No hay ninguna duda que la Ciencia es la única senda correcta para superar los niveles de atraso, miseria, hambre, desnutrición, analfabetismo y otro tipo de males que aquejan a nuestra sociedad. A sí lo menciona el científico norteamericano Carl Sagan, en su libro titulado el mundo y sus demonios en dicho libro el autor sostiene que “la Ciencia puede ser el camino dorado para que las naciones en vías de desarrollo salgan de la pobreza y el atraso. De igual manera, plantea que abandonar la Ciencia es el camino de regreso a la pobreza y el atraso, además, señala que la Ciencia nos alerta de los riesgos que plantean las tecnologías que alteran al mundo, especialmente para el medio ambiente global del que dependen nuestras vidas. La Ciencia proporciona un esencial sistema de alarma”[1]. Sin embargo, tanto los valores de la Ciencia como los valores de la democracia están en correspondencia, ya que por un lado Ciencia pretende encontrar las causas que condicionan a los distintos fenómenos de la realidad y al descubrirlos los da a conocer lo que en muchas ocasiones contradice los discursos de las democracias formales. Por su parte la democracia entendida como un estilo de vida en la que los valores están siendo histórizados cada vez por la Ciencia para ponerlos en correspondencia con el momento histórico que la sociedad vive. De ahí que entre Ciencia y democracia no existe una discrepancia absoluta, sin embargo, la hay cuando se trata de regímenes autoritarios, antidemocráticos y déspotas en ese momento la Ciencia no concuerda con la “democracia”. Pero el tema que nos ocupa aquí son las condiciones que se necesitan para realizar investigación, aunque existe una tendencia en la actualidad a considerar que la investigación se puede hacer siempre y cuando los docentes lo deseen, estas posiciones no pasan de ser el resultado de una posición ideológica y una estrecha concepción del mundo y una visión simplista de quienes a si lo plantean. No obstante, esta concepción tiene detrás de todo el discurso ideológico sea consciente o inconsciente, el interés de justificar que el atraso de la universidad es fruto de la apatía, incapacidad o haraganería de los docentes. Nada puede resultar tan nocivo para la Universidad ya para comprender el atraso de la misma es necesario tomar en cuenta las condicionantes sociales que históricamente han imperado en nuestra sociedad y por ende en la universidad. Pues para hacer Ciencia se requieren como sostiene el científico Argentino radicado en Canadá Mario Bunge[2], una serie de requisitos dentro de las que se destacan:
1. Condiciones biológicas. Salud, nutrición, alojamiento, higiene, descanso y cuidados médicos... Una persona desnutrida y enferma no puede estar activa física y mentalmente, ni estar interesado en los problemas científicos; análogamente, un maestro desnutrido no puede transmitir entusiasmo por la investigación. En suma, una condición necesaria para el arranque y mantenimiento de la Ciencia es alcanzar el nivel básico de desarrollo biológico.
2. Condiciones económicas. La economía debe poder sostener investigadores científicos de tiempo completo de cuyo trabajo no se espere ningún beneficio económico inmediato. Una economía de subsistencia obliga a cada cual a dedicarse primordialmente a asegurarse la próxima comida, perpetuando así el ciclo infernal miseria-ignorancia-miseria. Si bien es cierto que aún en condiciones económicas duras pueden surgir algunos investigadores científicos, sus esfuerzos serán esporádicos y no ejercerán un impacto decisivo sobre la sociedad. La investigación científica vigorosa requiere continuidad y una masa crítica de la comunidad universitaria (lo que está en negrita es mío).
3. Condiciones políticas. Paz. La investigación científica necesita un estado de paz interior y exterior. La guerra, particularmente en nuestros días cuando no respeta a la población civil, molesta e incluso interrumpe el trabajo de cada cual, específicamente de aquellos que se dedican a realizar tal labor.
4. Libertad. Libertad para investigar, cuestionar, discutir, aprender y enseñar. Sin libertad de investigación no puede haber trabajo original sostenido: a lo sumo pueden darse esfuerzos esporádicos en las ciencias básicas. Sin libertad de debate no es fácil la audacia innovadora: se preferirá el seguro camino trillado, cuando no la mera repetición del dogma oficial. Y, sin libertad de aprender y enseñar, los jóvenes no aprenden nuevas ideas ni a sopesar críticamente cuanto dato, hipótesis o técnica se le presente.
En resumen, la libertad intelectual es indispensable para desarrollar la Ciencia.
5. Condiciones culturales. Una cultura dominada totalmente por una cosmovisión ultraterrena inhibe la curiosidad acerca del mundo real a sí como toda actividad tendiente a cambiarlo.
5.1. Visión naturalista o al menos tolerancia por ella. Una cultura dominada por supersticiones que pueblan el mundo de fantasmas y misterios favorece la magia y desalienta la búsqueda de explicaciones naturalistas de los hechos.
5.2. Estima por el saber. Una cultura que estime el saber mucho menos que el poder (económico o político), o que la inmortalidad personal, atribuirá poco valor a los intelectuales. Y semejante sistema de valores no alentará a los jóvenes más talentosos y ambiciosos para que estudien ciencias.
5.3. Respeto por la creatividad.
La estima por el saber no es un bien en si mismo, ya que puede consistir en asimilar una tradición paralizante. El respeto por el saber se torna bueno cuando se refiere a problemas nuevos y empuja a encontrar conocimientos nuevos. Aunque es evidente, conviene agregar que el respeto por la creatividad involucra tolerancia e incluso estímulo a la independencia de juicio y su resultado inevitable, la disidencia. De modo que el respeto por la creatividad está ligado a la libertad intelectual.
5.4. Amor por la naturaleza y la sociedad. Si se siente desprecio por la naturaleza, no se la estudiará; a lo sumo se la explotará, y esto de manera ineficiente por la falta de conocimiento. Otro tanto, ocurre con la sociedad pese a sus deficiencias: quienes odian la vida social recorren caminos o se recluyen en ermitas en lugar de estudiarla por curiosidad o para perfeccionarla.
5.5. Curiosidad. Interés en averiguar cómo es la realidad, mediante un arduo trabajo antes que bebiendo el agua de la sabiduría perenne e instantánea. Por cierto la actitud exploratoria es innata en aves y mamíferos. Pero una cultura estática (tal como la tibetana) o una mala escuela (tal como la que sufren casi todos los niños del mundo) terminan por aplacar la sed de conocimientos. Es más fácil enseñar el dogma y el miedo a cuestionarlo que enseñar la insatisfacción con el estado del actual conocimiento.
5.6. Ambición constructiva: deseo de hacer (no deshacer)grandes cosas, de servir a la humanidad. La humildad es compañera de la pasividad, que se opone a la disposición inquisitiva. (La modestia, o la Conciencia de las propias limitaciones, es otra cosa. Los creadores pueden ser modestos o arrogantes, nunca humildes. Einstein fue tan ambicioso como modesto.).
5.7. Veracidad: deseo de encontrar la verdad y difundirla. Si el valor supremo es el placer o la salvación, la fortuna o la gloria, antes que el conocimiento, entonces se recurrirá con más provecho al engaño (en particular el autoengaño) que a la veracidad.
5.8. Educación. Un nivel adecuado de educación primaria, secundaria y universitaria, tanto, en ciencias y técnicas como en humanidades. Puesto que no hay educación moderna adecuada sin ciencia, el planeamiento educativo parecería plantear un problema del tipo del problema del huevo y la gallina. Pero no es así: es mucho más fácil formar maestros que investigadores.
5.9. Institucionalización. La enorme complejidad, diversidad y extensión de la Ciencia contemporánea hacen que el investigador aislado sea una figura del pasado. El propio entrenamiento de un científico en los hábitos de investigación se hace insertándolo en una comunidad científica activa. La lectura de libros y revistas, con ser necesarias no basta para formar un científico: también se necesitan el modelo, el correctivo y el estímulo, que sólo el contacto personal puede dar. En síntesis el esfuerzo científico debe institucionalizarse en los centros de investigación y en la enseñanza en la universidad.
Asumir una actitud como la anterior no significa que se esté en contra de la ciencia, por el contrario es asumir una actitud responsable y realista para que en el futuro las autoridades de la universidad le den la orientación correcta a la investigación científica en el sentido; de capacitar al personal docente en el campo de la investigación. De igual manera, el método científico no debería ser enseñado como una materia aislada, la que muchas veces por compromiso es cursada por los estudiantes. Por otra parte, la universidad debe tener claro la política de investigación a seguir, es decir, definir cuáles son las grandes áreas que va a cubrir con la investigación. La falta de una política de investigación ha conducido a que algunos docentes realicen trabajos aislados que no tienen ningún impacto en el proceso de transformación de la sociedad, lo que al mismo tiempo obstaculiza la solución de los problemas que enfrenta la sociedad. La universidad debe trazar una política de investigación científica tecnológica acordes con las necesidades del país lo que redundaría como consecuencia en elevar la calidad y la excelencia académica de la que tanto se habla pero que es muy poco lo que se hace por mejorarla. Ningún docente desconoce las precarias condiciones en las que se desarrollan las actividades académica en la universidad, no digamos investigación científica la cual desde hace muchos años está ausente de las aulas universitarias y lo único que queda es hacer un burdo docentismo que no tiene impacto alguno en la sociedad, solamente la de repetir mecánicamente los contenidos librescos que nos llegan de otros países con un alto desarrollo científico tecnológico. Es necesario que las autoridades de la universidad y los encargados de la investigación realicen un diagnóstico de los problemas más ingentes que padece la población salvadoreña y no querer estar haciendo remedos de investigación de punta cuando no hemos resuelto ni siquiera los problemas más agudos como son la salud en general, los cuales deberían estar a estas alturas del nuevo milenio resueltos. Por ejemplo: (sarampión, enfermedades respiratorias, tuberculosis, diarrea, caries, enfermedades periodóntales, oclusopatías etc). Pretender realizar otro tipo de investigación en sociedades como la nuestra es actuar de manera irresponsable y de espaldas de la sociedad. Es negar la función que por excelencia le corresponde a la universidad. Hacer eso es transformar la universidad en un colegio de educación superior. No obstante, para llevarla acabo dicha misión se necesita más que el discurso ampuloso y populista de las autoridades y más aún se requieren hechos y una concepción clara de la investigación científica como también de universidad. No basta con discursos grandilocuentes y buenas intenciones, se requiere más presupuesto pero además, mucho pensamiento, es decir, capacidad para trazar líneas claras y precisas en donde todos sepamos hacia donde queremos llegar. Se necesitan buenos salarios para los docentes, capacitación, tiempo para investigar, bibliotecas bien equipadas, computadoras que estén a disposición de los docentes, horarios adecuados para que el docente tenga el espacio justo para realizar investigación y dedique todo su esfuerzo a su campo. Cuando esto suceda entonces las autoridades de universidad tendrán toda la solvencia moral para exigir que los docentes hagan investigación, de lo contrario la universidad seguirá hundida en el atraso y la reproducción del circulo infernal como lo llama Mario Bunge, miseria-ignorancia-miseria.
Por su parte, el gobierno debe de abandonar la política de ahogamiento económico hacia la UES y otorgar el presupuesto suficiente para poder desarrollar la universidad de manera integral. De igual manera, la comunidad universitaria debería plantear una estrategia bien planificada a fin de exigir mejores condiciones para el desarrollo académico y científico de la UES.
Ante tal situación cabe hacernos algunas interrogantes: ¿Se puede hacer investigación científica en la universidad? ¿Qué tipo de investigación habrá que realizar para contribuir a resolver los graves problemas que atraviesa la sociedad? ¿Es ético pretender hacer investigación de gabinete en una sociedad que no ha logrado superar las necesidades más elementales como son alimentación, salud, educación, vivienda y salubridad? ¿Es moral que la universidad esté pretendiendo hacer investigación de punta o tecnológica mientras las clases populares se mueren por falta de atención médica? ¿Tiene lógica que algunas autoridades de algunas facultades exijan a los docentes que hagan investigación científica cuando desde hace muchos años las autoridades de la universidad no le brindan capacitación en las áreas pedagógica mucho menos en el campo de la investigación científica? ¿A dónde está el plan de desarrollo de la universidad? ¿Sí existe porque no lo conocemos los docentes y porque no nos han invitado ha participar para dar nuestros aportes? ¿Es moral de parte de la universidad mantener a un personal académico ganando salarios de hambre que no alcanza para cubrir las necesidades básicas y tiene que buscar otros medios para no dejar morir de hambre a su familia? ¿ y en estas condiciones hay algunas autoridades que sostienen que se puede hacer investigación científica?¿Qué entenderán estos señores por investigación científica?
Estas son algunas interrogantes que pasan por la mente de muchos docentes que siempre hemos soñado con tener una universidad generadora de conocimiento científico y como tal esté al servicio de los intereses de quienes más lo necesitan. El pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario