DISCURSO: EL FUTURO DE EL SALVADOR SE JUEGA EN EL CORAZÓN DE LOS NIÑOS.
POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.
Estimados compatriotas, docentes, madres, padres y
ciudadanos comprometidos:
El futuro de El Salvador no se define en los discursos de
los poderosos ni en los pasillos de los organismos internacionales; se juega,
silenciosamente, en el corazón de nuestros niños. En cada mirada inocente, en
cada pregunta curiosa, en cada deseo de aprender, se esconde la semilla de lo que
mañana será nuestra nación.
Hoy, más que nunca, esa semilla está amenazada. Vivimos
tiempos de confusión moral, cultural y espiritual. Se nos presenta un mundo
donde los valores se relativizan, donde lo esencial se diluye en la superficie,
y donde se pretende reemplazar la verdad por la manipulación emocional.
En medio de ese panorama surge una corriente global que,
bajo la apariencia de modernidad y progreso, intenta uniformar la conciencia de
los pueblos. Esa corriente tiene nombre: la arremetida globalista y la Agenda
2030.
Nos dicen que su propósito es noble, que buscan un mundo
sostenible, justo e inclusivo.
Pero detrás de ese lenguaje seductor se oculta, muchas
veces, una profunda intromisión ideológica que pretende sustituir los valores
naturales de la familia, la identidad nacional y la soberanía de los pueblos.
Quieren redefinir lo humano, lo moral, lo familiar y lo espiritual. Y el
terreno más frágil y codiciado para hacerlo son nuestros niños.
Por eso hoy debemos levantar la voz con serenidad, pero
con firmeza: los niños no se tocan, no se manipulan, no se adoctrinan. A ellos
les pertenece el derecho a crecer con inocencia, a aprender la verdad, a
descubrir el bien y a forjar su propio pensamiento en libertad. Ninguna agenda
impuesta desde afuera puede decidir por nuestras familias ni por nuestras aulas
el rumbo educativo y moral de nuestros hijos.
Cuidar a los niños es cuidar la patria. Es sembrar
conciencia, disciplina y amor a la verdad. Es garantizar que la próxima
generación no viva como esclava de ideologías pasajeras, sino como protagonista
de su destino. Porque el niño que hoy protegemos será el ciudadano que mañana
defenderá la justicia, la libertad y la dignidad de El Salvador.
No podemos permitir que los valores fundamentales sean
sustituidos por experimentos ideológicos. La educación debe formar corazones
nobles, mentes críticas y espíritus libres, no simples piezas de un engranaje
global sin raíces ni identidad. En nuestras manos está decidir si el mañana
será un reflejo de lo que fuimos o una copia vacía de lo que otros quieren que
seamos.
Por eso, padres, maestros, líderes y ciudadanos: asumamos
la misión de cuidar a nuestros niños. No con miedo, sino con esperanza. No con
odio, sino con amor. Pero un amor valiente, capaz de decir “no” cuando la
inocencia está en juego.
Porque el futuro de El Salvador —ese país que amamos, que
soñamos y que tantos sacrificios ha costado— late en el corazón de los niños.
Si cuidamos ese corazón, si lo llenamos de verdad, de fe
y de identidad, El Salvador tendrá un futuro digno, libre y luminoso.
SAN SALVADOR, 6 DE OCTUBRE DE 2025
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