lunes, 29 de septiembre de 2025

 

“ENTRE AVANCES Y SOMBRAS: LA CONFESIÓN DE  IGNORANCIA COMO CAMINO A LA SABIDURÍA”

POR: MSc. JOSÈ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

Vivimos, sin duda alguna, en una época caracterizada por transformaciones que hasta hace pocos años hubieran parecido imposibles. La humanidad presencia avances científicos y tecnológicos que impactan todos los ámbitos de la vida: la medicina, la comunicación, la economía, la política y hasta las relaciones interpersonales. El teléfono móvil, la inteligencia artificial, la edición genética o la exploración espacial son solo ejemplos de este vertiginoso progreso.

Sin embargo, a pesar de los avances impresionantes de la ciencia, seguimos viviendo en un mundo donde el denominador común es la ignorancia. Ignoramos no solo la inmensidad del universo y sus leyes, sino también aspectos esenciales de nosotros mismos. Desconocemos cómo funcionan muchas veces nuestras emociones, somos presa de nuestros apetitos, y en ocasiones confundimos certezas parciales con verdades absolutas. Por ello, no es extraño que muchas personas se sientan dueñas de la verdad, cuando en realidad son prisioneras de sus propias limitaciones.

En lo personal, confesar la propia ignorancia no es un signo de debilidad, sino un acto de humildad intelectual. Como decía Sócrates: “Solo sé que nada sé”. Aceptar que nuestro conocimiento es limitado abre el camino a la reflexión y al aprendizaje constante.

1. CAMBIOS ASOMBROSOS EN LA HISTORIA RECIENTE

Los cambios actuales son vertiginosos y se distinguen de otras épocas históricas por su velocidad y alcance global. Lo que antes podía tardar siglos en modificarse, hoy ocurre en cuestión de años o incluso meses.

La revolución tecnológica: Internet y la inteligencia artificial han transformado la forma en que pensamos, trabajamos y nos relacionamos.

La biomedicina: la edición genética mediante CRISPR ha abierto posibilidades impensadas, desde curar enfermedades hasta modificar la herencia.

El cambio climático: evidencia de que no solo avanzamos, sino que también enfrentamos enormes riesgos globales que cuestionan nuestro modelo de desarrollo.

Estos cambios, aunque impresionantes, no eliminan nuestra condición humana: seguimos siendo seres frágiles, con emociones, miedos e ignorancias que no desaparecen por más avances materiales que logremos

2. LA IGNORANCIA COMO DENOMINADOR COMÚN.

La ignorancia es un elemento constitutivo de la humanidad. No se trata solo de un vacío de información, sino de una condición estructural: siempre habrá más cosas desconocidas que conocidas

Ignorancia del universo: la ciencia ha logrado describir apenas una fracción mínima del cosmos. Según Hawking (2018), apenas comprendemos un 5% de la materia y energía del universo; el resto sigue siendo un misterio bajo los nombres de “materia oscura” y “energía oscura”.

Ignorancia de nosotros mismos: ignoramos el funcionamiento integral del cerebro, el origen de la conciencia, y muchas veces ni siquiera sabemos por qué sentimos lo que sentimos.

Ignorancia social y política: vivimos en sociedades donde la manipulación mediática y la desinformación son cotidianas. Muchas veces actuamos no en función de un conocimiento objetivo, sino de prejuicios o emociones colectivas.

Aceptar esta ignorancia no debe generar desesperanza, sino motivarnos a ser más humildes y críticos en nuestra manera de pensar y actuar.

3. EL ESPEJISMO DE LAS VERDADES ABSOLUTAS

Uno de los grandes riesgos de nuestra época es la ilusión de certeza. Las redes sociales y la sobreabundancia de información han creado un escenario en el que muchos se sienten dueños de la verdad. Se confunde opinión con conocimiento, creencia con evidencia.

Platón ya advertía, en La República, sobre el peligro de confundir sombras con realidades. Hoy, el “mundo de las sombras” se refleja en la posverdad: fake news, manipulación política y discursos que apelan más a las emociones que a los hechos.

En este contexto, la humildad de reconocer la ignorancia se convierte en una forma de resistencia crítica frente al dogmatismo y la arrogancia del saber aparente.

4. CONFESARSE IGNORANTE: UN ACTO DE SABIDURÍA

Confesarse ignorante, como lo hace el autor de esta reflexión, es un acto profundamente humano. Implica reconocer que el conocimiento no es un estado fijo, sino un proceso dinámico.

Sócrates sostenía que la sabiduría comienza con la aceptación de la propia ignorancia.

Bachelard (2000) decía que el conocimiento científico progresa destruyendo “obstáculos epistemológicos”, muchos de ellos construidos por falsas certezas.

Paulo Freire (1970) defendía que el diálogo auténtico solo es posible cuando aceptamos que todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar.

Aceptar la ignorancia no es rendirse, sino abrir la puerta al aprendizaje, la investigación y la autocrítica.

CONCLUSIÓN. Vivimos en tiempos de cambios asombrosos que nos interpelan constantemente. La humanidad avanza en ciencia y tecnología, pero también se enfrenta a nuevos dilemas éticos, sociales y existenciales. Entre tanta transformación, reconocer nuestra ignorancia se convierte en un gesto de sabiduría y de honestidad.

Ignoramos gran parte del universo, desconocemos en buena medida nuestro propio cuerpo y nuestra mente, y muchas veces nos engañamos creyendo que poseemos verdades absolutas. Sin embargo, esta confesión de ignorancia no nos condena, sino que nos impulsa a buscar, a aprender y a crecer.

REFLEXIÓN FINAL

Confesar “soy un ignorante” no es un acto de debilidad, sino de fortaleza interior. Nos libera de la soberbia del saber aparente y nos coloca en el camino de la búsqueda constante. La verdadera grandeza humana no está en poseer todas las respuestas, sino en mantener viva la pregunta.

Como decía Albert Einstein: “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas” (Einstein, 1955). En esa pregunta permanente, en ese reconocimiento de lo que no sabemos, radica el verdadero motor del progreso humano.

Aceptar nuestra ignorancia es, en el fondo, el primer paso hacia la auténtica sabiduría.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

1.      Bachelard, G. (2000). La formación del espíritu científico. México: Siglo XXI Editores.

2.      Einstein, A. (1955). Ideas y opiniones. Buenos Aires: Editorial Losada.

3.      Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores.

4.      Hawking, S. (2018). Breves respuestas a las grandes preguntas. Barcelona: Crítica.

5.      Platón. (2003). La República. Madrid: Alianza Editorial.

 

                        SAN SALVADOR, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2025

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