jueves, 15 de febrero de 2018


                POR: EDUARDO GALEANO. EL DERECHO AL DELIRIO BREVE INTRODUCCIÓN.Qué tal amigos y amigas  porque no  hacemos uso por un momento,   de un derecho que nos es inherente a todos los seres humanos.  El derecho a pensar, el derecho a decir nuestra palabra, a expresar nuestro mundo y verlo de los colores que lo queramos ver.Ese derecho que  se ve cada día violado, por la sociedad del consumo, la educación  que nos proporciona el sistema educativo, la Universidad,  la familia, los medios de incomunicación, los funcionarios públicos, los presidentes  que son parte de las estructuras de dominación. Por la burguesía, que nos oprime y nos impide el derecho de soñar, de pensar otro mundo.  Acompañemos al gran escritor Uruguayo Eduardo Galeano con este precioso poema. El derecho al delirio. (MSc. José Israel Ventura)EL DERECHO AL DELIRIO.¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor;El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha o el lavarropas;Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;Nadie vivirá para trabajar pero todos trabajarán para vivir;
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;Los cocineros no creerán que a las langostas les encante que las hiervan vivas;Los historiadores no creerán que a los países les encante ser invadidos;
Los políticos no creerán que a los pobres les encante comer promesas;
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»;Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar;Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;Seremos imperfectos porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada como si fuera el primero y, cada noche como si fuera la última.     



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