lunes, 9 de enero de 2012

MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA: LOS CONCEPTOS Y CATEGORÍAS Y SU PAPEL EN LA INVESTIGACIÓN.

BREVE INTRODUCCIÓN.
No cabe duda que la Ciencia para poder descubrir la verdadera esencia de los fenómenos de la realidad objetiva, ha tenido que echar mano de los conceptos y categorías dialécticas que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la historia. De igual manera, que siempre ha sentido la necesidad de apoyarse en una concepción del mundo para abordar su propio objeto de estudio. Ya que el investigador debe delimitar el campo de fenómenos que se propone investigar de ahí la necesidad de una concepción del mundo a fin con ese conjunto de fenómenos que propone investigar.
El propósito de estas breves líneas es demostrar la importancia y necesidad que todo investigador tiene de echar mano de los conceptos y categorías del materialismo dialéctico para emprender el trabajo de investigación. Las categorías expresan las relaciones más generales de las propiedades de la materia en movimiento, por lo tanto se convierten en instrumentos teóricos de la ciencia. Los conceptos de la Ciencia nos permiten expresar  el grado de profundidad con que se abordan los fenómenos del mundo material. En este sentido no se debe confundir los conceptos generales o categorías del materialismo dialéctico con los conceptos de la Ciencia.



DESARROLLO.
Cualquier problema que investiguemos se tiene que determinar la perspectiva desde donde se está enfocando, es decir, desde que corriente o escuela de pensamiento lo estamos haciendo. Ya que la visualización del problema se identifica con un determinado marco conceptual, que será el que vamos a emplear.
 Como hacia notar Hegel en la introducción a su filosofía de la historia, se plantean después de distinguir y poner de relieve lo esencial en contraste con lo considerado como secundario. No obstante, es necesario determinar qué es lo esencial y que no es esencial. Pero ¿Por dónde empezar? ¿Cómo Distinguir los esencial de lo no esencial?
 La  metodología plantea este asunto pero no tiene recetas ya elaboradas. Pues si pudiera, el proceso de investigación social sería una cuestión bastante más que una rutina de lo que realmente es.
Tenemos entonces que para  determinar la perspectiva desde donde aprenderemos la realidad, significa desarrollar un proceso de abstracción de la misma para determinar lo esencial de ella, de lo esencial, de lo fenoménico o exterior. Es decir, que dentro de la realidad de una cosa, existen dos elementos estrechamente interrelacionados: su esencia y su representación cotidiana.
Los esfuerzos tendientes a descubrir la estructura de las cosas y la “cosa misma” han sido siempre, propios de la filosofía. La filosofía  es una actividad indispensable por su capacidad sistematizadora y crítica, para encontrar la estructura oculta de la cosa, y descubrir el modo de ser esencial.
La diferencia entre las filosofías es que mientras la dialéctica se acerca a la cosa no desde el exterior o en forma complementaria, las demás filosofías a si lo hacen. El mundo para la dialéctica no es al final de cuentas algo ajeno o externo al hombre, algo ya hecho de antemano o frente al hombre, sino el mundo es el producto y productor del hombre mismo. La sociedad entonces no es algo opuesto, independiente, neutral o autónoma del hombre; por lo tanto, su estudio comienza con la investigación del hombre mismo en su mutua relación con sus medio social históricamente condicionado.
La dialéctica viene a ser el pensamiento crítico que quiere comprender la cosa misma, para lo cual destruye la aparente independencia del mundo de las relaciones sociales con los hombres mismos. La esencia de los procesos sociales para la dialéctica es entonces, la visión de la totalidad. La dialéctica es la comprensión de los procesos sociales como totalidad, históricamente constituidos con base a sus propias contradicciones que generan el constante cambio, ora, hacia delante gradualmente o revolucionariamente a saltos, ora retrayéndolo a estadios anteriores, para volver a empezar el proceso.
En relación con la expresión externa, sus manifestaciones formales, lo que es dable medir, la conducta manifiesta de un sujeto, el número de kilómetros ferroviarios construidos, los ingresos y egresos  de un individuo que suelen aparecer como fenómenos autónomos, naturales, y más aun, como lo único real y verdadero es lo las ciencias positivistas reducen el marco de sus preocupaciones y tareas. Para ellas, estos fenómenos son la causa o base para explicar el mundo. A este campo pertenece:
1.     El mundo de los fenómenos externos que se desarrollan en la superficie de los procesos realmente esenciales.
2.     El mundo del trafico y la manipulación, o sea de la praxis fetichizada de los hombres, que no coinciden con la praxis critica y revolucionaria de la humanidad.
3.     El mundo de las representaciones comunes, que son una proyección de los fenómenos externos en la conciencia de los hombres, producto de la práctica fetichizada y la ideologización.
Este mundo de la pseudoconcreción comprende, en síntesis, las manifestaciones que forman un claroobscuro de verdad y engaño: su elemento propio es el doble sentido. El fenómeno muestra la esencia y al mismo tiempo la oculta. Por si mismo no llega a develar la esencia de los acontecimientos.
Esto quiere decir, lo señala Karen Kosick[1] que el objeto de la esencia es determinar los aspectos dialécticos de las cosas: lo esencial y lo secundario, sin llegar jamás a manejarlos separados unos de otros. El positivismo maneja sólo lo exterior, lo fenoménico, mientras que la filosofía idealista aspira a encontrar la esencia de las cosas, desechando lo inmediato, la praxis, la vida cotidiana a la que desprecia. De esta manera, ambas corrientes parcializan la realidad. Sus conceptos son pues, unilaterales. Los conceptos para el materialismo dialéctico, vienen a ser los postulados filosóficos que comprenden los aspectos esenciales y secundarios, delimitados cada uno, pero presentados como parte de un todo: de la unidad.
Lo esencial de una realidad determinada, no es su forma de expresión, que viene a ser el fenómeno, sino la estructura interna, el núcleo de causas que lo determinan. A sí por ejemplo., en la miseria generalizada de san salvador, la expresión insalubridad, la desnutrición, la alienación, el alcoholismo, etc.,  pero la esencia de ello hay que buscarla más hondo a tras de esas manifestaciones. Porque estas mismas expresiones pueden ocurrir en otro pueblo, en una aldea norteamericana o en cualquier otra parte. El fenómeno miseria puede aparecer en varios sitios de la sociedad presente, ya no digamos en el pasado, pero lo que lo explica no son las mismas razones o causas. La esencia de ello es el modo de producción, que es quien viene a determinar y explicar cada una de estas expresiones de miseria. Cuando una señala el concepto de modo de producción está proponiendo un elemento teórico que puede explicar la esencia de esa miseria. Es diferente si propongo el concepto bajos salarios, porque lejos de ser la esencia, la causa, es también efecto, expresión externa de la miseria. El concepto es entonces la explicación última, más general de los hechos sociales, en el cual se reúne globalmente la esencia y el fenómeno.    
Finalmente, cabe mencionar la distinción que hace Eli de Gortari[2] respecto a los conceptos. Para este autor los conceptos científicos poseen siempre un aspecto cualitativo o intención  y un aspecto cuantitativo o extensión.
La intención comprende al grupo de cualidades de los procesos que el concepto contiene en su determinación.
En cambio la extensión indica la cantidad de procesos a los cuales se refiere la determinación de los conceptos.
Es por ello que los conceptos no son juicios ideales, términos elaborados por la filosofía sin base real, sino por el contrario, son abstracciones de los procesos sociales reales, que continuamente varían en sus dimensiones cuantitativas y cualitativas, en relación al tema o problema a investigar.
LAS CATEGORÍAS.
“Las categorías económicas son el resultado del estudio y la comprensión del conjunto de un sistema económico determinado. Pero aún siendo producto del proceso histórico, las categorías económicas son al mismo tiempo el resultado de un proceso de pensamiento que se ha abstraído de la realidad histórica infinitamente compleja y diversificada.
De hecho, es toda la relación dialéctica de lo abstracto y de lo concreto lo que se vuelve a encontrar en las relaciones entre las categorías económicas y la realidad histórica.
Frente a esa relación dialéctica entre la realidad histórica y las categorías económicas, dos errores metodológicos deben ser evitados. No se debe confundir la realidad compleja con su reproducción simplificada en el pensamiento teórico, es decir, no cerrar los ojos frente a todas las complejidades de la realidad. Siempre infinitamente más rica que la teoría que por su naturaleza es más simplificada
Pero es necesario evitar al mismo tiempo caer nuevamente en el eclecticismo, o sea se debe evitar que se rechace la aplicación de las categorías abstractas ala realidad concreta, bajo el pretexto de que la realidad es mucho más rica y más compleja que las categorías. A pesar de su complejidad esta realidad no puede ser comprendida en su totalidad, es decir, en el desarrollo de sus contradicciones, más que con la ayuda de las categorías abstractas.” [3] con lo anterior nos quiere el autor citado ponernos en guardia contra la corriente metodológica deductiva reductora de la realidad a las categorías del marco teórico, a sí como también en contra de la tendencia del método inductivo, a despreciar la guía teórica que determina el para qué, el cómo, y el cuando, de los investigados.
Ejemplos, de categorías pueden ser: clase social, conciencia de clase, monopolio, Estado populista, alienación.
Podemos afirmar entonces que las categorías son  aquellas partes integrantes del concepto que van a estar implicadas necesariamente en la orientación del juicio científico. Por lo tanto, las categorías de un concepto, tomada en su conjunto, sirven para delimitar su dominio. Es decir, sirven para concretizar el enfoque con que se utiliza ese concepto.
Por ejemplo, el concepto modo de producción capitalista puede concretizarse desde el punto de vista histórico y entonces se integra con las categorías de capitalismo mercantil, capitalismo liberal, capitalismo imperialista y capitalismo neoimperialista o tardío. Pero sí el concepto de modo de producción capitalista quiere utilizarse en relación a la sociedad actual, las categorías que determinan con mayor exactitud esa orientación son otras categorías diferentes a las anteriores: capitalismo central y capitalismo periférico o incluso, si se plantea investigar una realidad social desde otra perspectiva, pero a partir del mismo modo de producción capitalista, las categorías son quienes lo vendrían a delimitar y orientar en la dirección requerida. Se desea estudiar un país capitalista en particular, en donde las categorías integrantes serían entonces estructura económica, estructura social, estructura cultural, estructura política, etc.
De esta manera las categorías adquieren un carácter histórico concreto porque corresponden a formas de producción social específicas. Las categorías no son por lo tanto, ni eternas ni abstractas, ni obligatoriamente utilizadas siempre dentro de los mismos conceptos.

FUENTES CONSULTADAS:
1.     Karel Kosick. La dialéctica de lo concreto. Editorial. Siglo XXI.
2.     Eli De Gortari. Introducción a la lógica. Editorial Siglo XXI.
3.   [1] Ernest Mendel. La formación del pensamiento económico de Marx. Editorial. Fondo de cultura económica.




[1] Karel Kosick. Dialéctica de lo concreto.
[2] Eli de Gortari. Introducción a la lógica.
[3] Ernest Mendel. La formación del pensamiento económico de Marx.

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