viernes, 3 de octubre de 2025

 


EL VERDADERO LENGUAJE INCLUSIVO: ENTRE RESPETO Y MANIPULACIÓN GLOBALISTA

POR: MSc. JOSÉ ISRAEL VENTURA.

INTRODUCCIÓN

El debate en torno al lenguaje inclusivo ha desatado pasiones en todos los rincones del mundo hispanohablante. Lo que en principio parecía una herramienta para visibilizar a sectores históricamente discriminados, se ha transformado en un campo de batalla ideológico. La polémica no radica solo en lo gramatical, sino en lo político y cultural. ¿Qué es realmente el lenguaje inclusivo? ¿Un acto de justicia o un instrumento de manipulación? En este comentario crítico sostengo que existe un verdadero lenguaje inclusivo, nacido del respeto y de la conciencia social, y un falso inclusivismo promovido por agendas globalistas que buscan uniformar el pensamiento. La diferencia entre ambos no es menor: marca la frontera entre la emancipación de los pueblos y su domesticación simbólica.

1. EL VERDADERO LENGUAJE INCLUSIVO: ÉTICA Y RESPETO

El verdadero lenguaje inclusivo no se reduce a la invención de palabras como “todes” o “todxs”. Su esencia es más profunda: consiste en usar la lengua de forma responsable para reconocer la dignidad de cada persona. En lugar de invisibilizar, procura visibilizar; en lugar de excluir, abre espacios de reconocimiento.

Por ejemplo, saludar diciendo “buenos días a todas y todos” no rompe ninguna regla del idioma, pero sí envía un mensaje de equidad. Hablar de “personas con discapacidad” en lugar de “minusválidos” dignifica. Referirse a “pueblos originarios” en vez de “indios” corrige una injusticia histórica. En todos estos casos, la inclusión no pasa por forzar la gramática, sino por un uso consciente, justo y respetuoso del lenguaje.

Como sostiene George Lakoff (2007), el lenguaje no solo describe realidades: construye marcos mentales que pueden reproducir desigualdades o derribarlas. De ahí que el lenguaje inclusivo auténtico sea una herramienta emancipadora.

2. EL LENGUAJE DE LOS GLOBALISTAS: IMPOSICIÓN Y MANIPULACIÓN

En contraste, el llamado “lenguaje inclusivo” que se promueve desde organismos internacionales, corporaciones y élites ideológicas responde a una lógica de imposición más que de inclusión. Se intenta normalizar el uso de formas artificiales –“todes”, “les niñes”– bajo el argumento de neutralidad de género. Pero este patrón no surge de los pueblos, sino de despachos burocráticos y de campañas mediáticas que buscan imponerlo desde arriba.

Lo problemático de este discurso globalista es que no reconoce la riqueza cultural ni histórica de cada lengua. Al querer imponer fórmulas universales, termina desconectándose de las comunidades y generando rechazo. En vez de unir, fragmenta. En vez de facilitar la comunicación, la entorpece. Como advierte Chomsky (2017), el lenguaje puede ser un arma de control social cuando se lo manipula para uniformar el pensamiento.

Además, este inclusivismo globalista no defiende la diversidad, sino que paradójicamente la borra. Al negar lo masculino y lo femenino como realidades lingüísticas y biológicas, busca neutralizar las identidades. Se trata más de un proyecto político que de una defensa de derechos.

3. INCLUSIÓN VERDADERA VS. MANIPULACIÓN IDEOLÓGICA

La gran trampa consiste en confundir inclusión con manipulación. La inclusión verdadera se expresa al reconocer a hombres y mujeres como sujetos plenos, sin invisibilizar ni caricaturizar. La manipulación, en cambio, aparece cuando se pretende imponer un código lingüístico arbitrario, desligado de la experiencia real de los pueblos.

La verdadera inclusión no consiste en inventar palabras, sino en transformar actitudes y prácticas. ¿De qué sirve decir “todes” si en la práctica se siguen negando derechos a mujeres, trabajadores o pueblos indígenas? El lenguaje no puede convertirse en un barniz ideológico que encubra injusticias estructurales. Como señala Bourdieu (1991), el lenguaje es también una forma de poder: quien define las palabras, define los límites del pensamiento.

4. LENGUA, IDENTIDAD Y LIBERTAD

El idioma es patrimonio de los pueblos, no de las élites globalistas. Su función es comunicar, transmitir cultura y reflejar identidad. Forzar cambios artificiales bajo presión mediática no solo atenta contra la lengua, sino también contra la libertad de pensamiento. El verdadero lenguaje inclusivo se construye desde abajo, en la vida cotidiana, en las luchas sociales, en el respeto mutuo. No desde manuales internacionales que pretenden homogeneizar.

El español, con su riqueza y plasticidad, ya ofrece recursos para ser inclusivo sin necesidad de violentar su estructura. Usar sustantivos colectivos, alternar géneros, recurrir a palabras neutras: todo esto permite incluir sin caer en la manipulación. La verdadera revolución lingüística no está en la gramática forzada, sino en la voluntad ética de reconocer al otro como igual en dignidad.

CONCLUSIÓN

El verdadero lenguaje inclusivo es un acto de justicia, respeto y humanización. No necesita artificios, sino conciencia crítica. El lenguaje globalista, en cambio, es una estrategia de manipulación que busca uniformar el pensamiento y borrar identidades bajo la máscara de la neutralidad. Defender la lengua como patrimonio cultural significa reivindicar un uso inclusivo, pero auténtico, nacido de la experiencia de los pueblos y no de agendas impuestas desde el exterior.

En palabras de Paulo Freire (1970), la liberación comienza con el acto de nombrar el mundo desde la propia voz, no desde palabras ajenas impuestas por otros. Ese es el verdadero lenguaje inclusivo: el que humaniza, emancipa y dignifica.

REFLEXIÓN FINAL

El reto no está en hablar “con x” o “con e”, sino en construir un lenguaje que refleje respeto real, igualdad concreta y justicia social. La manipulación globalista quiere convertirnos en autómatas que repiten consignas, pero los pueblos necesitan ser protagonistas de su palabra. El idioma no debe ser un instrumento de control, sino una herramienta de liberación. Defender el verdadero lenguaje inclusivo es defender la libertad de hablar con dignidad, sin arrodillarse ante agendas impuestas.

REFERENCIAS BIBLOIGAFICAS.

1.      Bourdieu, P. (1991). Language and symbolic power. Harvard University Press.

2.      Chomsky, N. (2017). Who rules the world? Metropolitan Books.

3.      Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI.

4.      Lakoff, G. (2007). No pienses en un elefante. Editorial Complutense.

 

 

 

 

SAN SALVADOR, 3 DE OCTUBRE DE 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario