lunes, 18 de agosto de 2025

 

“EL MIEDO DEL FMLN A PERDER SU ÚLTIMA TRINCHERA EN LA EDUCACIÓN”

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

La política salvadoreña, en su largo historial de farsas y simulacros, no deja de producir episodios de tragicomedia. Esta vez, el escenario lo protagonizan las organizaciones afines al FMLN, que han salido a rechazar el nombramiento de la doctora y capitán Karla Trigueros como ministra de Educación. Una mujer preparada, con formación académica sólida, con experiencia en la disciplina militar y con capacidad de liderazgo, ha sido juramentada por el presidente Nayib Bukele para dirigir una de las carteras más estratégicas de cualquier nación: la educación. Y sin embargo, lo que debería ser motivo de esperanza y de respaldo nacional, es convertido por estas organizaciones en un circo de acusaciones absurdas, infundadas y grotescas.

El argumento central de su rechazo es el fantasma de siempre: la supuesta “militarización” de la educación. Un discurso desgastado que revela, más que preocupación genuina por la niñez y juventud salvadoreña, el profundo miedo que tienen de quedar totalmente desmantelados en su vieja retórica ideológica. Lo curioso —y a la vez indignante— es que quienes hoy denuncian una “herramienta de represión” en la educación, son los mismos que durante sus gobiernos manipularon al sistema educativo para adoctrinar a estudiantes, perpetuar clientelismos, proteger a sus bases magisteriales y desviar fondos en nombre de proyectos sociales que nunca llegaron a consolidarse.

Estamos frente a una contradicción que desnuda el oportunismo político del FMLN y sus organizaciones afines. Cuestionan el perfil de Trigueros, exhiben como ejemplo de capacidad al expresidente prófugo Salvador Sánchez Cerén, acusado de corrupción, mal manejo de fondos y huido de la justicia salvadoreña. Esa es la vara moral con la que pretenden juzgar. El país merece una respuesta crítica ante semejante cinismo.

LOS ABSURDOS ARGUMENTOS DE LA OPOSICIÓN DISFRAZADA DE SOCIEDAD CIVIL

El primer absurdo radica en la acusación de que una ministra con formación militar representa un “peligro” para la educación. ¿Desde cuándo la disciplina, el orden y la responsabilidad son enemigos de la enseñanza? ¿Desde cuándo la preparación académica se invalida por haber servido a la patria con uniforme?

Los argumentos de estas organizaciones revelan una mentalidad anclada en prejuicios ideológicos del siglo pasado, donde todo lo que sonara a militar debía ser demonizado, aunque el contexto sea completamente distinto.

El segundo absurdo es aún más grotesco: presentar a Sánchez Cerén, un prófugo que escapó de la justicia salvadoreña, como “ejemplo de inclusión”. Ese expresidente, que jamás enfrentó al pueblo de frente y que huyó para no responder por el saqueo de los recursos públicos, es enarbolado como modelo educativo. Es como si el ladrón de un banco fuese propuesto como asesor en finanzas personales. Una burla a la inteligencia del pueblo.

El tercer absurdo es la descalificación personal hacia Trigueros. El Frente Magisterial la cataloga como una “acción aberrante”, sin detenerse un segundo a analizar sus méritos, su perfil profesional o su plan de trabajo. El ataque es visceral, político y claramente ideológico. Lo que molesta no es la ministra en sí, sino que este nombramiento simboliza que el control del sistema educativo ha salido de las manos de sindicatos y cúpulas magisteriales manipuladas por el FMLN, que históricamente convirtieron la educación en su feudo y botín político.

LA VERDADERA RAZÓN DEL RECHAZO

No nos engañemos: detrás de los comunicados rimbombantes y las frases indignadas, lo que realmente existe es miedo. Miedo a perder la última trinchera de influencia ideológica. Miedo a que el sistema educativo se oriente hacia la excelencia, la modernización y el orden, en lugar de la mediocridad, el adoctrinamiento y el sindicalismo militante.

Durante años, la educación fue una de las áreas más golpeadas por la corrupción y el abandono. Los gobiernos del FMLN prometieron inclusión, pero dejaron aulas sin pupitres, maestros sin recursos, escuelas en ruinas y estudiantes condenados a repetir los mismos patrones de pobreza. Hoy, en lugar de hacer un mea culpa, se atrincheran en discursos apocalípticos sobre la militarización, como si el nombramiento de una persona bastara para convertir las aulas en cuarteles.

Este rechazo no es más que el reflejo de su desconexión con la realidad del pueblo. Mientras la mayoría de familias salvadoreñas desean una educación de calidad, con disciplina, valores y oportunidades, estas organizaciones siguen hablando desde el guion viejo, el mismo que ya nadie cree.

CONCLUSIÓN

Las críticas del FMLN y sus organizaciones afines contra el nombramiento de Karla Trigueros como ministra de Educación carecen de lógica, fundamento y credibilidad. Son planteamientos absurdos, lanzados por quienes en su momento tuvieron la oportunidad de transformar la educación y fracasaron estrepitosamente. En lugar de ofrecer propuestas o alternativas, recurren a la descalificación, al miedo y a la manipulación ideológica.

Lo más revelador es que su rechazo no proviene de un interés genuino por la niñez o la juventud, sino de la desesperación de ver cómo se les escapa de las manos el control de un sector que históricamente usaron como plataforma política. Su oposición no tiene que ver con la ministra, sino con lo que ella simboliza: un giro hacia un sistema educativo que ya no obedezca consignas partidarias.

REFLEXIÓN FINAL

El pueblo salvadoreño ya no se deja engañar por discursos vacíos. Sabe distinguir entre las críticas constructivas y los berrinches políticos.

 Lo que hoy vemos con el rechazo al nombramiento de Karla Trigueros es un berrinche disfrazado de preocupación social. Estas organizaciones del FMLN se revelan como lo que son: guardianes de un pasado corrupto, incapaces de reinventarse y condenados a la irrelevancia.

La educación de El Salvador necesita orden, disciplina, innovación y liderazgo. Si eso proviene de una ministra con formación militar, bienvenida sea. Lo importante no es el uniforme que vistió en el pasado, sino el compromiso que asuma en el presente. Y frente a eso, los planteamientos absurdos del FMLN y sus satélites no son más que ruido de fondo, el eco apagado de un partido que ya no tiene futuro.

 

 

SAN SALVADOR, 18 DE AGOSTO DE 2025

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