lunes, 13 de octubre de 2025



              “SI ME ENGAÑAS DOS VECES, LA CULPA ES MÍA”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

1. LA SABIDURÍA DEL PUEBLO Y LA MEMORIA CORTA

Hay una frase que encierra más sabiduría que mil discursos políticos: “Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos, la culpa es mía.”

Esta expresión popular resume una gran lección que el pueblo salvadoreño debe grabarse en la conciencia. Porque durante tres largas décadas, los partidos ARENA y FMLN gobernaron alternadamente y ambos demostraron ser dos caras de una misma moneda: la corrupción, el abuso del poder y el desprecio por el pueblo.

No fue casualidad que, tras treinta años de promesas incumplidas, el país quedara sumido en la pobreza, la violencia, el desempleo y la desesperanza. Las cifras son contundentes: entre ARENA y FMLN defraudaron más de 77 mil millones de dólares al Estado salvadoreño. Dinero que debió servir para hospitales, escuelas, carreteras, seguridad y desarrollo, pero terminó engordando fortunas privadas, campañas electorales y cuentas secretas en paraísos fiscales.

Y ahora, con descaro, esos mismos partidos pretenden presentarse otra vez como “alternativa” para el pueblo, como si el país hubiera olvidado su historial de saqueo.

2. TREINTA AÑOS DE ENGAÑO Y SIMULACIÓN

Los salvadoreños vivimos una historia de engaños maquillados con eslóganes vacíos. ARENA prometía libertad y progreso, pero su “libertad” fue para los grandes empresarios y su “progreso” consistió en privatizar todo lo que generaba riqueza nacional. Entregaron los bienes públicos, enriquecieron a una élite y condenaron al pueblo al endeudamiento y a la miseria.

Por su parte, el FMLN se disfrazó de redentor de los pobres, pero una vez en el poder, repitió los mismos vicios del sistema que decía combatir. Sus líderes se olvidaron del pueblo y se aferraron al dinero y al poder con la misma voracidad de los que antes habían criticado.

Treinta años bastaron para probar que ambos partidos convirtieron la política en un negocio, el Estado en una finca privada y la democracia en una farsa. El pueblo fue usado como escalera para ascender al poder, y una vez arriba, lo olvidaron.

3. EL PRESENTE EXIGE MEMORIA Y CONCIENCIA

Hoy, cuando esas mismas estructuras corruptas —ARENA, FMLN y el nuevo adorno llamado VAMOS— vuelven a aparecer con discursos reciclados, el pueblo tiene el deber moral de no caer de nuevo en la trampa. La sabiduría popular debe imponerse sobre la manipulación mediática.

Ningún partido que saqueó, mintió y traicionó puede redimirse con una campaña publicitaria. Las heridas que dejaron en la nación no se curan con promesas vacías ni con sonrisas de candidatos oportunistas.

Quienes ahora intentan recuperar poder no lo hacen por amor al país, sino por nostalgia del privilegio perdido, por la frustración de no poder seguir viviendo del erario público.

Y todavía hay quienes —por resentimiento, por intereses personales o porque no soportan ver que el país avanza sin ellos— se ponen del lado del pasado. Algunos se indignan porque un hijo está preso por sus actos, o porque ya no tienen un “puesto” asegurado en el Estado. Pero la justicia no es venganza: es la consecuencia de años de impunidad.

4. EL PUEBLO YA NO ES EL MISMO

El Salvador ha cambiado. El pueblo ya no es el ingenuo que creía en promesas coloridas ni en campañas con banderas rojas o tricolores. Hoy el salvadoreño común tiene acceso a la información, a la educación y a una conciencia más despierta. Sabe distinguir entre los que trabajan por el país y los que solo trabajan por ellos mismos.

El nuevo tiempo que vivimos exige dignidad, memoria y criterio propio. No se trata de fanatismo político, sino de simple justicia histórica. Ningún ladrón puede volver a ser guardián del tesoro, y ningún traidor puede ser considerado alternativa.

5. CONCLUSIÓN: NO MÁS ENGAÑOS

La historia nos dio una lección muy cara. ARENA, FMLN y sus satélites políticos como VAMOS representan el pasado más oscuro del país.

El pueblo tiene ahora el poder de decidir con la cabeza, no con el corazón ni con el miedo. La memoria es la mejor vacuna contra el engaño.

Si después de todo lo vivido todavía hay quien cree en las promesas de los mismos que nos saquearon, entonces, como dice la sabiduría popular, “la culpa ya no será de ellos, sino nuestra”.

 

 

SAN SALVADOR, 13 DE OCTUBRE DE 2025

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