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los contenidos no puede darse alejada de la formación del educando.
ENSEÑAR EXIGE LA CORPORIFICACIÓN DE LAS PALABRAS EN EL EJEMPLO.
El profesor que realmente enseña, es decir, que trabaja los contenidos en el marco del rigor del pensar acertado, niega, por falsa la fórmula farisaica del “haga lo que  mando y no lo que hago”. Quién piensa acertadamente está cansado de saber que las palabras a las que les falta la corporeidad del ejemplo poco o casi nada valen.
Si estudiar no fuese para nosotros casi siempre una carga, si leer no fuese una obligación amarga que hay que cumplir, si por el contrario estudiar y leer fuesen fuente de alegría y placer, de la que surge también el conocimiento indispensable con el cual nos movemos mejor en el mundo, tendríamos índices que revelarían una mejor calidad en nuestra educación (Paulo Freire. Cartas a quién pretende enseñar. P. 40)  la práctica educativa, es algo muy serio. Tratamos con gente, con niños, adolescentes o adultos. Participamos en su formación. Los ayudamos o  las perjudicamos en esta búsqueda. Estamos intrínsecamente conectados con ellos en su proceso de conocimiento. Podemos contribuir a su fracaso con nuestra incompetencia, mala preparación o irresponsabilidad. Pero también podemos contribuir con nuestra responsabilidad, preparación científica y gusto por la enseñanza, con nuestra seriedad y nuestro testimonio de lucha contra las injusticias, a que los educandos se vayan transformando en presencias notables en el mundo (Ibid. P. 52 y 53). la excelencia académica no se consigue con diseñar políticas educativas descontextualizadas o modelos prospectivos, ni es cuestión de estadísticas, sino de integrar cualidades intelectuales, éticas y profesionales, así  como vocación  de servicio en un proyecto de formación de hombres y mujeres preparados para ejercer su profesión con eficiencia, pero también con un compromiso social y una visión humanista para que el crecimiento económico beneficie en efecto al conjunto de la sociedad ( Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo. Vinculo Docencia- investigación p. 21 y 22).
Enseñar a pensar, a hacer uso de la capacidad de reflexión, a comprometerse con el análisis y transformación de la realidad concreta en la que se realiza el proceso educativo, todo ello dentro de una visión humanista que recupere los valores, la cultura, la pluralidad en formas de pensar. (Ibid. P. 37).
Este debería de ser uno de las grandes metas de la educación en nuestro tiempo ya que hoy en día es uno de los aspectos que poco a poco se van perdiendo y se convierten cada día en una amenaza para el desarrollo cultural  y   científico de la sociedad. En consecuencia, la Universidad debe ser la institución por excelencia la llamada a cultivar dichos valores; pues supuestamente es en esta institución es donde se cultivan los más altos valores de la cultura de un pueblo y la  sociedad.
El profesor no puede ser concebido como un simple técnico que aplica rutinas preestablecidas a problemas estandarizados como el mejor modo de orientar racionalmente su propósito. (Ángel I Pérez Gómez. Introducción. Comprender y enseñar a comprender.  Reflexiones en torno al pensamiento de J. Elliot. P. 16).  La orientación meramente técnica de la función docente desprofesionaliza, sin duda, a los profesores. Los convierte en instrumentos intermedios, aplacadores de técnicas, elaboradas por expertos externos, cuyos fundamentos y finalidad escapan a su conocimiento y control. Equipados con una competencia profesional tan restringida difícilmente el profesor puede afrontar la complejidad, diversidad y riqueza dinámica de la vida del aula. Pero lo más grave, es que la orientación técnica de la función docente distorsiona el valor educativo de la práctica, al reducirla a una más o menos rigurosa secuencia mecánica de actos que se orientan a resultados previstos y preestablecidos” ( Ibid p. 17)
El conocimiento profesional de los docentes debe formarse en un complejo y prolongado proceso de conocimiento en la acción (saber hacer) y de reflexión en y sobre la acción (saber pensar, investigar). Así, el conocimiento relevante para orientar la práctica docente en la vida cambiante e incierta del aula. Cuando se propone facilitar el desarrollo de la comprensión en sus alumnos, surge y se genera en la reflexión sobre las características y procesos de su propia práctica, en todas las dimensiones de su amplia acepción: diseño, desarrollo y evolución. No obstante, el profesor que desarrolla sus teorías a partir únicamente de la reflexión sobre la experiencia, dejando de lado las reflexiones pasadas y presentes de los demás, acaba inventando la rueda (Ibid. P. 17)
LA INVESTIGACIÓN FORMATIVA.
El aprendizaje sistemático, requiere de una actualización permanente seria y responsable. Sobre todo hoy que estamos viviendo en una sociedad en la que el conocimiento es un factor determinante del desarrollo  y un soporte fundamental en el progreso de los  países.
Para  el estudiante Universitario independientemente cual sea su carrera  siempre se hará necesario la producción de conocimientos  y un aprendizaje permanente que lo mantenga al día de todos los avances científicos que la Ciencia está produciendo.  Además, requiere adquirir las competencias suficientes para investigar e indagar de manera sistemática  y organizada para la producción de nuevos conocimientos. En consecuencia, la investigación se convierte en el factor fundamental para la Universidad constituyéndose en un destacado elemento del proceso educativo. Además, se genera conocimiento  y se propicia con ello un verdadero aprendizaje.
En este sentido las Universidades no deben de conformarse con incluir una  o dos materias de  investigación (Métodos y técnicas) sino que deben de planear un curriculun que integre en toda la carrera la investigación formativa   y exigir a todos sus docentes los conocimientos básicos  de la investigación.
 Voy aventurarme a hacer una aseveración que  a futuro puede darse. La o las Universidades que mejor  organizada tengan  la investigación formativa como profesional serán las llamadas  a tener el mayor éxito académico y gozarán de mayor prestigio en su ámbito. Pero cabe mencionar que lo anterior se puede lograr únicamente  cuando la investigación formativa sea asumida con mucha seriedad  y  responsabilidad  de parte de quienes imparten dichas asignaturas. De ahí que, la investigación formativa deviene en el aprendizaje de la investigación utilizando  todo el arsenal teórico metodológico y científico. 
También es necesario dejar bien  explicitado que cualquier tipo de investigación  que asumamos  ya sea formativa o profesional no la podemos ver como aséptica, neutral o apolítica.  Pues siempre está presente  la concepción del mundo  y los valores que ella como tal encierra. En este mismo orden de ideas la concepción del mundo que el investigador o docente asuma esa será al mismo tiempo la forma de planificar y organizar el proceso de enseñanza aprendizaje en el aula; pero sin olvidar la relativa autonomía de la ciencia y la investigación.
 Por otra parte, no debemos de olvidar que el objetivo primordial de la enseñanza de la investigación formativa  es aumentar su autonomía racional;   pero  además, lograr que  los profesionales se sometan a los principios morales y éticos que deben prevalecer en todo profesional egresado de una Universidad.
ÁMBITOS DE LA FORMACIÓN.
La formación integral puede orientarse a uno o varios ámbitos específicos del desarrollo del estudiante. En efecto, podemos orientar los aprendizajes a la preparación intelectual, humana, social y profesional.
ENFOQUES METODOLÓGICO.
Una de las metodología que mejores resultados a portan en el proceso de enseñanza aprendizaje de la investigación es aprender haciendo, es decir, que el alumno  y alumna no sólo manejen la teoría sino que a la vez la lleven a la práctica. Sin abandonar por  completo los diferentes métodos  que orientan el proceso de enseñanza aprendizaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
1.       Paulo Freire. La educación como práctica de la libertad.
2.       Noam Chomsky. La (des) educación
3.       Pablo González Casanova.  Investigación y Docencia en Raúl Béjar y Jorge Isaac
4.       Paulo Freire. Cartas a quién pretende enseñar.
5.       Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo. Docencia – investigación.

6.       Ángel I. Pérez Gómez. Comprender y enseñar. 

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